El culmen de Leone: «Hasta que llegó su hora» (V)

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“Hasta que llegó su hora” (1968)

Hasta_Que_Llego_Su_Hora_2Aunque pertenezca a otra trilogía de Leone, la de “Erase una vez…” que iba a estar compuesta por “Erase una vez… en el oeste”, “Erase una vez… la revolución” y “Erase una vez… en América”. La primera se tituló en España como “Hasta que llegó su hora”, muy en la línea de los Eurowesterns que se estaban haciendo en ese momento. La segunda fue un despropósito en muchos niveles, puesto que iba a ser dirigida por Sam Peckimpah pero este y Leone casi acaban a tiros, por eso la película, que finalmente acabó siendo titulada “Giú la testa” («Agáchate, Maldito») para que el espectador no la confundiera con “Antes de la revolución” (1964) de Bernardo Bertolucci, comienza con una hormigas como las de “Grupo salvaje” (1968) de Peckimpah… siendo meadas.  El punto final de la trilogía sería “Erase una vez en América”, que como luego comento, sería el gran sueño del director italiano, pero, por desgracia, sería machacado por Warner Bros.

Pero me centro en la primera de ellas. ¿Por qué debería comentarla en este análisis sobre la trilogía del dólar de Leone? Pues porque es la sublimación y punto final de la saga.

Sergio Leone estaba cansado del Western tras estas tres películas y quería rodar una película sobre gangsters (el otro género de acción americano por antonomasia) y tenía puesta la vista en una novela sobre mafiosos judíos titulada “The hoods” y que finalmente sería base para “Erase una vez… en América” (1984). Para ello quería contar con producción estadounidense y a ello se ofreció Paramount Pictures, pero antes, como condición sine qua non, tendría que realizar otro western. Aunque era reacio, pronto vio otra posible trilogía, que era la evolución de la historia americana. Aceptó pues hacer este Western, pero en esta ocasión se decantaría por otra modalidad, que es el Western crepuscular.  John Ford y Sam Peckimpah comenzaron a rodar westerns donde los viejos héroes se resisten al progreso identificado con el ferrocarril, la electricidad, los automóviles posteriormente o la simple posibilidad de leer, como en la magistral “El hombre que mató a Liberty Valance” (1962), añorando un pasado en el que no necesariamente fueron más felices, pero sí libres. En esta ocasión es el tren el elemento de progreso que deja sin sitio a los viejos pistoleros dignificando a contrabandistas y prostitutas.

Si en cada uno de los films anteriores teníamos a un número creciente de protagonistas, esta vez, al ser el cuarto film, son cuatro los cabeza de cartel.

Aunque en un principio Leone quería que los tres pistoleros de su film anterior más una mujer fueran los que dieran vida a personajes creados por Leone y Bernardo Bertolucci, pero Eastwood veía que aunque era cabeza de cartel, su intervenciones eran cada vez pequeñas y él en estos momentos era una estrella emergente, así que rechazó participar. Aun así Leone les propuso a los tres ser los que esperan al principio de la película y que son acribillados por Harmónica, pero Eastwood se desentendió así como Eli Wallach, al ver que el mítico intérprete pasaba. Tiró entonces de viejos secundarios del Western que eran Jack Elam, Woody Strode y Al Mulock. Pero el cuarteto protagonista era otro bien distinto, Claudia Cardinale, una antigua prostituta casada con un viudo que es asesinado al principio del film, Jason Robards como un forajido de los viejos tiempos que acaba ayudando a la protagonista, pero el gran duelo estaba entre el lacónico Harmónica interpretado por Charles Bronson y el despiadado Frank que interpreta ¡al fin! Henry Fonda.

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No voy a extenderme en esta película, porque podría hacerlo durante horas, pero es la culminación épica entre el eurowestern, el cine épico y el western crepuscular. Por desgracia nadie en los Estados Unidos no se entendió que Henry fonda fuera el villano y el resto de actores fueran unos muy eficaces secundarios, pero ninguno una gran estrella, además de la falta de sentido del humor. Esto hace que, a pesar de tener el mejor duelo final de la historia del cine, en dos tiempos y perfectamente acompañado por una de las más maravillosas bandas sonoras de Ennio Morricone, aún se considere un fracaso en EE.UU. e hiciera que la carrera de Leone se viniera abajo, por más que en Europa tanto crítica como público la ovacionaron.

Esta película es la obra cumbre de Leone, donde por fin rueda en monument Valley (tiene el paseo en carreta más largo de la historia del cine, ya que empieza en Almería y termina en Monument Valley), donde toda la épica de Ford y Lean están presentes en cada fotograma sin dejar de lado su personalidad propia. Pero ya no gozó de la libertad creativa de Europa donde, por ejemplo, habría rodado ese plano nadir, donde la cámara hubiera estado bajo el tren y al pasar Jill hubieramos visto que es una antigua prostituta por no llevar ropa interior.

Este es para mí el 10 de Leone… por más que para la mayoría sea un 8,5.

Título original: Once Upon a Time in the West /C’era una volta il West 

Reparto: Claudia Cardinale (Jill McBain), Henry Fonda (Frank), Jason Robards (Cheyenne), Charles Bronson (Harmónica), Gabrielle Ferzetti (Morton)

Director: Sergio Leone

Guión: Sergio Leone, Sergio Donati (Historia: Dario Argento, Bernardo Bertolucci, Sergio Leone)

Productora: Paramount Pictures

Música: Ennio Morricone

Presupuesto: 5 millones de dólares (sin ajustar)

Redacción: Juan Pablo Pérez Padial

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.