Retorno al pasado (V): De entre los muertos

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  • Cinéfilo.

1Cuando decidí reflexionar sobre «Vértigo» para una nueva entrega de esta serie dedicada a mi pasión por el cine clásico, una pregunta asaltó mis pensamientos ¿por qué a los cinéfilos nos gusta tanto esta película en particular? E incluso ésto que me planteo podría ampliarse aún un poco más: ¿por qué a los cinéfilos nos gusta «Vértigo» de un modo tan obsesivo? La palabra clave en todo esto no es cinéfilo. La palabra clave es el adjetivo modal obsesivo. O el sustantivo obsesión. O el adverbio obsesivamente.

Yo, como cinéfilo, soy un ser obsesivo. Es más, me encanta ser un obsesivo, que no un obseso, y regodearme en ese estado. Y «Vértigo» es una película obsesiva sobre una gran obsesión. Es una película sobre alguien que no quiere moverse, es alguien aprisionado en la más implacable de las mazmorras: nuestra propia mente girando en espiral. Por ello «Vértigo» es tal vez la película más enferma de Hitchcock, sobre un personaje enfermo. «Vértigo» es un relato lleno de obsesiones, culpas, religión, monjas, erotismo, romance, deseo… Una gran película, ciertamente, pero una película terriblemente dañina para la tendencia a la obsesión del cinéfilo. «Vértigo» es un banquete de dimensiones dionisíacas para los cinéfilos obsesivos que buscan romanticismo ahogado, petrificado… romanticismo necrológico, en fin.

Por ello no me sorprendí cuando hace un tiempo la revista “Sight and Sound” publicó su lista de las diez mejores películas de la historia del cine. Sin querer entrar en la validez o no de listas de carácter tan subjetivo, donde por necesidad las ausencias son muchas y muy notables, uno de los aspectos más repetidos por los medios que se hicieron eco de la noticia era la destitución de “Ciudadano Kane” de Orson Welles como la Mejor Película de la Historia del Cine, siendo sustituida por “Vértigo. De Entre los Muertos” de Alfred Hitchcock.

2Pero… ¿Por qué? ¿Por qué esta película? ¿Y por qué de todas las grandes producciones de Hitchcock? Otras películas de Hitch son más tensas, más terroríficas, por supuesto más divertidas, aunque sólo en su superficie… Pero, ¿por qué es esta película considerada por muchos, entre los que me encuentro, como la obra maestra de Hitchcock ?

Quizás sea debido a que ninguna película nos sumerge más profundamente en el corazón vertiginoso de la obsesión erótica. Quizás sea debido a que en la búsqueda de Jimmy Stewart de la misteriosa Kim Novak –a quien transforma a imagen de la mujer que amaba– Hitchcock creó la metáfora más indeleble del cine para la objetivación del deseo. Quizás porque Novak imbuye su doble papel de un patetismo fascinante. Puede que por las imágenes impecables y oníricas de esta fantasmal historia de amor, tan inquietantes y hermosas que se quedan en tu cabeza para siempre. Y debido a los fascinantes y reveladores créditos e imágenes de Saul Bass que llegan a su máximo exponente en la secuencia del sueño, una concatenación de imágenes pesadillescas en cuya interpretación están las respuestas al misterio de la película. Puede que sea debido a la inolvidable melodía en espiral de Bernard Hermann que vuelve y vuelve a acariciar la eterna partitura wagneriana de “Tristan e Isolda” hasta tatuarse a tu memoria. Debido, en fin, a la obsesión compartida por nosotros y James Stewart que nos conduce a un predecible y angustioso final donde la tragedia cierra su espiral para desaparecer en un agujero negro mental e infinito que perfora tu predispuesto corazón de amante del cine como séptimo arte…

La trama.

3«Scottie» Ferguson (James Stewart) es un detective de policía que debe retirarse cuando su miedo a las alturas contribuye a la muerte de un policía en una persecución en una azotea. Poco después, le llama un antiguo amigo de la universidad para «vigilar» a su esposa joven y rica. Ella tiene una obsesión enfermiza con su bisabuela, Carlota Valdés, quien se suicidó muchos años atrás, y parece deslizarse dentro y fuera de la personalidad de la muerta. Scottie acepta el trabajo sólo después de ver a la hermosa Madeleine (Kim Novak) salir a cenar con su marido y quedar absolutamente fascinado.

