‘Pactar con el diablo’ de Taylor Hackford

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Título: The Devil’s Advocate. Director: Taylor Hackford. Guión: Jonathan Lemkin, Tony Gilroy (Novela: Andrew Neiderman). Duración: 144 minutos. Año: 1997. País: EE.UU.. Género: Thriller, Terror. Reparto: Keanu Reeves, Al Pacino, Charlize Theron, Jeffrey Jones, Judith Ivey, Craig T. Nelson, Connie Nielsen, Delroy Lindo, Tamara Tunie, Ruben Santiago-Hudson, Debra Monk, Vyto Ruginis, Laura Harrington, Pamela Gray, Heather Matarazzo, Chris Bauer, Al D’Amato, Don King, Monica Keena. Productora: Warner Bros, Regency Enterprises, Kopelson Entertainment. NOTA PANDORA: 7/10. No recomendada para menores de 18 años.

A

¿Qué pasa si te planteas hacer “La semilla del diablo” (1968) en mitad de los años 90?, pues que estarías en medio de corporaciones malísimas, jóvenes abogados arribistas que se dan cuenta de que el éxito no es todo y lo regarías todo con unos cuantos sustos y muchos efectos especiales por ordenador. Y si, de esa manera te sale “Pactar con el diablo”.

Kevin Lomax (Keanu Reeves) parece tenerlo todo. Es un ambicioso abogado con una impresionante carrera profesional a sus espaldas y casado con la espectacular Mary Ann (Charlize Theron). Su éxito es tal que le ofrecen un empleo en uno de los mejores bufetes de Nueva York pese a la oposición de su madre. Y es que el propietario John Milton (Al Pacino), es un personaje con muchos puntos oscuros… con puntos… diabólicos.

1Robert De Niro y Al Pacino tienen una carrera que se da la mano en más de una ocasión. Ambos triunfaron a la vez haciendo de mafiosos, han caído en el ridículo más espantoso haciendo de secundarios en bodrios a mayor gloria de supuestos cómicos –Ben Stiller el primero y Adam Sandler el segundo–, ambos tienen el mismo doblador en España y ambos han hecho de Lucifer. Si, como se puede leer. De Niro en “El corazón del ángel” (1987) y Pacino en “Pactar con el diablo”. Ahora bien, si De Niro lo hace dentro del clasicismo y barroquismo que le caracteriza, Pacino lo lleva al terreno urbano que tanto le gusta.

Pero nos ponemos con la película en sí. El film está basado en una novela de Andrew Neiderman que creo que ni tan siquiera ha sido editada en España, así que obviamos de todas, todas y nos centramos en el guión en sí. Y hablando de España, aquí se llamó “Pactar con el diablo” y no “El abogado del diablo”, que sería su título original, porque aquí se llamó de esa forma al film “Guilty as sin” (1993) –“Culpable como el pecado”–, una discreta pero entretenida película de Sidney Lumet, con Rebecca de Mornay y Don Johnson. Ese mismo caso ocurrió por esas fechas con “Máximo riesgo”“Cliffhanger”— (1993) de Stallone y la posterior “Al límite del riesgo”“Maximum risk” (1996) con Van-Damme–. Esto era un chascarrillo para todos aquellos que abominan de los doblajes y traducciones patrias.

4En la presentación comento que hay un reminiscencias a “La semilla del diablo” y estas no son pocas, desde la joven pareja que quiere medrar y se traslada a un siniestro edificio donde el mal campa por sus anchas, hasta el corte de pelo de la protagonista simbolizando el cambio experimentado por la chica. Hasta hay una violación y la muerte de alguien que le avisa a la pareja que algo huele ha podrido en el edificio. Ahora bien, en la película de Roman Polanski todo es sugerido, tanto, que al final la cosa queda abierta y no sabemos si Rosemary se lo ha imaginado todo y está alucinando o realmente está viviendo esa pesadilla. Sin embargo en el film de Taylor Hackford todo es real, tangible y maquiavélico.

También se ha cambiado el foco de la historia, pasando de la joven esposa al ambicioso marido. Marcando más aún las distancias, pasamos del rollo artístico y metafísico de la interpretación al tema de las grandes corporaciones y la abogacía, algo totalmente de moda en los 90 sobre todo gracias al éxito de las películas basadas en los best seller de John Grisham. Dicho todo lo anterior, podría parecer que me ha parecido horrible la construcción dramática del film y nada más alejado de la realidad, ya que me parece una de las cintas de terror comercial más interesantes de los 90.

