Cine negro de colores chillones: ‘Dick Tracy’ de Warren Beatty

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Título: Dick Tracy. Director: Warren Beatty. Guión: Jim Cash, Jack Epps Jr.. Duración: 120 minutos. Año: 1990. País: EE.UU. Género: Cine Negro, Acción, Comedia. Reparto: Warren Beatty, Charlie Korsmo, Al Pacino, Madonna, Glenne Headly, William Forsythe, Ed O’Ross, Dustin Hoffman, Mandy Patinkin, Paul Sorvino, Seymour Cassel, James Keane, Charles Durning, Dick Van Dyke, R.G. Armstrong, James Caan, Colm Meaney, Kathy Bates. Productora: Touchstone Pictures, Silver Screen Partners IV. NOTA PANDORA: 6.5/10. Todos los públicos.

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Una ciudad oscura marcada por la violencia, dominada por la corrupción política y policial, la mafia y por bellas y mortales femmes fatales. Entre tanta escoria hay un policía que trata de hacer su trabajo decentemente, pero los corruptos tratan de eliminarle. Si además decimos que se imita el cine negro de los cuarenta, que está inspirado en un cómic y que su estilización de una ciudad a base de cromas y la inclusión de colores chillones son su marca personal, probablemente parezca que hable de “Sin City” (2005), pero no. Estamos hablando de una película de Disney –aunque parezca difícil imaginarlo– rodada 15 años antes: “Dick Tracy”.

Sinopsis

Big Boy Caprice (Al Pacino) es un capo gordo de la mafia que da un golpe liquidando a la competencia, entre los que están Spaldoni (James Caan) o Labios Manlis (Paul Sorbino), quien es el dueño del club donde trabaja una auténtica Femme fatal, Suspiros Mahoney (Madonna). Dick Tracy (Warren Beatty), un policía empeñado en acabar con Caprice, tiene que interrogar a Suspiros, pero con lo que no cuenta es con el atractivo de la cantante, lo que hace peligrar su relación con Tess Truehart (Glenne Headly).

83 años de historia

Dick Tracy nació en 1931 de la mano de Chester Gould. En su nacimiento era un cómic detectivesco que reflejaba toda aquella corrupción y decadencia en EE.UU. en los años 30, los de la gran depresión y la ley seca. Como ocurre en los cómics de Batman o Superman, estos han ido evolucionando y actualizándose con el tiempo. Aunque empezó siendo un cómic Noir, en los 60 se decantó por la ciencia ficción, con una serie de aventuras en la luna y en los 70 tuvieron a un compañero hippy. A día de hoy, tras 83 añazos de historia, se siguen publicando los cómics del detective.

En cuanto a sus adaptaciones a otros medios tenemos de todo, seriales de radio, seriales de cine, un par de largos, series animadas y un episodio piloto de una serie que nunca se llevó a cabo y hecha por el mismo equipo y el mismo tono que el Batman de los 60. Vamos, si hasta hay algún videojuego.

Este es el episodio piloto de la serie tipo Batman, pero eso sí, aviso que está en inglés y sin subtítulos.


Una cabezonería de Warren Beatty

El intérprete de “Esplendor en la hierba” (1961) llevaba desde 1975 tratando de hacer una película sobre el personaje. Aunque hoy día la imagen de Beatty sea más que difusa para el cinéfilo actual, gracias sobre todo a su multitudinaria vida sexual, hay que decir que sin él y Dennis Hopper el llamado nuevo cine americano de los 70, con Coppola, Scorsese y Polanski a la cabeza, quizá no hubiera existido.

2Él fue quien se empeñó en hacer “Bonnie & Clyde” (1967), una película protagonizada por villanos, que habla de forma poco velada de la impotencia sexual y del sexo en sí, algo aún tabú en los 60, con  una muy sangrienta escena para la época y que sobre todo, editada al más puro estilo europeo. En un principio hubo un rechazo total a la película, pero su éxito abrió las puertas a nuevas formas de hacer cine y a nuevos autores. También situó al hermano de Shirley Mcclane como uno de los estandartes del cine de los 70. Y hablando de los 70, si miramos algunas de las grandes películas de su primera mitad, vemos que tienen un rollo cine negro retro que viene marcado precisamente por el éxito de “Bonnie & Clyde”. Así podemos poner a “El Padrino” (1972), “El Padrino. Parte II” (1974) o “Chinatown” (1974) como los máximos ejemplo de la re-visitación de retro Noir y como grandes clásico imperecederos. Si miramos la segunda mitad de los 70 vemos que “Superman, la película” se convirtió en un éxito descomunal y la adaptación televisiva de Batman en los 60 todavía perduraba en el colectivo cultural americano.

