―Entiendo que debe de ser desconcertante para ti. Nunca te habían hablado de tu verdadera naturaleza ¿no es así?
―¿Qué se supone que soy?
―Eres mitad humana, mitad dragón. Y yo soy Johan, tu compañero.
Susana no contestó. Ni siquiera quiso pensar en la magnitud de lo que acababa de decirle… era una completa locura. Jamás había conocido a sus padres ni a ningún familiar cercano. Se crió en un hogar de acogida hasta la mayoría de edad.
―Llevo mucho tiempo buscándote, viendo como mis fuerzas menguan a cada paso que doy y sabiendo que las tuyas también lo hacen. Susana, ambos nos morimos, puedes sentirlo, ¿verdad?i a ningún familiar cercano. Se crió en un hogar de acogida hasta la mayoría de edad.
Ella no contestó. Todavía agazapados en aquel portal, hablando en voz baja de algo que sonaba a fantasía, se miró las manos: dedos esqueléticos, piel pálida, translúcida y arrugada. ¿Cómo podía dudar de sus palabras si las evidencias saltaban a la vista?
―Cierra los ojos ―le pidió Johan a Susana.
Se encontraban en la orilla del mediterráneo. La luna llena se reflejaba en las aguas oscuras, vertiendo en ellas su plateada luz y meciéndose al compás del suave levante.
Susana sonrió inquieta y a la vez llena de gozo. ¿Cómo podía sentirse de aquel modo junto a alguien que jamás había visto antes en su vida? No lo entendía. Debería haber seguido huyendo de él… Debería haber buscado ayuda. Protección en casa de alguna amiga. Sin embargo, aquí estaba, en medio de la noche en una cala escondida del resto del mundo. Y, lo peor de todo, era que quería estar allí. Quería creer en aquella conversación clandestina de unas horas antes.
―¿Qué vas a hacer?
―Quiero que me veas tal y como soy.
Y, sin más, su cuerpo comenzó a parpadear, desapareciendo y apareciendo hasta que una luz celeste brotó desde su posición al igual que una fuente de agua a presión. Susana intentó encontrar a Johan dentro de aquello pero sólo pudo seguir el rastro de la luz hasta el cielo oscuro, en donde se materializo la forma de un dragón.
Allí estaba… Era él en su verdadera forma.
Es el ser más maravilloso que he visto en mi vida.
La voz de Johan retumbó en lo alto:
―Únete a mí, amor.
En ese momento, Susana deseó con todas sus fuerzas hacer lo que él le pedía. Unirse a él… para siempre. Pero no podía transformarse en dragón. Era una simple humana. Su mirada entristeció todavía observando a la enorme criatura de alas celeste.
―No puedo…
―Sí puedes. Está en tu naturaleza.
―Soy humana, Johan.
―Eres mitad humana, tu otra mitad clama por salir a la luz.
El miedo tomó control absoluto de su mente. No… ella no podía convertirse en un ser alado, ¿de qué manera podría hacerlo? Todo aquello era una locura… Pero no podía negar que él no le había mentido: ahí estaba, convertido en dragón, en una criatura tan bella como fantástica. Las piernas amenazaron con derrumbarse.
―No sé cómo hacerlo ―bajó la cabeza y se dejó caer en la fina arena con un gemido de frustración.
Johan abandonó la forma de dragón. La luz celeste se apagó y sus brazos fuertes la envolvieron en un cálido abrazo. Acurrucados en la arena yacieron durante horas sin hablar. No hubo un silencio incómodo, al contrario, la paz era total.
(…continuará)
Autora: Lydia Alfaro
Emocionante y precioso relato.
¡Enhorabuena a la escritora!
Saludos.
Que momentazo más erótico y hermoso al mismo tiempo. Muy romántico y dulce. Que buena eres lybs
Hay que lindo drongoncillo!!! Es que me lo imagino… todo bello y fantástico..
Me encantan esos silencios de amor, porque dicen más que las palabras… recuerdo y suspiro…
buen capitulo mi lyns!!! Que ya venga lo que sigue!! Jejeje!!!
besitos!!!
Gracias chicas, sois geniales siempre fieles!!! Un besazo!!!
Un nuevo y buen capitulo Lyns, se nota que te gusta la historia y echas el resto en ella…emocionante y romantica, lo tiene todo.
Un besin muy grande.