“Kai-no-Hi”, de Kenji Miyazawa. Una fábula sobre la trascendencia de nuestros actos

Print Friendly, PDF & Email

14 Votos obtenidos¡Vótame!

 

Título: Kai-no-Hi

Autor: Kenji Miyazawa

Editorial: Chidori Books

Ilustraciones: David González García

Traducción: Soja Akiko Hashimoto

Formato: ePub, mobi

ISBN (ePUB): 978-84-942880-6-7

ISBN (mobi): 978-84-942880-7-4

PVP: 5’80€/5€

Puedes comprarlo aquí

 

Sinopsis: Kai-no-Hi, cuyo nombre significa ópalo, es una gema extraordinaria que elige a su propietario basándose en su arrojo y en la entrega que demuestra hacia los demás. Su nuevo dueño es el conejito Jomoi, que en un acto de valentía salva a uno de los habitantes del bosque. Pero ¿será capaz el protagonista de la fábula de evitar los engaños del astuto zorro? ¿Qué le pasará a Jomoi si se deja llevar por su orgullo? Miyazawa Kenji, fiel a su estilo, nos regala un cuento con poso budista cuya moraleja nos habla de la trascendencia de nuestras decisiones y de las consecuencias de nuestros actos.

 

 

Jomoi tomó la gema y la observó. Parecía que se estaba consumiendo entre llamas con rapidez, aunque en realidad estaba fría. Y era hermosa, pura y cristalina. Al acercar la joya a sus ojos y contemplar el cielo a través de ella, dejaba de verse el fuego en su interior y, en su lugar, se transparentaba con claridad la Vía Láctea. Por el contrario, al alejarla, comenzaba a prender de nuevo la preciosa llama.

Jomoi entró en su casa portando con sumo cuidado la esfera y fue directo a enseñársela a su padre, quien la sostuvo entre sus manos, se quitó las gafas y, después de examinarla a fondo, dijo:

—Este es el famoso tesoro llamado Kai-no-Hi. Es una joya extraordinaria. Dicen que hasta el día de hoy tan solo dos pájaros y un pez han sido los únicos afortunados que han logrado conservarla con satisfacción durante toda su vida. Así que sé prudente e intenta que no pierda su fulgor.

 

 

Chidori Books comenzó sus andanzas en el mundo editorial con dos fantásticos títulos de literatura japonesa. A lo largo de estos meses la editorial ha ido engrosando poco a poco su pequeño catálogo con varias obras –algunas todavía desconocidas por el lector español y otras de autores inéditos– de gran calidad literaria, como El ganso salvaje de Ogai Mori, Almohada de hierba de Natsume Sôseki o El limón de Kajii Motojirô. Recientemente, Chidori ha inaugurado una nueva colección dedicada a la literatura infantil: Kodomo, y lo ha hecho con una encantadora fábula poco conocida en Occidente: Kai-no-Hi, de Kenji Miyazawa.

Desde siempre la familia Miyazawa fue una fiel devota de la fe budista, y por ello, muchas de las historias que escribió Kenji Miyazawa están cargadas de enseñanzas éticas influenciadas en gran medida por el budismo. Y una de estas historias con moraleja budista es la que nos ocupa hoy. Con el estilo narrativo de Miyazawa y esa delicadeza suya que tanto lo caracteriza, en Kai-no-Hi nos narra la historia de Jomoi, un conejito que un buen día rescata a una pequeña alondra que estaba a punto de ahogarse en el río. Como agradecimiento, las alondras le regalan al pequeño Jomoi una preciosa esfera que brilla con destellos rojizos: Kai-no-Hi, una mítica joya que muy pocos a lo largo de la historia han sabido atesorar y cuidar como es debido. Jomoi, envalentonado por haberle concedido tal honor, empieza a creer que él está destinado a cuidar de la joya, pero su carácter cambia y empieza a comportarse de forma altanera entre los animales. Y su padre, que actúa como la voz de la conciencia, le va previniendo y aconsejando para que el conejito tenga cuidado. Como en la mayoría de las fábulas, esta historia no está exenta de su villano… el astuto zorro, aprovechando la altivez del conejito, intenta desvirtuar aún más a Jomoi, quien cae en su trampa.

A través de la forma de actuar de los dos personajes principales, es decir, el conejito Jomoi y el astuto zorro, esta fábula enseña que el hecho de tomar una decisión o de llevar a cabo una acción, ya sea buena o mala, conlleva a una serie de acontecimientos junto con sus consecuencias que hay que asumir. El inocente Jomoi, al dejarse influenciar por las ideas del malvado zorro, debe aceptar y soportar las consecuencias de su comportamiento y sus acciones: el haber permitido que Kai-no-Hi se hiciese añicos y el castigo de perder la vista. Aunque en este último aspecto su padre, que tiene buen corazón, lo consuela diciéndole que con el tiempo terminará por curarse.

En esta bonita edición acompañan a la fábula unas preciosas ilustraciones de David González que complementan y alegran la lectura, unas ilustraciones que combinan a la perfección con la historia: la armonía de los colores y varios detalles con toques japoneses (los animales llevan kimono) son de agradecer. Una combinación fabulosa que encantará tanto a mayores como a niños.

Para añadir otra característica más a su favor, el formato ePUB viene acompañado de una versión audiolibro para disfrutar mejor de la lectura. A medida que vas leyendo y observando las ilustraciones vas escuchando la narración, igual que si fueras un niño al que le están contando un cuento por primera vez. Personalmente, a veces hace gracia escuchar cuentos y fábulas o leerlos en voz alta, es como volver a esa niñez que dejamos atrás hace tiempo.

Una lectura preciosa para todos los públicos que entusiasmará a los lectores, no sólo por el hecho de disfrutar de una pequeña joya literaria en forma de fábula sino también por las bellas ilustraciones que hacen que el lector pueda disfrutar de esta obra el doble.

 

 

Sobre el autor

Kenji Miyazawa (1896-1933), ingeniero agrónomo de profesión, amante de la música y con una profunda fe budista que dejaría huella en sus obras, trabajó como docente en Tokio, ciudad donde entró en contacto con los círculos literarios. En 1926 decidió regresar a su localidad natal y consagrar su vida y formación a la sociedad agrícola que lo vio crecer. El prematuro fallecimiento de su hermana Toshiko por tuberculosis inspiraría una de sus obras más celebradas: El tren nocturno de la Vía Láctea. También él contraería la misma enfermedad, que causó su muerte por una neumonía aguda en 1933, a la edad de treinta y siete años. Miyazawa fue un prolífico escritor, tanto de composiciones poéticas, como de cuentos infantiles, género en el que destacó por su ternura y delicadeza.

 

 

Redacción: Mariona Rivas Vives

Sobre Iona Rivas Vives