Warren Beatty, que de tonto tiene lo que de cardo borriquero, recordó los cómics de Chester Gould que leyó en su infancia y pensó que podría unificar ambos elementos. Luchó por los derechos cinematográficos del personaje hasta casi los 90, cuando finalmente se pudo hacer con ellos. Hay que decir que aún hoy día mantiene a base de alguna triquiñuela legal incluida.

Por desgracia no pudo sacar el proyecto adelante hasta 15 años después, pero mientras hizo su debut como director y se llevó el Oscar por esa misma labor por la película “Rojos” (1981), hoy injustamente olvidada.

41978. Se estrena “Superman, la película”. Como consecuencia de su éxito se estrenan otras adaptaciones de héroes de comic, radio y revistas pulp como eran “Flash Gordon” (1980), “Popeye” (1980), “La leyenda del llanero solitario” (1981) y “Conan, el bárbaro” (1982) entre otras. Como es de suponer las había buenas como “Conan” o truños del calibre de “El llanero solitario”. En 1989 se repite la historia. Se estrena “Batman” de Tim Burton que arrasa y surgen un sin fin de adaptaciones, como son “Rocketeer” (1991), “La máscara” (1994), “La sombra” (1994), o “El cuervo” (1994).

Tras el trasiego de 15 años del proyecto, en el que pasó por varios directores –entre ellos Spielberg–, varios estudios e incluso se barajaron varios intérpretes –entre ellos ¡Clint Eastwood!– propiciado por los bailes empresariales primero y por la fama de derrochador de Beatty después, alguien por fin dio luz verde. El CEO de la Paramout en la época de “Rojos”, Michael Eisner, acababa de desembarcar en Disney y dio un golpe de timón a la productora de Mickey Mouse. Por el lado de la animación dio luz verde a “La sirenita” (1989), “La bella y la bestia” (1992), “Aladdin” (1993) y “El rey león” (1994) y en cuanto a imagen real produjo “Pretty Woman” (1990). Como se puede ver el padre del director de “Sahara” (2005) tuvo una vista espectacular en aquella época. No es casualidad pues que escuchara y apoyara la arriesgada propuesta de Beatty para aprovechar el tirón de la Batmanía.

Un reparto irrepetible

Para atraer a las audiencias, el entonces sólo productor Warren Beatty empezó a meter a caras conocidas, algunos de ellos coleguitas de los 70 como James Caan, Michael J. Pollard o Dustin Hoffman, interpretes legendarios del Disney clásico como Dick van Dyke o actores que se estaban haciendo un hueco en Hollywood como Mandy Patinkin o la ganadora del Oscar a mejor actriz de ese año Kathy Bates. Algunos con un papel más extenso, otros apenas un par de palabras como es el caso de Bates, pero llenó el cartel de grandes nombres, aunque eso sí, estaba claro que necesitaba un trío de peso para hacer de el héroe, la chica y el malo.

Tras tantos años moviendo el proyecto se auto designó como protagonista y finalmente decidió que sería su tercer largo como director. De esta manera ya tenía cabeza de cartel. Para la chica puso a la que era su novia en ese momento, Madonna. Ella sería la femme fatal, cantante para más señas, que descolocaría tanto a Tracy como al villano. Y hablando del villano, faltaba ese gran intérprete que al estilo Jack Nicholson en “Batman” fuera la guinda del pastel.

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Al “Big Boy” Caprice en los cómics era una parodia de Al Capone y se pensó que lo ideal sería que alguien que le había interpretado hiciera esta especie de parodia/homenaje. Durante los 80 Brian De Palma había traído a la pantalla a Capone en dos ocasiones, la primera como la actualización ochentera en la película que comentamos hace un par de semanas, “El precio del poder” (1983) y la segunda en la lujosa adaptación de la serie de los 50, “Los intocables, de Elliot Ness” (1987). Curiosamente ambas encarnaciones estaban realizadas por dos Padrinos, Al Pacino y Robert De Niro respectivamente. Beatty se lo ofreció a los dos. Pero mientras DeNiro aún seguía embarcado en películas “serias” y de autor, Al Pacino aceptó auto-parodiarse.

