Scarface viejuno: ‘Atrapado por su pasado’ de Brian de Palma

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Título: Carlito’s Way. Director: Brian de Palma. Guión: David Koepp (Novelas: Edwin Torres). Duración: 141 minutos. Año: 1993. País: EE.UU. Género: Thriller. Reparto: Al Pacino, Sean Penn, Penelope Ann Miller, James Rebhorn, John Leguizamo, Luis Guzmán, Viggo Mortensen, Ingrid Rogers, Julieta Ortega, Joseph Siravo, Adrian Pasdar, Richard Forojny, Jorge Porcel, Paul Mazursky, John Ortiz, Jon Seda, Chuck Zito, Marc Anthony, Frank Minucci. Productora: Universal Pictures, Epic Productions. NOTA PANDORA: 7.5/10. No recomendada para menores de 18 años.

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En 1983 Brian De Palma y Al Pacino nos llevaron a una ciudad de Miami dominada por la corrupción, la violencia y latinos con muy mala baba. 10 años después De Palma había tocado la gloria con “Los intocables de Elliot Ness” (1987) y se había estrellado en la taquilla con “La hoguera de las vanidades” (1990). Al Pacino por su lado había tocado fondo tras “El precio del poder” (1983), pero resurgió a principios de los 90 con “El padrino. Parte III” (1990), “Dick Tracy” (1990) y “Esencia de mujer” (1992), que le reportó su, por ahora, único oscar. Pero Pacino tenía una espinita clavada con aquel “Scarface” tan denostado en su momento y que estaba empezando a ser valorada críticamente en 1993, por lo que cuando le ofrecieron hacer otro mafioso latino, tuvo claro a quien llamar.

Sinopsis

Finales de los 70. Carlito Brigante (Al Pacino) es un antiguo mafioso que tras estar unos cuantos años en la cárcel, ha salido  por una serie de triquiñuelas legales esgrimidas por su amigo y abogado David Kleinfeld (Sean Penn). Pero Brigante se ha dado cuenta en la cárcel que el mundo de la calle debe quedar en atrás y decide volverse honrado, pero el pasado le persigue y ni el amor de  de Gail (Penelope Ann Miller) puede evitar que el destino se cumpla.

La historia de Carlito Brigante

2En la época de “Serpico” (1973), Al Pacino conoció al juez Edwin Torres, quien por aquella época estaba redactando el libro “Carlito’s Way” y es que estaba fascinado por la historia real de Carlito Brigante, un mafioso hispano de su barrio, que fue una leyenda en las calles y que posteriormente trató de redimirse. Esta historia sedujo a Pacino quien, a finales de los 80, se comprometió a protagonizar la adaptación de la segunda novela dedicada a Brigante, “After Hours”, en la que el antiguo traficante trata de redimir sus pecados. En esta primera tentativa el actor que iba a dar vida a Kleinfeld iba a ser Marlon Brando, por lo que podría haber sido una reunión realmente interesante, pero al final la cosa no cuajó.

La gran repercusión que tuvo la recuperación de Pacino –más a nivel de crítica que de público, todo sea dicho– con “El padrino. Parte III”, “Dick Tracy”, “Glen Garry Glenn Ross. Éxito a cualquier precio” y “Esencia de mujer”, le permitieron retomar el proyecto de Brigante. Aunque Abel Ferrara estuvo al mando en un principio, pronto abandonó y Pacino nunca olvidó el gran trabajo de De Palma y lo injusto del fracaso que vivió, por lo que llamó al director de “Mission: imposible” para resarcirse de aquella injusticia. El director lo rechazó, pero el gran guión de David Koepp y su precaria situación en la industria, le hicieron tomar, para bien de todos, las riendas del proyecto.

No quiero otro clímax en las escaleras de una estación de tren

Aunque el título original de la película es “Carlito’s Way”, que es el título de la primera novela sobre Carlito Brigante, realmente esta está basada en la segunda novela, “After hours”. Esto se hizo así para que el público no la confundiera con la aquí también rebautizada película de Martin Scorsese “Jo, qué noche” (1985). Se eligió rodar la segunda novela porque por edad Al Pacino ya no daba el tipo de joven narco portorriqueño.