3La construcción dramática se puede llamar así, ya que hay una evolución de personajes, desde que el joven Kevin Lomax gana un caso perdido de antemano, donde ya vemos una atmósfera donde la perversión, ya sea moral, física, sexual o de la manera que sea, va creciendo. Me gusta que, como en “El Exorcista” el primer tercio del film vemos la sugerencia del mal, pero no vemos atrocidades, ya que no estamos ante un slasher, ni nada por el estilo. De hecho, muertes, lo que se dice muertes, pocas, así que lo que vemos no son chorreones de sangre, sino el mal encerrado en un mundo moderno. Cierto es que el mal se ciñe al sexo y al dinero, simplificando lecturas más interesantes, pero se agradece la evolución de los personajes. Lo del final, el doble final, quiero decir, es lo que es innecesario, pero estamos acostumbrados a los dobles finales, y si una película como esta, que ha sabido mantener el tipo, no pone la guinda del pastel, como que se queda corta.

Hay un detalle del guión que me parece realmente interesante y es que el personaje al que da vida Al Pacino ha escogido como nombre terrenal John Milton. Milton fue el escritor del libro “El Paraíso Perdido” (1667). Este libro es el primero en hablar del infierno, algo que no existe en la Biblia como todo el mundo cree, así que se podría decir que John Milton es el creador del infierno. Nada más apropiado como ese nombre para poner un nombre terrenal a Lucifer. Me parece hasta más interesante que el Louis Cipher que compuso Robert De Niro en “El corazón del ángel”.

2En cuanto a la labor del marido de Helen Mirren, sin ser un autor de gran nombre, sí que tiene trabajos estimables como la cinta de Richard Gere “Oficial y caballero” (1982), “Noches de sol” (1985), la muy estimable “Eclipse total (Dolores Claiborne)” (1995) y el biotopic “Ray” (2004), por lo que no hablamos de un mindundi. Hackford se esmera y hay detalles de puesta en escena de lo más interesantes. Por lo que sé, Al Pacino rechazó en bastantes ocasiones el guión porque no era sino una sucesión de efectos visuales y mucha acción. Aquí hay efectos visuales, sobre todo en los últimos 15 minutos, pero no son los que se lleven el protagonismo del film. Es más, tal y como está el cine hoy, se agradece la gran cantidad de escenarios naturales que se ven por todo el metraje. Otros aspectos destacables y que apostillan el mensaje del film son tan tontos como curiosos y, a la postre, efectivos. Me refiero como que los personajes demoníacos fuman. El humo sale de su alrededor, una mefistofélica referencia. Otro detalle, mucho más sutil, es el de la vecina que siempre lleva, esté donde esté, un vestido o un complemento del mismo color de las paredes del lugar en que esté. No, no es una paja mental, se puede comprobar. Esto eleva la sensación de extrañeza. Y hablando de paredes, hablemos de la residencia de los Lomax, un pisazo de lujo que comienza siendo de un blanco inmaculado y finalmente acaba con paredes pintadas de rojo y amarillo. Tanto su hogar como su relación han llegado al infierno.

5Además Hackford es un tío clásico, pero no académico, por lo que su labor de planificación es hasta destacable. Aunque tampoco podemos comparar con Polanski, ojo. El hecho de que el pelo rizado sea equivalente a deseo sexual… o que el flamenco y el idioma castellano también sean sinónimos de pasión, por otro lado, no pasan del tópico simplista.

Entrando en los actores, tenemos a Keanu Reeves, por una vez sobreactuado y no con cara de palo como acostumbra, cumpliendo de forma justita. Él, que se había aprovechado del éxito de “Drácula de Bram Stoker” y había conseguido ser una estrella con “Speed”, es el cabeza de cartel y en esta ocasión se nota que puede llevar el peso del film, a diferencia de las películas que protagonizó en la época. Bueno, y después, porque sin el carismático Lawrence Fishburne, la saga “Matrix” hubiera sido realmente diferente.

