«The Grandmaster»: Wong Kar-Wai se lía con el kung fu

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Título: The Grandmaster (Yut doi jung si )

Director: Wong Kar-Wai

Guión: Wong Kar-Wai, Xu Haofeng, Zou Jinzhi (Historia: Wong Kar-Wai) 

Reparto: Tony Leung Chiu Wai, Zhang Ziyi, Zhao Benshan, Chang Chen, Brigitte Lin, Zhang Jin, Song Hye-kyo, Wang Qingxiang, Cung Le, Lo Hoi-pang, Liu Xun, Leung Siu Lung, Julian Cheung Chi-lam

Duración: 130 minutos

Año: 2013

País: Hong Kong

Música: Shigeru Umebayashi

Género: Acción. Drama

Productora: Coproducción China-Hong Kong; Block 2 Pictures / Jet Tone Production / Sil-Metropole Organisation / Annapurna Pictures  

Distribuidora: Golem distribución

Mañana se estrena la última película del director natural de Shangai, Wong Kar-Wai. Hay una gran expectación entre la crítica especializada por ver la nueva propuesta del director aún a pesar de la relativa decepción que supuso su anterior “My Bluberry Nights” (2007) . Yo soy uno de esos ogros satánicos al que el cine del autor de “Chungking Express” (1994) le parece pedante y sobrevalorado y la muy aclamada “Happy Together” (1997) me parece una sobredosis de ego mal digerido que poco tiene que ver con la poética que se dice que tiene el director. Dicho esto, ¿qué puede aportarme “The Grandmaster”?

THE_GRANDMASTER_101.jpg_cmyk (800x533)Ip Man (Tony Leung), es un experto en artes marciales que, obsesionado por estas, va habitualmente al burdel Pabellón de oro, donde se reúnen los maestros del Kung Fu. En una de sus visitas los maestros del Kung Fu del sur, buscan su sucesor en su retiro. Ip gana y Gong Er (Zhang Ziyi) la hija del viejo maestro que se retira, quiere retar al campeón. El combate tiene lugar, pero entre ambos surge una pasión que, primero por la revolución cultural y posteriormente por la invasión japonesa, parece que no va a pasar más allá del anhelo.

A pesar de su director, “The grandmaster” tiene muchos puntos que a priori la hacen interesante para mí, que soy fan del cine histórico, del cine oriental y del la propia historia del cine ya que, como indica la publicidad, Ip Man fue el instructor del mítico Bruce Lee, al que vemos al final de la cinta como niño, sin decir su nombre. Lo que más me gusta de la cinta es que se trata de una película épica susurrada al oído. La épica nos cuenta la historia de un héroe o sucesos heróicos que forman parte de la historia o tradición de un pueblo, por lo tanto la vida de Ip Man entra de lleno dentro de la épica pero, a diferencia de lo que nos tiene acostumbrado el cine, en la que se requiere gran cantidad de decorados, figuración y muchísima pasta en trajes de elementos de época, se trata de algo a una escala pequeña y sutil. A veces demasiado.

THE_GRANDMASTER_09.jpg_cmyk (800x532)Aquí la acción, salvo al principio en que vemos una muy vistosa lucha bajo la lluvia, está reducida casi siempre a espacios cerrados en los que, por fortuna, no se dedican a destrozar y destrozar, como sí que suele ocurrir en las películas de artes marciales. Estas escenas están brillantemente coreografiadas por Yuen Wo-ping, quien se encuentra tras las espectaculares peleas de “Matrix”, “Tigre y Dragón” o “Kill Bill”, así que era de cajón que íbamos a tener por lo menos la parte de lucha bien cubierta para aquel que no sea admirador del cine de autor. Si nos adentramos en la parte visual no estrictamente de lucha, tenemos el estilo visual del director en todos y cada uno de los planos. Detalles, ralentís, decoloraciones… todo se encuentra aquí. No es algo nuevo. Para los fans de Wong Kar-Wai será el éxtasis encontrarlo. A mí me sorprende que su estilo visual, si viene de él es poesía, pero si viene de un director comercial como el fallecido Tony Scott, es que se pierde en el esteticismo. Y hago esta referencia a Scott porque una de las cosas que siempre se le criticaba era lo débil de sus guiones en favor de la acción, pero es que aquí el director de “Deseando amar” (2000), se pasa por el arco del triunfo cualquier lógica de guión.