Recibida con críticas cuando se estrenó en 1958 en el festival de San Sebastian, «Vértigo» fue rodada en localizaciones alrededor de un San Francisco que parece, extrañamente, vacío de vida, utilizando ángulos de cámara y técnicas innovadoras para la época, y mil veces copiadas en años posteriores. Para esta película Hitchcock contó con un presupuesto de aproximadamente dos millones y medio de dólares, rodeándose por gran parte de su equipo habitual. El papel principal, el del detective Scottie Ferguson, se lo concedió a uno de sus actores fetiche, James Stewart, quien tuvo aquí la oportunidad de desarrollar un personaje más ambiguo de lo que habitualmente se le permitía en otro tipo de producciones. Es cierto que representa al héroe de la historia, sin embargo, el grado de obsesión que desarrolla en la película, además de su fijación erótica morbosa con el recuerdo de su amante muerta, lo aparta de esa imagen de americano medio y honrado que generó en títulos como “El Bazar de las Sorpresas”, “Historia de Filadelfia” o “¡Qué Bello Es Vivir!”.

4A nivel técnico la cinta resultó también impecable, desde los títulos de crédito diseñados por el gran Saul Bass, con esas hipnóticas espirales, la música de Bernard Herrmann, con su macabro romanticismo, el cuidado vestuario de la siempre eficaz Edith Head, los insinuantes peinados de Kim Novak, obra de Nellie Manley, o la fotografía de Robert Burks, fundamental en la película debido a la relevancia que el director le dio al aspecto cromático. Todos estos apartados ayudaron a dar a la cinta una plasticidad y un simbolismo en ocasiones más relevantes a la hora de contar la historia que el propio guión.

«¿Él te entrena ? ¿Te hace ensayar ? ¿Te dijo qué hacer y qué decir ?»

Este grito de un corazón herido llega en el final del film y, por el momento en el cual se produce, el espectador siente el dolor de James Stewart como propio. Un hombre que ha caído en las profundidades de un amor tóxico con una mujer que no existe, y ahora clama con dureza contra la mujer real que se hizo pasar por ella. Pero hay mucho más que eso. La mujer de verdad le ama. Engañándole, se engañó a sí misma. Y el hombre, al preferir su sueño a la mujer que estaba delante de él, ha perdido tanto…

5Otra de las grandes escenas tiene lugar en una habitación de hotel, iluminado por un letrero de neón. Judy (Kim Novak) ha llegado, sin parecerse lo suficiente a Madeleine (Kim Novak), como para satisfacer a Scottie (James Stewart), quien la quiere con el mismo vestido, con el mismo cabello. Sus ojos arden con fijación psicótica. Judy se da cuenta de que Scottie es indiferente a ella como persona y la ve como un objeto. Sin embargo ella lo ama, ella lo acepta . Ella misma entra en el baño para, tras el cambio de imagen final, abrir de nuevo la puerta y caminar hacia Scottie envuelta en una niebla verde inquietante, que al parecer se explica por el anuncio de neón que condiciona toda la escena, pero que en realidad es un efecto del ensueño provocado por la obsesión de Scottie. Una nebulosa cortina de humo verde devuelve a Madeleine al mundo de los vivos ante los ojos del investigador. Como Hitchcock corta para montar un ida y vuelta entre la cara de Novak (mostrando tanto dolor, tanto dolor como esa voluntad de complacer ) y Stewart (en un arrebato de lujuria y control satisfecho), sentimos que ambos corazones están destrozados. Ambos son esclavos de una imagen inventada por un hombre que ni siquiera está en la habitación –Gavin–, quien creó a Madeleine, como una distracción para permitirse el asesinato de su propia esposa. En ese momento Scottie se encuentra dentro de la envolvente partitura con la que Bernard Herrmann crea un inquietante anhelo sin resolver. Se encuentra en el epicentro de las imágenes de molinete de sus pesadillas. En esta escena el genial Hitch nos habla sobre la inutilidad del vértigo de nuestros deseos humanos, la imposibilidad de forzar a la vida para hacernos felices. En esta escena, en su complejidad psicológica, artística y técnica, puede ser la única vez en toda su carrera que Alfred Hitchcock se reveló completamente como ser humano, en toda su pasión y tristeza.

6Y como en todas las películas del director británico, bajo la superficie se esconde una cinta compleja, multirreferencial, que bebe del romanticismo pictórico y musical, pero también de las teorías del psicoanálisis y explora nuevas formas para la narrativa cinematográfica.

Y por cierto, no me gusta  hacer listas de películas favoritas. Sólo me atrevo a  compartir con vosotros, lectores infatigables, que «Vértigo» fue, ha sido, es y será una de mis experiencias onanistas más gratificantes y una de mis más sanas obsesiones… como cinéfilo.

Aunque, de alguna manera, todavía sigo buscando a Madeleine.

  • ¿Así que cinéfilo? Le ruego no me haga perder mi tiempo. Abandone la sala.
  • Lo estaba deseando.

Redacción: Alberto R. Polanco

www.facebook.com/HijosBastardosdelAmorydelaMuerte

Otros ‘Retornos al pasado’ por Alberto R. Polanco: aquí.

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Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.