«El Padrino», una tragedia moderna (I)

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El Padrino (1972)

En las pasadas semanas hemos hablado en Pandora Magazine de los trabajos de Al Pacino como mafioso, pero deliberadamente ignorando su trabajo en la saga que le dio la fama. El por qué está claro, porque quería escribir sobre la saga en esta sección. Y si siempre que una película digo aquello “pero no es El Padrino”, aquí sí que estamos hablando de la película de Coppola. Y por cierto, ¡vaya película!

11946. Michael Corleone (Al Pacino) acude junto con su novia Kay (Diane Keaton) a la boda de su hermana Constanza (Talia Shire). A pesar de la fascinación que Kay siente por esa gran familia que está viendo en la boda, Michael le promete que nunca va a ser como su padre, Vito Corleone (Marlon Brando). Mientras, tanto Don Vito como Sonny (James Caan), su hijo mayor, se están encargando de “los negocios” de la familia y es que esta es una familia mafiosa. Pero a pesar de la dedicación de la familia, Don Vito tiene principios y se niega a traficar con drogas. Esto pondrá en pie de guerra a las diferentes familias mafiosas y es entonces cuando Don Vito es tiroteado ante la presencia de su hijo Fredo (John Cazale). Aunque Don Vito no muere, algo ha cambiado dentro de Michael, quien desde entonces toma el control de la familia.

Con todo lo que se puede contar de la película de Coppola, no sé muy muy bien por dónde empezar y sobre todo, no repetir mucho porque mira que se ha escrito sobre ella y lo que yo podría escribir. Pero voy a empezar la casa por el tejado, por los premios. Ganó tres Oscars en 1972, a mejor película, guión adaptado y actor principal para un Marlon Brando que, aunque sale menos minutos en pantalla que Al Pacino, es la esencia del film. Nominados también estuvieron Robert Duval, James Caan y Al Pacino como actores de reparto. Polémica fue la retirada de la candidatura a la partitura de Nino Rota porque la melodía principal ya había sido utilizada en la película de 1958 “Fortunella”.

Siempre que me preparo para hacer un artículo me leo cuanto libro o revista cae en mis manos y veo cada documental al que puedo acceder sobre el tema. Pero aquí he tenido un problemón, porque hay cantidades ingentes de información. Llevo casi 18 horas de documentales sobre el proceso previo y el rodaje de la película y aún no me he puesto a leer ningún libro, pero creo que ya estoy saturado, por lo que voy a resumir, que tampoco es plan de contar lo de las 18 horas.

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Francis Ford Coppola tras un par de pelis para Roger Corman es contratado para hacer un musical de bajo presupuesto para Warner. No es muy brillante, pero allí conoce a George Lucas y forman una productora, Zoetrope. Rodaron una película que se llevó el premio de San Sebastián, lo que hace que el nombre del director suene en un Hollywood en plena época de cambios. Pero Coppola se lanza a la producción de la primera película de George Lucas, que resulta un descalabro monumental que deja a la productora con el culo al aire, por lo que el padre de Sofía se vio obligado a aceptar varios trabajos alimenticios, que eran escribir “Patton” y dirigir una película basada en una novela de Mario Puzo a punto de ser editada y que ya había sido rechazada por casi todo Hollywood, dado que el tema que trataba, la mafia, había sido un fracaso en los últimos años en la meca del cine. Al ser italiano pensaron que Coppola podría darle un toque especial y le contratan como guionista y director, creyendo que les iba a salir barata la cosa. Lo que no esperaban es que el joven fuera tan cabezota y se empeñara en que sus dos protagonistas fueran una estrella caída en desgracia, Marlon Brando, y un desconocido, Al Pacino. Lo que tampoco esperaban es que el libro vendiera lo que vendió, convirtiéndose en un proyecto prioritario en Paramount y por lo tanto quisieron despedir a Coppola para poner a alguien con más nombre. Lo que por último tampoco esperaban es que la suerte se pusiera del lado de Coppola de la forma en que se puso, ya que ganó su primer Oscar como guionista de “Patton” (1970) y aunque las batallas diarias con Robert Evans, jefazo gordo de la Paramount, siguieron, por lo menos pudo terminar la película.

The GodfatherEn uno de los documentales que me he tragado sobre Zoetrope, la productora que aún mantiene Coppola, tanto el director de “Corazonada” (1982) como el de “Américan Graffiti” (1975) reconocían que eran muy diferentes entre sí tanto como personas como a la hora de trabajar, pero ambos se habían complementado y enseñado mucho el uno al otro. Así mientras Coppola es más de planificación e iluminación clásica centrada en la interpretación, George Lucas es de control en la edición, dando ritmo aunque la interpretación falle y buen ojo en encuadres, pero no le gusta perder el tiempo con la iluminación, ni preparando decorados.

