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Título: Hércules: El origen de la leyenda (The Legend of Hercules)
Director: Renny Harlin
Guión: Daniel Giat, Renny Harlin, Sean Hood, Giulio Steve
Reparto: Kellan Lutz, Liam McIntyre, Scott Adkins, Roxanne McKee, Liam Garrigan, Rade Serbedzija, Johnathon Schaech, Luke Newberry, Jukka Hilden, Rick Yudt
Duración: 99 minutos
Año: 2014
País: EE.UU.
Música: Tuomas Kantelinen
Fotografía: Sam McCurdy
Género: Acción / Fantástico
Productora: Millennium Films
Distribuidora: DeAPlaneta
En un intento desesperado por liberar a su pueblo de la opresión de su vengativo esposo, la reina Alcmena dirige sus súplicas hacia los dioses y fruto de sus plegarias nace Hércules, engendrado por Zeus, padre de los dioses y los hombres. Ajeno a su verdadera identidad, Hércules sufre el desprecio del rey Anfitrión, quien favorece siempre a su hijo legítimo Ificles.
El joven Hércules se enamora de la bella Hebe, aunque su historia de amor queda truncada cuando Anfitrión, padre de Hércules, proclama que será Ificles quien contraerá matrimonio con la princesa. Hércules intenta huir con su amada, pero es capturado por la guardia del rey Anfitrión, quien le envía a la guerra. Tras burlar a la muerte, Hércules se embarca con el guerrero Sotiris en una misión para liberar al reino de la tiranía de Anfitrión, recuperar a su amada de las garras de su hermano y ocupar su lugar en el panteón de los héroes griegos.
Desde el primer minuto en que empieza esta nueva adaptación de la leyenda de Hércules nos damos cuenta de que estamos ante un producto poco esperanzador, un blockbuster familiar para pasar el rato.
La introducción muestra unos efectos digitales, unas escenografías de combate y unos planos ralentizados con demasiados ramalazos al “300” de Zack Snyder (2006). Y si la cosa continuará por ahí, pues bueno, al menos estaríamos dispuestos a entrar en ese sin fin de efectos y batallas épicas pero no, nada más lejos de la realidad, pocas son las batallas y pocos los momentos que se convierten en épicos.
La introductora narrativa a trompicones anticipa lo que se nos viene encima: muchas, muchísimas incoherencias. Una contrarreloj cuenta lunas que nadie se cree, ni siquiera el hermanastro de Hércules. Un pacto con el amo de esclavos para poder volver a Grecia y conseguir la libertad en el que le convencen tan rápido que la credibilidad del momento es de auténtica risa. Y lo peor, el arco de transformación del protagonista, en los momentos clave, en los que tiene que decidir si creer o no y aceptar lo que realmente es, los hechos son tan acelerados y te los plantan de forma tan repentina que acaban siendo totalmente inverosímiles.
Kellan Lutz no está a la altura de un personaje que aunque no requiere de grandes dotes interpretativas sí necesitaría más carisma del que vemos en pantalla. El resto del reparto simplemente está por ahí, haciendo su función pero sin destacar.
Lo mejor, algunos momentos de peleas aunque ya de sobras vistos en la citada “300”. Los embustes del rey y su primogénito para intentar salirse con la suya. Y, por encima de todo, una espada relámpago cogiendo el filme un cáliz fantástico que no se había visto hasta el momento pero que te saca tanto de la película que acaba siendo lo más gracioso, divertido y surrealista del metraje.
Si quieres ver a tíos musculosos, sin camiseta y ponerte algo nostálgico (echándole mucha imaginación) recordando aquellas aventuras venidas de Italia protagonizadas por un Hércules barbudo (Lou Ferrigno), no lo dudes, esta es tu película.
Crítica: Antonio Garrido