3Para el papel de Kleinfeld se contrató a Sean Penn, quien había trabajado con De Palma en “Corazones de hierro” (1989). En aquella época Sean Penn era más conocido por su conflictivo matrimonio con Madonna y sus problemas con el alcohol, así que llevaba sin hacer nada casi 3 años cuando el director de “Carrie” le llamó. Como lo que quería hacer realmente era dirigir “Cruzando la oscuridad” (1994) aceptó el papel.  El que aceptara sólo por la pasta no quita que hiciera un espectacular trabajo de composición, ya que esta fue la primera vez que se reconoció a Penn como el gran actor que hoy está considerado. Eso sí, como era costumbre en él dio un buen numero de problemas a la producción. De hecho De Palma no tiene precisamente muchas ganas de volver a contar con él.

Para el papel de Gail hubo problemas. No había muchas actrices que quisieran bailar un número erótico. Finalmente Al Pacino llamó a otra atractiva rubia para hacer de la novia del mafioso latino, cambiando a la Michelle Pfeiffer de “El precio del poder” por  Penelope Ann Miller. Realmente Pacino tenía un interés más allá del papel para Miller, ya que ambos acabaron liados, pero Pacino tenía una relación con otra actriz en ese momento y cuando la Miller contó emocionada ella lo de su relación con el ganador del Oscar en los medios de comunicación durante la promoción del film, Pacino la dejó. Culebrones de rodajes, ya se sabe.

4La totalidad de la filmación se hizo en Nueva York. Hay varias escenas rodadas en el Harlem hispano y la escena final de la huida iba a tener lugar en las torres gemelas, pero acababan de sufrir su primer ataque terrorista, por lo que fue denegado el permiso de rodaje. Se decidió entonces rodar en la estación de tren  Grand Central de NY, aun a pesar de las reticencias de De Palma, que veía cómo la crítica le iba a recriminar que repitiera el sublime tiroteo de la estación de tren de Chicago de “Los intocables de Elliot Ness”. Por si fuera poco, aunque fue de escasa consideración, hubo un pequeño incendio y aquellos desperfectos pusieron aún más en tensión a un De Palma que se jugaba el todo por el todo.

El destino de Carlito: Una tragedia

El guión original daba comienzo en un hospital, con Carlito Brigante con un agujero de bala. Finalmente esto se cambió por una estación de tren y la verdad es que poco más adecuado, porque el tren simbolizaba para Carlito el fin de una vida. No estoy destripando nada, en los títulos de crédito ya vemos a Pacino sobre una camilla recitando una maravillosa frase: “Los hijos de puta siempre te disparan de noche, cuando lo único que hay es un médico de guardia novato con un cerebro somnoliento”. Así comienza la película y así sabemos que acabará, sabemos que Brigante está predestinado a recibir una bala. Como en “El Padrino. Parte III”, el avejentado mafioso quiere salir del mundo criminal en que se haya, pero las circunstancias le vuelven a atrapar una y otra vez, porque el mundo que le ha rodeado toda su vida es ese así que, si realmente quiere cambiar algo, ha de huir de ahí.

6Ya desde que pone el pie en la calle todo el mundo piensa que Carlito está de nuevo en el negocio, tanto los antiguos socios como la policía, por lo que nadie quiere dejarle en paz. Una y otra vez le atacarán, pero Carlito es listo y sabe sacar beneficio siempre. Cuando su primo muere en un ajuste de cuentas, el ex-convicto consigue un dinero con el que se hace con el mando de un garito que regentará al más puro estilo de Humphrey Bogart en “Casablanca” (1942). Allí llegarán antiguos socios venidos a menos como Lalin (Viggo Mortensen), quien ahora está en una silla de ruedas, o niñatos arribistas que quieren tomar el trono que Carlito abandonó, como Benny Blanco (John Leguizamo).

Pero realmente lo del garito es un mal necesario para reunir el dinero suficiente para huir a las Bahamas con Gail, el amor de su vida. Gail, por su lado, es un juguete roto. Una antigua bailarina de ballet que ya ha cumplido una edad y que no ha llegado a nada, por lo que se ha tenido que reciclar en bailarina de Top-less. Al llegar su antiguo amor, por un lado siente que puede volver a su juventud, cuando era una promesa, pero por otro lado, puede volver a enamorarse de un hombre que lo mismo va a la cárcel, que puede morir en una reyerta.