Esto viene a cuento porque si vemos la saga de los Corleone al completo, observamos que lo principal es la interpretación, aunque los planos vayan siendo cada vez más elaborados. Esto no quita que haya planos sublimes en “El Padrino”, —ATENTOS QUE A PARTIR DE AHORA HAY SPOILERS— como cuando acribillan a Vito o toda la muerte de Sonny. Aunque haya dicho que el experto en montaje es Lucas, lo que realmente hace funcionar a la película es la edición, más allá incluso de su muy elaborado guión, su perfecta iluminación y sus excelentes interpretaciones.

9Cuando comienza “El Padrino” vemos una boda. Esta es una de las constantes de la saga, comenzar en una celebración y terminar en otra, que acaba siendo un baño de sangre. Pero eso entra ya en otro tema. Esta boda a mí me ganó desde el principio, ya que me recordaba mucho a esas típicas celebraciones familiares que vivía cuando era niño. Y no, no es que mi familia tenga nada que ver con la Mafia –tendría un poco más de pasta de la que tengo– sino porque Coppola quiso convertir a esa familia ítalo-americana en auténtica gente mediterránea. La noción de la familia bebiendo, cantando y bailando ya deja clara la intención de Coppola y es que esa familia realmente sea nuestra familia.

De lo que nos habla realmente “El Padrino” es del proceso de madurez. Al comienzo Michael Corleone, a pesar de ser un héroe de guerra, está viviendo una especie de adolescencia, conociendo de forma infantil a Kay, buscando su propia identidad fuera de su carismática familia y renegando de ella. Pero en el atentado de Don Vito es cuando debe asumir su madurez y su puesto en la familia. Pasa de salir del cine diciendo moñadas a su novia a ser el que va al hospital y salva a su padre en una escena de tensión muy bien resuelta. Tras eso toma la resolución de ser él y no otro quien mate a los responsables directos del atentado al patriarca. Tras eso no hay sitio para Kay. Ha de huir a Italia para salvar su vida. Allí llega ya siendo una persona diferente. Ya no es el apocado y pánfilo Michel, ahora ya va sacando pecho, afrontando quién es y con sus dos guardaespaldas. Pero aún el destino le depara una vuelta de tuerca más, puesto que la atroz muerte de Sonny le pone en el lugar que en un principio despreciaba, el del patriarca.

6Los dos principales personajes están perfectamente dibujados. El padre de cuatro hijos –y una hija– es un hombre a la vez recto y cariñoso. Cada uno de los hijos tiene a su vez su rol perfectamente asignado, pero como si una tragedia griega fuese lo que presenciamos, al final, el menor, el de menos poder, es quien acaba siendo el más fuerte y quien se queda al mando. Vemos esa madurez a la que me refería. Como decía la boda del principio me recuerda a las celebraciones que viví cuando era niño y así es como vive el personaje. Luego vivió su madurez con su propia boda en Italia, con Apollonia. Con la muerte de Apollonia la forma de hacer las cosas a la italiana muere. Con la muerte de Sonny primero y su padre después, ha de aceptar que ya no queda nada de esa niñez y tampoco del viejo Vito. Él representa no sólo la inteligencia y la frialdad sino algo que no tuvo que hacer su padre nunca: Mentir.

Hay una última cosa del guión que quiero destacar, que es la poca entidad de los villanos. Salvo en el tercer capítulo, los villanos son meras comparsas para que veamos la evolución de una familia que, aun a pesar de ser maleantes, se niega a vender droga, para que podamos empatizar con ellos. Son unos malos menos malos.

En cuanto a la dirección está centrada en la interpretación, como dije antes. De hecho con Marlon Brando abordo es complicado que sea de otra forma. Es más, una improvisación de Brando, coger un gato que andaba por el estudio, se convirtió en la icónica imagen del personaje.

5Coppola es muy clásico a la hora de la composición y no arriesga tanto como lo haría en otros trabajos posteriores salvo en un detalle, en la iluminación cercana a la del cine negro de los 30 del que tan deudora es esta película. Gordon Willis, el director de fotografía, baña de oscuridad a los intérpretes, cuando es necesario, pero también da la terrosa textura a la luz italiana, mostrando el origen de la cepa. Willis además nos deja una luz mucho más apagada en EE.UU. que en Europa, más viciada, no tan pura. Elementos que remarcan el discurso de Coppola.