Tras la relativa decepción de “El precio del poder” y el destrozo que hizo la crítica del film, Pacino pasó casi toda la década de los 80 por una etapa de depresión en que se dio al alcoholismo en plan salvaje, en la que sólo rodó una película, que además de ser un fracaso, era un coñazo de los grandes, “Revolución” (1985).

Me río yo de Sin City

En la introducción daba una descripción de “Dick Tracy” en la que podíamos encajar al héroe de la gabardina amarilla dentro del mundo creado para “Sin city” por Robert Rodríguez y Frank Miller. De hecho no es casual. Chester Gould fue una de las referencias de Will Eisner como autor de cómics y este a su vez de Frank Miller. Esas ciudades tan propias del Noir de los 30 y 40, llenas de violentos mafiosos pasaron de Gould a Miller, por lo que en cierta medida había un contacto visual. Por otro lado Beatty y el director de fotografía italiano Vittorio Storaro –responsable de la imagen de, atentos que quita el hipo “El último tango en París” (1972),  “Apocalipse now!” (1979), “Rojos”, “El último emperador” (1987), “Corazonada” (1982), “Flamenco” (1995) o “Goya en Burdeos” (1999)”– decidieron dar al film un tono único, acercándose a la estética de las publicaciones dominicales originales, por lo que utilizaron colores básicos de los cómics clásicos, por lo que vemos colores puros como paleta de todo el film, por lo que amarillos, rojos, verdes y azules están presentes con grandísima intensidad. También se optó porque la ciudad fuera lo más cercana posible al cómic y esta está hecha en su gran mayoría por enormes decorados, pero también por un gran número de los primeros cromas digitales del cine, que construyen una ciudad entera salida del lápiz de Chester Gould. Visualmente es impactante todo el film, quizá no tanto como la película de Rodríguez y Miller, pero consiguen algo muy similar con unas herramientas apenas existentes en 1990.

3Recuperado, aceptó hacer un mediocre y sobrevalorado film que es “Melodía de seducción” (1989), que funcionó bien en taquilla y le granjeó una nominación a los globos de oro. Con las pilas puestas aceptó el papel de “Big Boy”, su quinta interpretación como mafioso. Eso sí, en los cómics de Chester Gould Caprice era rechoncho y sin nariz y el maquillaje de Pacino… bueno, eso entra dentro de la producción del film, y esta fue ciertamente espectacular.

Para rematar la jugada se decidió darle una gran importancia al aspecto visual de los villanos del film, haciendo que estos fueran totalmente reconocibles por los lectores de las tiras originales. En los 80 fueron muy dados a las prótesis faciales, así que tiraron de mucho maquillaje para hacerlo. Si bien hay algunos a los que casi dejaron igual, muchos de los actores tras las máscaras están irreconocibles. Como decía antes todos los villanos estaban en la línea del cómic, menos Pacino, que decidió reírse de sí mismo en lugar de perderse en el personaje. Así que trabajó mano a mano con el departamento de maquillaje para ser una parodia de sus mafiosos de “El Padrino” y “El precio del poder”. Comentaban sus maquilladores que jugaron a Mr. Potato con Pacino y viendo las fotografías del rodaje se ve que no sólo lo hicieron, sino que además se lo pasaron en grande. Es más, casi todos los actores, menos Sean Young que fue despedida, se lo pasaron en grande haciendo el mendrugo durante el film.

De hecho sólo hay dos personas que acabaron mosqueados del rodaje, la quejica Sean Young, quien salvo “Blade Runner” (1982) fue descartada para “En busca del arca perdida” (1981), “Batman”, “Batman Vuelve” (1992)… y alguna que otra más –si hasta rodó papeles para dos películas de Woody Allen y fue eliminada de ambas– y Danny Elfman quien flipó con el comportamiento obsesivo de Beatty a la hora de llevar las riendas de una película. En eso coincide con Tarantino, quien acabó despidiéndole en favor de David Carradine para ser Bill en el archifamoso díptico “Kill Bill” (2003-04), pero es que ¡vaya par de egos descomunales se juntaron!.

