Retorno al pasado (IV): ¡Qué bello es vivir!

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que-bello-es-vivir-poster¿Cómo una película puede convertirse en la más vista de estas fechas, año tras año, sin ser siquiera una película navideña al uso, más allá de que su punto de partida sea una nochebuena cualquiera?, ¿Por qué nuestros corazones se enternecen ante esta historia, contada una y mil veces, sin miedo a vernos tildados de blandengues u otros apelativos más lacerantes? Quizás porque estas fiestas sean las adecuadas para que abandonemos por unas horas nuestra pesada coraza de acero y nos permitamos esa escondida vulnerabilidad tan inherente a nuestra casi extinguida humanidad. Puede que sólo por ello nos permitamos contemplar al protagonista de esta película sin que acabemos, como casi siempre, aprovechándonos del sarcasmo para volver a confundir bondad con ingenuidad.

Nuestro corazón en tinieblas se muestra permeable a las desventuras de este Don Juan Nadie rebosante de buenas intenciones, y le acompaña a través de toda una vida de grandes sueños que se ven aparcados una y otra vez para reconducir las enormes esperanzas y fantasías de nuestro amigo hacia una vulgar, pero feliz, vida  familiar en su pequeña ciudad natal.

Porque “¡Qué bello es vivir!” se ha convertido con el paso de los años en una enternecedora película de Navidad, pero no es sólo eso. Es mucho más. Una conmovedora disección del valor de la vida de un hombre cualquiera. Una obra maestra oscura y brillante, repleta de pasión, desesperación y alegría. En algunos momentos puede llegar a ser un tanto empalagosa, lo admito, pero conserva ciertos momentos no tan almibarados que pueden sorprenderte incluso después de haberla visto docenas de veces. Tendrás que verla, y volver a verla de nuevo.

La trama.

Nochebuena y todas las oraciones de los buenos ciudadanos en Bedford Falls recaen sobre el pobre George Bailey (Jimmy Stewart), director de la única institución financiera de la ciudad dedicada a conceder pequeños créditos a los obreros y que ha caído bajo el control del malvado Mr. Potter (Lionel Barrymore), el hombre más rico de la ciudad. Una gran cantidad de dinero parece haberse esfumado junto con los ahorros e ilusiones de los vecinos de George, dejándole en una posición desesperada. Sus pensamientos se ennegrecen hasta pensar en el suicidio mientras, bajo la nieve heladora, se acerca hasta un puente que puede suponer el fin de sus problemas y la última solución a sus pesares.

 

1La película ha transcurrido a través de una auténtica pesadilla para el bueno de George que ve como una vida dedicada al servicio y ayuda de los demás le conduce al suicidio. George ha llegado al límite y llega a la conclusión de que, gracias a su seguro de vida, vale más muerto que vivo. Sin embargo, en respuesta a las oraciones, las fuerzas celestiales envían a un bisoño ángel guardián, Clarence Oddbody (Henry Travers), que todavía no se ha ganado sus alas. Cuando, ante la proximidad del suicidio, un desesperado George le dice a Clarence que desearía no haber nacido, el ángel le permite ver como hubiera sido su mundo en general, y Bedford Falls en particular, si su deseo se hiciera realidad.

Así mismo, a través de conmovedores y dickensianos flashbacks conocemos la influencia de George en la vida de esta pequeña ciudad así como sus grandes sueños son reducidos a la cruda y feliz realidad de una vida ejemplar entre sus familiares y amigos.

Es bien sabido que todos estos valores aparecen una y otra vez en la filmografía de Frank Capra, constituyendo la marca registrada de todas sus cintas y contando con el grandísimo James Stewart (“Vértigo”, “La ventana indiscreta”, “La soga”, “Anatomía de un asesinato”, “Historias de Filadelfia”, “El hombre que mató a Liberty Balance”, “Harvey”,…) como su alter ego perfecto. Películas como “Caballero sin espada”o “Vive como quieras” sirven junto a “¡Qué bello es vivir!” para comprobar como el rostro bondadoso de Jimmy Stewart, así como su enorme capacidad actoral, permiten a Capra transmitir todos esos grandes principios morales tan propios de los idealistas que protagonizan la mayoría de sus filmes. En una durísima época de posguerra para Estados Unidos, Capra contribuyó con sus cuentos morales y con cierto tufillo propagandístico a que la desencantada población volviera a confiar en personas como George Bailey. Personas comunes que reflejan el verdadero espíritu humano y la importancia de los amigos, la familia y no buscar la felicidad en lo material.

cinematic-underground-976Porque en esta época nuestra de euribors, primas de riesgo, preferentes y delincuencia legal cobra más que nunca sentido el cuestionarnos sobre el valor de los actos de un hombre corriente, y de cómo esos actos influyen en todo cuanto le rodea mucho más de lo que nunca pudiera haber imaginado. Porque es en esta época de caciques empresariales, tecnócratas y dirigentes teledirigidos cuando personajes como Mr. Potter son fácilmente comparados con cualquiera de los muchos hijos de puta que abundan en nuestros noticiarios. Personajes sin escrúpulo alguno que hacen de la codicia su leitmotiv y que trepan el muro del triunfo económico y/o social a costa de utilizar cada vericueto legal-ilegal-legal que el capitalismo ha creado, para que de ellos dispongan esa ralea inhumana que pasa por encima de nuestras esperanzas, de nuestros sueños y de nuestras familias.

Porque este cuento colmado de evidentes posos dickensianos permanece actual desde su estreno y perdurará hasta el día que el hombre desaparezca del universo y pierda su condición. La condición humana. Aquella que, en la sociedad que nos ha tocado existir, nos convierte a la inmensa mayoría en hombres con traje gris aunque también crea individuos tan llenos de maldad como este Mr. Potter o tan bondadosos como nuestro compadre George Bailey. Así que estas Navidades hagan como yo. Siéntense a ver de nuevo “¡Qué bello es vivir!” para disfrutar de valores que creían perdidos.

Y recen, aunque no sean creyentes, por favor, recen.

Y en sus plegarias tengan presente a todos los George Bailey de este mundo…

Ellos son nuestra última esperanza.

Felices vidas.

Redacción: Alberto R. Polanco

www.facebook.com/HijosBastardosdelAmorydelaMuerte

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.