En cuanto a la labor en sí de Francis Ford Coppola, nunca es accidentada. Se lo toma todo con calma, con su tiempo y medida justa. Tampoco tiene la tendencia a sobre exponerlo todo, así estiliza algunos asesinatos, como el de los Cannoli, entre un maizal, con la estatua de la libertad de fondo y en plano muy largo de tamaño y tiempo. Una maravilla. Así da gusto que te maten, vamos. Pero como ya digo, imágenes realmente impactantes son las de alguna muerte del final, la violentísima muerte para la época de Sonny y el atentado contra Don Vito en plano cenital con esas naranjas a modo de ola de sangre. No sé si eso fue lo que hizo que a partir de ese momento la naranja simbolice la muerte en la saga, o si estaba ya en la cabeza del director, pero desde luego es efectivo y bello.

4Sobre el tema de la edición hay que decir que Coppola quedó totalmente insatisfecho con el primer montaje, no digo ya Paramount, que estaba mirando la forma de contratar a otro director para hacer tomas nuevas, cuando oyó los consejos de Lucas y se puso a retocar la edición. En la escena del hospital, que quedaba falta de tensión, cogió las colas –o finales de las tomas– de cuando Michael subía por las escaleras y les añadió un sonido de pasos. No sabemos quién es qué viene, pero sí que está creando tensión y curiosidad.  Durante el resto del film vamos siendo testigos de pequeñas gotas puntuales de esto, pero es sin embargo durante el bautizo de otro Michael, el sobrino del nuevo padrino, cuando la edición cobra vida y le da el sentido que necesitaba el film.

En el guión primero ocurría el bautizo y luego la masacre. Y así fue rodado, pero cuando Coppola se dio cuenta de la maldad que suponía estar “renunciando a Satán” y a la vez estar al frente de una masacre. La alternancia de esa renuncia y los asesinatos, la falta de remordimientos y la mentira que ahora dominará su vida, son lo que realmente hacen apoteósico el final de una cinta perfecta.

¿Hablamos de los actores? No creo que haga mucha falta, ¿no?, porque es que está nominada casi toda la plantilla. Un aún atractivo Marlon Brando –recordemos que ese mismo año estrenó “El último tango en París”— se convierte en un señor mayor por obra y gracia del maquillaje y de una interpretación fuera de serie. Pero es que ni James Cann, ni Robert Duval, ni…. ¡nadie!, se queda corto. Coppola trabajó tanto con ellos que vivimos el proceso de madurez de Al Pacino/Michael Corleone casi el nuestro, porque su trabajo es espectacular.

7Podría comentar mil anécdotas como que Marlon Brando rodó una escena desnudo de pantalones para abajo o comiendo un bocadillo en la escena de la muerte de Sonny. Podría comentar que el personaje de Johnny Fontane (Al Martino) es directamente Frank Sinatra, quien acudió a la mafia para poder hacer “De aquí a la eternidad” y la Voz, en lugar de sentirse furioso, alabó a la película del italoamericano. Pero eso son pequeñeces. Son sólo piezas en ese puzzle descomunal y magnífico que es “El Padrino”. Bueno, y ahora a poner nota, pero esta vez sí que hablamos de “El Padrino”, así que sí, ahora puedo poner ese 10 que estaba deseando dar.

Título Original: The Godfather
Reparto: Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Diane Keaton, John Cazale, Talia Shire, Richard Castellano, Sterling Hayden, Gianni Russo, Rudy Bond, John Marley, Richard Conte, Al Lettieri, Abe Vigoda, Franco Citti, Lenny Montana, Al Martino, Joe Spinell, Simonetta Stefanelli, Morgana King, Alex Rocco, John Martino, Salvatore Corsitto
Director: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola, Mario Puzo (Novela: Mario Puzo)
Productora: Paramount Pictures,  Albert S. Ruddy Production
Música: Nino Rota
Presupuesto: 6 millones de dólares (29 millones de dólares ajustados)
Taquilla: 245 millones de dólares (1204 millones de dólares ajustados)

Si hablamos de números decir que pocas veces se ha dado el caso de que una película tenga una calidad indudable, se lleve el Oscar a mejor film y además se convierta en la película más taquillera hasta ese momento. Sólo podemos hablar de ese caso en “Lo que el viento se llevó” y “El Padrino”. Y no, “Titanic” no entra en esta categoría porque he dicho calidad indudable.

“El Padrino” costó 6 millones de dólares, lo que son unos pobres pero muy bien aprovechados 29 millones en 2014, recaudando sólo en EE.UU. 134 millones, que son 659 a día de hoy. En el resto del mundo recaudó otros 110 millones –unos 540 ahora– sumando 245 en total, a día de hoy 1204 millones de dólares, una cifra que pocos films se pueden jactar de haber conseguido.

Pero como todos sabemos, la historia no acaba aquí.

Redacción: Juan Pablo Pérez Padial

 

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.