Un gran musical

En 1984 Francis Ford Coppola se hizo con las riendas del musical “Cotton Club”. Siguiendo la estela de “Cabaret” (1972) e intentando quitarse la espina de “Corazonada” (1982), las canciones apoyaban la historia, pero no la interrumpían. También fracasó, así que se dejó de musicales. A Beatty, teniendo a una cantante y bailarina tan versátil como es Shirley McClane como hermana también le dio por ahí. El primer corte de la película por lo visto duraba 135, por lo que se quedaron en la mesa de montaje 35 minutos, que probablemente serían en su mayor parte actuaciones en el club que Labios Manley primero y Big Boy después regentan. Aunque hay bastantes números musicales, dado el fracaso tan sólo 6 años antes de un musical gansteril de Coppola, lo aconsejable era podar tanta música de la trama. De hecho, si escuchamos la banda sonora original “I’m breathless”, que es como se tituló el disco de Madonna, hay varias canciones como “I’m going bananas” que entroncan directamente con el espectáculo musical que Suspiros (Breathless/ Madonna) Mahoney interpreta, pero sin embargo no hay ni rastro de ellas en el film.

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A pesar de todo, la cinta se llevó el Oscar a mejor canción original por el tema compuesto por la leyenda del Broadway Stehphen Sondheim. Hay que mencionar, ya que hablamos de Broadway, que las coristas del club eran auténticas estrellas de los musicales neoyorkinos, pero como Madonna, tuvieron que vulgarizar y mediocrizar sus interpretaciones en función de los gustos del mafioso dueño del club.

En cuanto a la composición musical en sí es de un brillante Danny Elfman. Convertido en el compositor de comics por excelencia, ya que compuso la BSO del díptico “Batman” de Tim Burton, la serie de TV ‘Flash, el relámpago humano’ (1990/91), “Dick Tracy”, la trilogía “Men in Black” (1997/2002/12), “Hulk” (2003), dos de la trilogía de Sam Raimi de “Spiderman” (2002/04), “Wanted” (2008) y “Hellboy II: El ejército dorado” (2008), ejecuta aquí una partitura enérgica y brillante, muy alejada de la habitual vena sosa que tiene actualmente, supongo que influenciada por su amigo Tim Burton, que está a la par de aburrido. No soy experto en música, así que resumiré su trabajo diciendo que se agradece escuchar todos los trabajos de este hombre hasta “Mars Attacks” (1997).

¿Una película para niños?

7El guión, por más que sea una película supuestamente para niños, está lleno de asesinatos, traiciones, mentiras e insinuaciones sexuales. Es una trama compleja la de “Dick Tracy”, con conspiraciones, reuniones de mafiosos en el que si uno se niega a un plan maestro, muere (Al Pacino repetiría eso mismo ese mismo año en “El padrino. Parte III”), un personaje misterioso que va eliminando a gente de ambos bandos cual Clint Eastwood en “Por un puñado de dólares” y un fiscal general corrupto. Es evidente la intención del director y los guionistas de hacer una película de género a la antigua, incluidas las míticas réplicas del cine clásico como cuando a Tracy le dice que si se va a presentar a alcalde y el dice “Soy un sabueso, no voy a bajar de categoría” o las evidentes respuestas sexuales de Suspiros como cuando Big Boy le dice “A mi lado una chica o lleva un visón, o no lleva nada” y ella repone “de las dos formas estoy bien”, aunque más evidente es la vez en que el héroe le pregunta si conoce un coche y ella espeta “lo que busco es un buen conductor que sepa meter bien las marchas” en que la tensión se sexual se corta en el aire, aunque no menos brillante es en la que a la amenaza del policía “Legalmente podría llevarte a la comisaría a hacerte sudar bajo los focos” ella susurra, “Sudo mucho mejor a oscuras”.

Evidentemente, esto no es para niños. Para ellos tenemos un montón de golpes, la historia del chico que no para de comer y que al final, tras sentir en el policía la figura paterna que le faltaba, acabará convirtiéndose en Dick Tracy Jr.  Ah, y las frases tontas de Big Boy, intentando quedar de culto y haciendo ver que es un patán. Muy divertidas, pero muchos no lo pillarán.

Homenaje al cine negro

La película comienza bajo los compases de Danny Elfman, con una placa de policía, un arma y una radio tipo años 40, que nos relata una serie de atrocidades que terminan con la frase “… ninguna mano ha sido alzada para protestar”. Tras esto vemos el título que no es otro que Dick Tracy. Acto seguido vemos su icónico sombrero amarillo colgado en una pared roja y una mano alzada para cogerlo. En apenas 40 segundos Warren Beatty ha presentado la ciudad, la situación en la que se encuentra, la época, al personaje y su labor como héroe.