5David Koepp impregna con hálito de fatalidad cada página del guión. Cada personaje es esclavo de sus decisiones y de su forma de vida, cada uno recibe lo que está escrito para él. Si, si, en el libro no es así, pero, ¿qué más da?, porque esta tragedia a la que estamos abocados roza lo sublime y como en la posterior “Heat” (1995), también con Pacino, a veces la decisión más insignificante, el cabo suelto, es la que te cambia todo.

Koepp tiene en su currículum grandes films de acción y aventuras, casi todos demostrando su solvencia, pero la adaptación de la obra de Edwin Torres sigue siendo su trabajo más redondo, más profundo y se puede decir que está escrito en estado de gracia, ya que cada frase dice lo que quiera decir el personaje, pero a la vez relata un mundo interior.

Un De Palma desencantado

Como dije en su momento, Brian De Palma narró dos veces la historia de Al Capone en los 80, en “El precio del poder” y en “Los intocables de Elliot Ness”, por eso era reticente a volver al mundo hispano mafioso, porque ya lo había hecho. Pero la esencia de “Atrapado por su pasado” es bien distinta a la de los films que acabo de citar ya que, aunque sí que entra dentro de ese mundo, nos encontramos más ante un drama intimista que ante una epopeya mafiosa.

1Este es el drama en que un hombre que llegó a ser una figura destacada en su mundo, pero cayó. Fue condenado y que ahora lo que quiere es redimirse. Por ahí De Palma encontró una conexión con sí mismo, ya que tras tocar el cielo con la adaptación que hizo de la popular serie de televisión que protagonizó Kevin Costner, se encontró que su drama bélico “Corazones de hierro” pasaba con más pena que gloria y el encargo “La hoguera de las vanidades”, le hundía en la miseria más absoluta.

Aunque su siguiente trabajo “En nombre de Caín” (1992) no fue mal en taquilla, la crítica se cebó en él, ya que De Palma había vuelto a hacer lo que también sabía, un thriller barroco, con tintes sexuales, pero lo que en otros momentos fue bien recibido, en esta ocasión se le acusó de exceso de autocomplacencia.

Es por eso que De Palma afronta “Atrapado con su pasado” con la energía más baja que de costumbre, bien porque el propio director está dolido, bien porque la propia película por su naturaleza y su protagonista lo piden, pero está con una energía menor de la habitual en De Palma. Eso sí, no se pierde la personalidad del director. Vuelve a rodar sus excepcionales Set-piéces, como la huida de prisión en barco o la escena del hospital o la extenuante huida de Carlito por la estación, pero como digo, aquí De Palma, como el propio Carlito, está cascado, ya no tiene la energía de antes y aunque es capaz de salir adelante, se oye el resuello.

Al Pacino, mafioso por sexta vez

8Volver a ser Michael Corleone le valió a Al Pacino una candidatura a los Globos de oro y el mafioso de “Dick Tracy” (1990)  le valió una nominación al Oscar, así que Pacino tenía claro que quería contar la historia de Carlito Brigante y volver a ser mafioso por sexta vez. Aquí Pacino hace un mix entre el desaforado Tony Montana y el inteligente Michael Corleone, a los que suma la edad ya que tenía 52 años cuando rodó la película. Poco más se puede decir de su composición y poco menos que brillante se puede decir de su trabajo.

Brian De Palma sabe que, a diferencia de lo que muchos nos quieren vender, el cine es artificio. Da igual lo que cuentes mientras que esto quede bien, por eso la leve ambientación en los 70 y por eso contrata a una gran cantidad de actores jóvenes que no dan la edad para ser compañeros de Carlito. Así la bella Penelope Ann Miller, con 30 años en el momento del estreno del film debía haber tenido apenas 20 cuando estuvo con un cuarentón Carlito Brigante o Viggo Mortensen, que tuvo que ser un adolescente con actitudes criminales, para acompañar a Brigante en sus actividades delictivas. Pero da igual, tanto uno como otro están excepcionales. Quedan bien, bordan sus interpretaciones y no te fijas en esos detalles. También correctos están los latinos Luis Guzman y John Leguizamo, quienes a pesar del estereotipo, cumplen a la perfección.