THE_GRANDMASTER_06.jpg_cmyk (800x532)Lo que empieza siendo una historia narrada en primera persona por Ip Man y que en un principio parece una historia más de Kung Fu en la que se va pasando de rival en rival hasta llegar al rival máximo, se cumple hasta cierto punto. Al llegar aquí, la historia de Ip se vuelve secundaria y nos centramos en Gong Er y su venganza personal y hasta nos olvidamos de la narración de IP. Aquí Wong Kar-Wai nos hace trampas y salta rellenando el vacío de la película con la consecución de la venganza de la mujer, pero en una escena que roza el ridículo con ese tren que sale en plena Nochevieja y que tarda unos 20 minutos en pasar. Por otro lado el personaje de la esposa de Ip apenas pinta nada y “El navaja” o razor, aparece y desaparece sin razón aparente. Desconozco la singularidad histórica de estos personajes, puesto que quiero imaginar que esta aparición, la del navaja, no está metida porque al director le haya salido de allí mismo que el personajes esté, pero considero que si un personaje no lo puedes explicar en la historia por su singularidad como personajes, sino por su peso histórico y has de saber historia para que te cuenten la historia, es que no estás contando bien TU historia, puesto que no todo el mundo tiene por qué conocer esos hechos. Y eso vale tanto para “El navaja” como para Bruce Lee, quien sabemos que es porque la publicidad se ha encargado de decírnoslo. Esto, para mí, es un fallo de guión descomunal.

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Hablemos de la poética del film. Aunque a muchos les parezca extraño que el director de “2046” (2004) se ponga a hacer un film de Kung Fu histórico, hay que recordar que ya dirigió “Ashes of time (Este contraveneno del Oeste)” (1994) y la forma en que la ha dirigido entronca directamente en su obra. El que el director chino haga este salto es como si a Almodóvar le da por hacer la biografía de Sara Montiel. Seguiríamos viendo el drama de una mujer que va de un mundo rural/manchego a la sociedad en la que no termina de encajar y vuelve al final a sus raíces manchegas. Pues con Wong Kar-Way hay un amor imposible y no correspondido y algo muy deudor de Sergio Leone, ya que dos de sus películas “Hasta que llegó su hora” y “Erase una vez en América” están muy presentes primero por la venganza y por la pérdida irremediable del paso del tiempo ambas películas. Es más, hasta copia planos de ambas películas, incluido el del fumadero de Opio que cierra la última película de Leone. Es tal el homenaje que utiliza temas de Ennio Morricone para subrayar estas sensaciones. Lo que ocurre es que aquí se olvida tanto del guión que pierde el rumbo de la historia, algo que nunca le pasó a Leone. Ya, ya, que eso ya lo he dicho antes, pero es que lo del guión escuece.

Sobre las interpretaciones, nada que alegar. Están todos ajustados, pero ninguno destaca especialmente. Bueno, eso los que pueden lucirse porque, como digo, la esposa de de Ip Man apenas tiene unas líneas. Si, aún sigo con lo del guión y sus agujeros.

THE_GRANDMASTER_102.jpg_cmyk (800x533)Valoremos. Como ya he dicho, Wong Kar-Wai no es santo de mi devoción, pero he querido hacer los deberes y no dejar que mi rechazo por el cine de este hombre me influya, así que he leído todas las críticas posibles para ver qué es lo que ven en esta, para mí, fallida obra. Es curioso que, de las que he leído, muchas la citan como obra maestra e insisten en las razones por las que tiene que ser considerada obra maestra –no sé si intentando auto-convencerse de que debe serlo–, pero ninguna comenta los agujeros de guión ni en los personajes que aparecen y desaparecen porque sí o lo irregular del metraje. Esto se puede deber a los tres montajes que se han realizado de la película, uno de 130 minutos para china, otro de 123 para el resto del mundo y el tercero de 108 minutos para EE.UU., todos ellos supervisados por el director. Esta no debería ser una excusa para que el guión se pierda en repetidas ocasiones y no me vale que el director quiera naturalidad en las interpretaciones y no haya un guión preestablecido, porque Scorsese también lo hacía y le salieron obras maestras como “Taxi driver”. A mí no me aportó nada el film. No hay nada que no haya visto ya en las obras maestras de Zhan Yimou en su paso por la china histórica. Incluso “Acantilado rojo” de John Woo la considero más interesante que el presente film. La estética no me vale como razón para ser considerada como obra maestra, porque para ello podríamos usar una película de Ridley Scott, esclavo del esteticismo. ¿Entonces? Un 6. Me fascina tanto la historia y una estética bien llevada, que para mí aprueba, las interpretaciones son buenas pero el guión, no sé si lo he dicho antes, peor que flojo.

Crítica: Juan Pablo Pérez Padial

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.