6Pero aún queda presentación. Tras esto un plano aéreo digital muestra la miseria de la ciudad y vamos a los muelles. Allí el “Chico” (Charlie Korsmo) está rebuscando comida entre los cubos de basura. Su curiosidad le lleva a entrar en un garaje lleno de mafiosos –les vemos sacar sus armas cuando oyen a un gato– que juegan a las cartas. De repente entra un coche lleno de matones que con su Tommy acribillan a los jugadores, en una clara referencia a la masacre del día de San Valentín.

Pasamos una toma en sombra donde vemos a Dick Tracy y su famoso reloj-transmisor. Bueno, lo siguiente es la presentación en plano frontal del detective y su odio por Big Boy Caprice, su odio por ser un chupatintas, ya que a él lo que le gusta es patrullar y su amor por TessTruehart su chica. Tracy, indignado por que quieran hacerle jefe de policía, ya que él quiere permanecer como detective, dice “Es tan probable que yo sea jefe de policía como que yo cambie de chica”, mientras empezamos a escuchar los primeros compases de “Sooner or later (I always get my man)”, la composición que Stephen Sondheim hizo para que interpretara Suspiros Mahoney, o lo que es lo mismo Madonna. “Tarde o temprano, siempre consigo a mi hombre”, canta la émula de Gilda presentándonos el conflicto amoroso que tendrá el detective. No me voy a perder más en analizar y digo ya que estos primeros compases me parecen sinceramente magistrales. Eso, para los que cada vez se tragan más y más bodrios de origen televisivo y supuestas películas para intelectuales rodadas por enfermos de Parkinson, se llama narrativa audiovisual.

Lo malo es que no consigue este nivel durante toda la cinta, aunque se mantiene muy por encima de la media.

Beatty no sólo hace homenaje al cine negro clásico con los mafiosos, las Tommy gun, la femme fatal y las coristas, sino que también introduce elementos de modé en cuanto a la narración fílmica, como pueden ser los periódicos con los titulares que van directos a pantalla o los interludios musicales que nos narran visualmente el paso del tiempo. Todos ellos son reminiscentes a ese cine que ya había quedado ya muy atrás en el tiempo cuando se rodó la película.

Tu cara me suena

En cuanto a las interpretaciones hay de todo. Los villanos, que son los que están bajo las prótesis faciales, son en su mayoría grandes actores, así que el látex no les resta ni un mínimo de brillantez a su composición. Ya he mencionado antes a James Caan o Dustin Hoffman, pero tenemos al inmenso Paul Sorvino, William Forsythe, Ed O’Ross, James Tolkan, Henry Silva… y a Charles Durning o Seymour Cassel como los policías. Todos ellos son secundarios, pero entre los intérpretes principales tenemos a unos correctos Glenne Headly y Charlie Korsmo como Tess Truehart y el “Chico”. Mandy Patinkin demuestra su versatilidad ya que tras ser el Iñigo Montoya de “La princesa prometida” (1987) y el policía alienígena de “Alien nación” (1988), se marca unos números musicales con Madonna, aunque ya había hecho “Yentl” (1980) con la Streisand, así que tenía experiencia. De Madonna se puede decir que es la interpretación más floja, ya que empeñada en poner cara de devora hombres, hay veces que se le va el punto y parece más fumada que seductora, pero bueno, no está mal. Warren Beatty, quien siempre había jugado a ser o seductor o calzonazos, aquí tira por el rollo tipo duro. No está mal, da el pego, aunque en ocasiones su propia labor de director juega en su contra, porque hay momentos en los que debería ser intenso y por poner cara interesante y le pasa como a Madonna, se le va y parece fumado. Pero sigo diciendo, es un buen trabajo. Ahora, quien esta que se sale es Al Pacino, quien se la juega totalmente y gana. Su interpretación desmesurada, caricaturizando su labor como Tony “Scarface” Montana es hilarante, pero no imbécil, porque realmente vemos al villano que puede atemorizar a los habitantes de una ciudad. No es una burda patraña como nos tienen acostumbrados en las películas infantiloides de Hollywood. Realmente Al Pacino es el roba planos de esta película. Estaba claro que la nominación al Oscar estaba asegurada. Lástima que al ser comedia era difícil que se llevara el premio y más aún cuando competía con otro mafioso peligroso, Joe Pesci en “Uno de los nuestros” (1990).

