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Título: Labor Day (Una vida en tres días)
Director: Jason Reitman
Guión: Jason Reitman (Novela: Joyce Maynard)
Reparto: Kate Winslet, Josh Brolin, Gattlin Griffith, Tobey Maguire, James Van Der Beek, Clark Gregg, Maika Monroe
Duración: 111 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Música: Rolfe Kent
Fotografía: Eric Steelberg
Género: Drama romántico
Productora: Paramount Pictures / Indian Paintbrush / Mr. Mudd / Right of Way Films
Distribuidora: Paramount Pictures Spain
Verano de 1987. Adèle, una mujer recién divorciada, ha perdido la autoestima tras la marcha de su marido. Su hijo Henry, un chico de 13 años, se esfuerza por ser el hombre de la casa y cuidar de su solitaria madre en pleno torbellino de la adolescencia. Un día, conocen en un supermercado a un hombre que les pide que lo alojen en su casa, pero resulta ser un fugitivo en busca y captura. El interminable fin de semana del «Labor Day» les marcará para el resto de sus vidas.
Tras la separación con su marido, Adéle (Kate Winslet) vive prácticamente encerrada en su casa con su hijo Henry (Gattlin Griffith) , el cual tiene que actuar como el hombre de la casa. Durante una visita al supermercado se topan con Frank, un preso que se ha fugado de la cárcel y les pide que lo alojen en su casa. «Una vida en tres días» forma parte de ese tipo de películas que despiertan tu lado sensiblero, de esas en las que sales con la lagrimilla a punto de caer.
A pesar de lo inverosímil de la situación, puesto que todo sucede en un fin de semana apenas, nos encontramos con una historia de amor profunda, emotiva. También esperanzadora. En ella todo el mundo tiene una segunda oportunidad para ser feliz, aún cuando lo ves todo perdido. La química de los dos protagonistas se aprecia desde el primer momento, cosa que da realismo a la película.
La complejidad de los personajes se va desvelando según avanza la película. Así, guiados por un ritmo más lento que el habitual en las películas de Jason Reitman que, sin embargo, no se hace en ningún momento aburrido, nos encontramos con dos personas que lo han perdido todo, que han dejado de sentirse parte de un mundo que les resulta extraño. En este contexto, el enamoramiento entre ambos parece inevitable.
A esta pareja protagonista, se le suma el hijo de Adéle. Un niño muy maduro para su edad, que sabe que su madre le necesita y da todo de sí. Este es interpretado de manera soberbia por Gattlin Griffith («Under the Bed», 2012) , un completo desconocido para mí que me ha sorprendido muy gratamente. Kate Winslet («Revolutionary Road», 2008) borda su papel, no podía ser de otra forma. Nos transmite toda esa inseguridad de Ádele, todo esa tristeza que el personaje lleva dentro y esa profunda carencia que arrastra. Increíble. Josh Brolin («Oldboy», 2013) también nos lleva a través de sus emociones. Es perfecto para su papel de convicto con aspecto de duro y un corazón blando.
Los tres se complementan entre sí perfectamente, y eso lo vemos en muchas secuencias de la película. Los tres se necesitan y se complementan entre sí. Esta observación minuciosa de los distintos carácteres de los personajes es lo que nos hace olvidarnos de la artificialidad de la situación inicial.
La única pega así destacable puedes ser que el final sea bastante apresurado, pero no por ello menos emotivo. En conclusión, es una película diferente, más adulta y perteneciente a una etapa mas madura de Jason Reitman. Atrás quedan sus toques de comedia como podemos ver en «Juno» y «Up in the Air», estos son sustituidos por un lado más profundo.
Crítica: Jennifer Mosquera