En cuanto a Charlize Theron, tenemos a la joven ganadora del Oscar por “Monsters” antes de someterse a sus operaciones de estética –no me digáis que no habéis visto que ahora no tiene esos mofletes que tapan casi toda su interpretación en la película– en el que es uno de sus primeros trabajos importantes en Hollywood. La sudafricana se curra el personaje de esposa que va sufriendo el paulatino desprecio y posterior abandono de su esposo, hasta el punto de llegar a la locura. La tía quería demostrar que valía y lo hizo. Como dato curioso, decir que rechazó interpretar a Nomi en la interesante –ya comentaré– “Showgirls” (1995) de Verhoeven porque tenía que enseñar demasiada chicha, pero aquí enseña más de lo que hubiera hecho en el film del holandés. Bueno, es que se le ve hasta el DNI.

6Siguiendo con el resto de actores, tendría que analizar uno por uno, pero tenemos a Jeffrey Jones, Craig T. Nelson y Delroy Lindo que son tan eficaces como siempre. Actores que interpretan a personajes de doble moral y alma oscura de forma convincente y sin caer en la parodia. Excelentes.

Hay que destacar también a Connie Nielsen, la que luego sería Lucilla en “Gladiator” (2000), quien hace su primer film en EE.UU. –ella es danesa– con presencia, morbo y con una falta total de prejuicios… que hacen fans.

Todos estos de arriba están espectaculares, pero quien roba todos los planos es el gran veterano, Al Pacino. El intérprete de “Serpico” (1973) está pasadísimo de vueltas. Bueno. ¿Y qué?, interpreta al villano más malo de la historia del mundo, al propio Lucifer, así que podía permitirse estar sobreactuadísimo, a pesar de lo cual, o tal vez por eso, entras de lleno en el mundo del personaje. También el hecho de que Pacino use una extraña dentadura, que su maquillaje tenga en algún momento prótesis para asemejarle a Reeves y que su pelo esté teñido de negro, pero con reflejos cobrizos, casi rojos, ayudan a construir personaje. Pero con esto no quiero quitarle méritos, porque a mí me encantó su desparpajo. Y gracias que Sean Connery no quiso aceptar, porque me habría perdido un festival de muecas y maldades digno del Joker de Jack Nicholson.

MSDDEAD EC011Vamos a valorar. La versión Yuppie de “La semilla del diablo” pierde parte de su esencia, para convertirse junto con “Lobo” (1994) y “American Psycho” (2000) en el reverso tenebroso de una América dominada por el ego. El ejemplo más claro de lo se vivía en las altas esferas en aquel momento lo podemos ver en “El lobo de Wall Street” (2013), así que podríamos ver la película como una lección moral o acto de penitencia de todos aquellos que vendieron su alma al diablo para triunfar en los negocios. Como digo, lo que pierde en perturbador, lo gana en discurso moral. Eso sí, hay una reducción al tópico de lo que es la maldad propia del Blockbuster que no le permite ir más allá en la propuesta. Aunque hay que decir que tanto despelote femenino y algunas escenas duras en una película de alto presupuesto no se habían visto desde los 70, así que se agradece.

No es una película de obligada visión, pero sí que aguanta el paso del tiempo y engancha. Un 7 le ponemos.

Un par de datos curiosos antes de pasar a los números. La película estuvo envuelta en ciertas polémicas, pero no por su violencia, desnudos o apología del satanismo, sino porque el muro esculpido en la casa de John Milton, está copiado de una escultura de Frederick Hart para la Catedral Episcopaliana de Washington. Evidentemente, que una obra concebida para lo sacro, que sea utilizada como epítome de la maldad, no sentó muy bien al escultor.

8Por otro lado aquí en España surgieron varias voces que acusaron al film de plagio de “Abre los ojos” (1997), porque hay varias escenas, especialmente la de la calle desierta por la que corre el protagonista, que se parecen mucho de un film a otro. Yo sobre eso no me voy a mojar, pero diré que la cinta de Amenábar se estrenó después.

En cuanto a cifras, pues la cinta hizo dinero a nivel internacional, pero no mucho en EE.UU., así que se quedó con la sensación de relativa decepción.

Con un presupuesto de 57 millones de dólares que serían 93 millones de hoy día, un presupuesto alto, recaudó 61 en territorio norteamericano –lo que serían 100 millones de hoy– y 92 –150 de 2014– en el resto del planeta. 153 millones sobre 57 de base son beneficios para la productora, pero en aquella época que sólo se recaudaran 61 en casa se veía como que la película no había funcionado comercialmente del todo bien. Quizá eso fue lo que nos salvó de una posible saga cinematográfica que hubiera desvirtuado la que, como ya digo, para mí es una de las más interesantes propuestas de terror comercial de los 90.

Reseña: Juan Pablo Pérez-Padial

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.