Valoración

Aunque he alabado sin cesar el trabajo de iluminación, colores primarios y toda la fantasía que la película supone, he de decir que no está del todo logrado. Hay momentos que la imagen queda sucia y se aleja de la estética que se quiere seguir, pero aún así es un trabajo impresionante. Se lo puedo perdonar. Puedo perdonar la descompensada interpretación de Madonna que no termina de ir más allá de la típica mujer sexual, que otra buena actriz (¿Annete Bening?) podría haber convertido en un torrente de pasión. Incluso perdono algún momento en que la trama se pierde, imagino por los cortes obligados por la productora. Lo que de verdad me chirría y no perdono es la indefinición, porque en ocasiones es un Hard Boiled puro y duro, con detectives, mujeres pérfidas de buen fondo y muy sexuales y muchos asesinatos, pero por otro, al intentar ser una película para niños mete cosas que para los adultos no casan. Sin duda ese es el mayor defecto de la película. Nota 6,5 y es que para mí es una delicia verla y estudiarla, que son cosas diferentes.

8En cuanto a los números, a pesar de la fama de derrochador de Beatty, el presupuesto fue de 47 millones de dólares aproximadamente, dependiendo de la fuente consultada. Para hacernos una idea, decir que tan sólo un año después James Cameron rodó “Terminator 2. El juicio final” (1991) por 100 millones de dólares, más del doble. A día de hoy el presupuesto sería de 93 millones de dólares. Alto, si, pero no descomunal, acostumbrados como estamos a las cifras de hoy, o incluso a la película de James Cameron en la época. También hay que decir que muchos de los actores trabajaron gratis, como favor personal al director e intérprete. Incluso Madonna, acostumbrada a ganar mucho más, rebajó su salario como actriz y cantante a 35.000 dólares, que debe ser lo que gana ella habitualmente mientras va al baño, dado el caché de la Ciccone.

La Disney gastó un pastizal en publicidad intentando aprovechar la estela del “Batman” de Tim Burton, pero la película era demasiado violenta para la misma productora de “Blancanieves y los siete enanitos” como distribuidora y tuvieron que cambiar a su filial Touchstone, lo cual hizo que las empresas exhibidoras dudaran del proyecto. Finalmente, aunque es la película de mayor recaudación de la carrera de Warren Beatty, las cifras no fueron las esperadas. 102 millones en EE.UU. –202 a día de hoy– y 59 en el resto del mundo –117 de 2014–, eran muy poco frente a los 411 que había logrado “Batman” tan sólo un año antes. Esto, a pesar de que el film acabó dando beneficios, impidió que se rodaran más entregas, eso si el cabezota de Beatty sigue a sus 77 empeñado en volver a interpretarle.

9Afortunadamente la crítica trató bien a la película y a todos aquellos que participaron en ella, a pesar de que hoy esté un tanto olvidada. Ya puestos, reseñar que el disco de Madonna con canciones de e inspiradas en “Dick Tracy” pegó el pelotazo, pero sobre todo por la única canción que no pertenecía a la película, “Vogue”. Supongo que ahí la cantante de “Like a Virgin” sacó toda la pasta que rebajó al trabajar con su novio.

Por su lado, Al Pacino gracias a esta película y a “El padrino. Parte III” redondeó un año magnífico que remataría dos años después con dos nominaciones más al Oscar y la estatuilla por “Esencia de mujer” (1992). Enlazando con la recomendación de un par de semanas, volvería a trabajar con Michelle Pfeiffer en “Frankie and Johnny” en 1991 y con De Palma volvería al mundo de Tony Montana en la magnífica “Atrapado por su pasado” (1993).

Finalmente el hombre en cuyas yemas de los dedos querría reencarnarse Woody Allen, rodaría al año siguiente otra de género negro “Bugsy” (1991) en donde conoció a la que sería la madre de sus cuatro chiquillos y con la que finalmente sentaría cabeza, Annete Bening.

Al final todo fue positivo para todos, ¿no?, bueno, menos para la quejica de Sean Young.

Redacción: Juan Pablo Pérez-Padial

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.