Director: Spike Jonze
Guión: Spike Jonze
Reparto: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde, Chris Pratt, Matt Letscher
Duración: 119 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Música: Arcade Fire, Owen Pallett
Fotografía: Hoyte Van Hoytema
Género: Ciencia-Ficción. Drama. Comedia. Romance
Productora: Scott Sony Pictures Worldwide Acquisitions (SPWA) / Annapurna Pictures
Distribuidora: Vértigo Films
Estamos de enhorabuena, el primer largometraje escrito y dirigido íntegramente por el ex niño prodigio de Hollywood, Spike Jonze (“Cómo ser John Malkovich”, 1999), es una suerte de infinita sensibilidad y desbordante inteligencia.
La ciudad futura en la que vive Theodore Twombly (Joaquin Phoenix en estado de gracia) es una amalgama de transeúntes ultra conectados a una posible y no tan lejana era digital en la que las personas pueden llegar a enamorarse de sus sistemas operativos. Presentado el espacio, la época y el personaje principal de forma directa y haciendo uso de tópicos de lo que podría ser un mundo no tan diferente de nuestro presente, el director no tarda en darnos a conocer a Samantha (increíble lo que puede conseguir Scarlett Johansson con su voz), el nuevo sistema operativo de Theodore. A partir de ahí la historia empieza a destilar romanticismo por todos los costados. El enamoramiento entre los dos personajes es rápido y quizás acelerado pero no podía ser de otro modo ya que la personalidad de Samantha está condenada a una evolución constante, continuada y tan acelerada que ni ella misma puede controlarla.
“Her” puede leerse, simple y llanamente, como la bonita historia de un hombre que, intentando superar la ruptura de su ex mujer, acaba enamorándose y pasando página gracias a su nueva chica. Vale, sí, su nueva novia es un sistema operativo pero la voz que Scarlett Johansson interpreta y proyecta en Samantha se hace tan inconmensurable que, en consecuencia, acaba convirtiéndose en la única y perfecta coprotagonista.
Sin embargo, la obra de Jonze va más allá. Y así, con una preciosa y, por difícil que parezca, creíble aunque imposible historia de amor, el director consigue colarnos cuestiones universales e incontestables tales como ¿qué significa el amor? ¿Qué significado tiene ser humano? ¿Somos capaces de entender y diferenciar nuestra mente de nuestro cuerpo? Y, por la tanto, en una capa más profunda, ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y, por supuesto, ¿Hacia dónde vamos?
Evidentemente, a medida que llega el final, poco nos desvela el Sr. Jonze sobre estos interrogantes, sin embargo, no está de más volver a planteárselos, simplemente, por el puro placer de ver lo bellamente bien narrada que está la historia a través de las relaciones humanas entre todos sus personajes, incluido Samantha.
Como es habitual en la filmografía del director, la ambientación de la película es brillante. Los colores no podrían estar mejor puestos, la banda sonora no podría estar mejor compuesta (muy bien “Arcade Fire” creando paisajes visuales) y el vestuario (incluido los pantalones hasta el sobaco) consigue ser la guinda perfecta para que la estética, entre reto y contemporánea, acabe dándole ese último toque consiguiendo crear la insuperable atmósfera entre romántica y melancólica.
Crítica: Antonio Garrido