7Ahora, la estrella de la función, quien roba protagonismo a todos es Sean Penn. Afeitada la entrada del pelo, rizado el cabello, unas gafas poco favorecedoras y un traje, David Kleinfeld era lo más alejado a Sean Penn físicamente que uno pudiera imaginar. Pero esto no es todo, sólo es la fachada, David Kleinfeld es un ambiguo y cocainómano abogado judío interpretado por un Sean Penn en plena forma y este fue el personaje que hizo que Hollywood viera algo más en Penn, quien, todo hay que decirlo, está descomunal. Mejor que sus interpretaciones oscarizadas.

La sombra de Tony Montana

El problema, por decirlo de alguna manera, de “Atrapado por su pasado” es que Al Pacino de mafioso latino, Brian De Palma dirigiendo, Martin Bregman produciendo, una explosiva rubia como chica del mafioso y el submundo de la droga como telón, recuerda en demasía a “El precio del poder”. La película del 83 es tan potente que se lleva por delante a esta, hecha una década después.

El mensaje es diferente. La historia es diferente. Hasta la forma de rodar es diferente. Pero la historia de Carlito puede ser considerada una variante de la de Tony Montana, si no hubiera muerto y hubiera ido a la cárcel. No es posible, vale, pero esa es la percepción generalizada.

“Atrapado por su pasado” ha sufrido el mismo destino que su protagonista, ya que sus intenciones son buenas, pero no paran de recordarle su pasado violento, en el caso del protagonista, y “El precio del poder” en el caso de la película en sí.

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Se criticó en su momento que De Palma repitiera los logros del remake de “Scarface: el terror del hampa” y “Los intocables de Elliot Ness”, se miró con lupa el trabajo de Al Pacino tras un año en que recibió 2 nominaciones a los Oscar, ganando la estatuilla al mejor actor y se miró de soslayo el guión, por ser del escritor de “Parque Jurásico”. “Atrapado por su pasado” fue sobre criticada en su momento y eso jugó en su contra en el 93. Es por esto que este trabajo, mucho más sutil y más dramático, no ha tenido el mismo reconocimiento con los años que el film guionizado por Oliver Stone. Sin embargo Cahiers du Cinema la eligió la mejor película de los 90.

Es algo así como el caso de “¿Que fue de Baby Jane?” y “Canción de cuna para un cadáver”, ambas de Robert Aldrich con Bette Davis de protagonista. La primera fue tal pelotazo que impidió la correcta percepción del segundo, aún a pesar de que el segundo profundiza más en otros detalles, por mucho que sea un mundo parecido.

Así que valoro. Gran guión. Gran dirección. Magnífico trabajo actoral. Sublime banda sonora de un inusual Patrick Doyle, buena ambientación … todo en esta película es magnífico, pero el que deliberadamente esté rodada con una energía a medio gas, como el propio personaje, juega en contra del film, porque nos remite al exceso de “El precio del poder”, donde se llegaba al paroxismo. Así que si a aquella le poníamos un 8, a esta le pondremos un 7,5. Y recomendable 100%.

Los números

Con un presupuesto de 30 millones de dólares, la recaudación en EE.UU. del film fue de 37 y en el resto del mundo otros 27. A día de hoy la película hubiera costado unos ajustados 54 millones de dólares y hubiera recaudado 67 millones en EEUU y 49 en el resto del mundo.

Como se ve no fue un gran éxito. De hecho su exhibición en cines, aunque no se puede decir que fuera mala, no dio dinero. Fue sin embargo su edición en vídeo gráfica lo que la hizo una película popular. Tal fue la venta y alquiler en formato domestico del film, que en 2005 se adaptó la primera novela de Edwin Torres en una película directa para vídeo y dirigida por el hijo del productor de “Atrapado por su pasado” en la que incluso volvíamos a ver a Luis Guzman como Nacho Reyes acompañando al joven Carlito. La película se titula “Carlito’s Way: Rise to the power” y no la estoy recomendando porque, aunque el autor aplaudía la fidelidad al texto, la peli es un bodriete.

Hemos repasado desde Pandora Magazine la trilogía de “El precio del Poder”, “Dick Tracy” y ahora “Atrapado por su pasado” y tenemos a medias la Saga de “El padrino”. Tras todo este rosario de grandes películas en las que Al Pacino está entregado en cuerpo y alma al mundo del hampa, sólo volvería a ponerse en la piel de un criminal, pero esta vez sería un raterillo de segunda y cediendo el protagonismo a Johnny Depp en la película “Donnie Brasco”.

Redacción: Juan Pablo Pérez-Padial

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.