«Enemy»: hombre obsesivo, vale por dos

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Cartel EnemyTítulo: Enemy

Director: Denis Villeneuve

Guión: Javier Gullón (Novela: José Saramago)

Reparto: Jake Gyllenhaal, Mélanie Laurent, Isabella Rossellini, Sarah Gadon, Jane Moffat, Tim Post, Laurie Murdoch, Darryl Dinn

Duración: 90 minutos

Año: 2013

País: Canadá

Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans

Fotografía: Nicolas Bolduc

Género: Thriller psicológico

Productora: Co-producción Canadá-España; Rhombus Media / Roxbury Pictures / Mecanismo Films

Distribuidora: Alfa Pictures

“Enemy” es de esa clase de cintas a cuyo visionado hay que ir preparado y concienciado. El propio Jake Gyllenhaal advirtió con sus palabras a todos los que nos dimos cita en la premier de la película: «esta es la película más extraña en la que me he visto envuelto». No sé si habéis reparado en ello, pero estamos hablando de Jake Gyllenhaal, el tipo co-protagonizó “Donnie Darko” (2001) junto a un conejo parlante. Sinceramente, no sabía como sentirme con respecto a “Enemy”, así que preferí dejarme llevar, abrir mi mente y esperar a que la película hablase por si sola; aunque la verdad, sé que, en el fondo, mi corazón cinéfilo estaba ignorando todas estas advertencias; es más, creo que mi pequeño y rojizo músculo del amor tenía argumentos de peso para no hacer caso de ellas.

1 (800x562)En primer lugar, su argumento transmitía convencionalidad: la película nos habla sobre Adam Bell (Jake Gyllenhaal), un hastiado profesor universitario cuya monótona y deprimente vida se ve súbitamente alterada con el hallazgo una película en la que aparece Anthony, un actor de poca monta idéntico a él. Este descubrimiento  se convertirá en una obsesión para Adam, que rápidamente se pone manos a la obra para localizar a su doble; una obsesión que afectará inevitablemente a ambos de maneras que ni ellos mismos se esperan. Sin duda, la premisa era muy interesante y se ajustaba perfectamente a los esquemas de un thriller convencional con algunos tintes fantásticos, pero convencional al fin y al cabo.

En segundo lugar, el tráiler no hacía presagiar nada extraño: un montaje muy sobrio y dramático, con el típico toque de misterio y que juega con la curiosidad del espectador potencial y su deseo por descubrir el desenlace de unos acontecimientos tan inusuales.

Esta tesis de la convencionalidad  urdida por mi corazón se veía sustentada, por último, con la participación en la cinta de Denis Villeneuve, un director de trayectoria ascendente que recientemente nos había deleitado con “Prisioneros” (2013), un interesante thriller mano a mano entre Hugh Jackman y –oh, sorpresa– Jake Gyllehaal que, pese a hacer gala de un argumento muy trillado, estaba dirigido de manera notable, con un pulso narrativo muy equilibrado y unas interpretaciones magistrales. A decir verdad, eso es lo que esperaba de “Enemy”: otro thriller notable, con un argumento lineal que adaptaría libremente la novela en la que se basa y continuista con respecto a la línea marcada por su predecesora. ¡Qué equivocado estaba, amigos!

2 (800x532)Y es que al hablar de “Enemy” no puedo transmitiros ninguna sensación concreta. Se trata de una propuesta muy arriesgada que, al igual que le ocurre a una persona a la que el doctor le comunica su muerte inminente, me hizo pasar por distintas fases.

La primera tuvo lugar según terminó la película y se encendieron las luces de la sala: negación: «no puede ser, acabo de perder 2 horas de mi vida», pensé, para acto seguido pasar por una segunda fase de ira, en la que no me paraba de repetir una y otra vez «nos la han colado, ¡nos la han colado!» al tiempo que caminaba hacia la salida del cine. Una vez en la calle, invadido por el desconcierto y la incredulidad, mi acompañante me preguntó si había entendido la película, ante lo cual no fui capaz de articular palabra alguna. Y así, bloqueado, aterricé en la siguiente fase: confusión. Y es que cuando parecía que uno iba comprendiendo el desarrollo de la trama, la película da un giro de 180 grados, dejándote descolocado e invalidando todo lo que creías haber entendido y con la obligación como espectador de repasar mentalmente todas y cada una de sus escenas en pos de resolver el rompecabezas.  Llegados a este punto y a lo largo de las casi dos horas de viaje que nos quedaban para llegar a nuestras casas, mi acompañante y yo, como si de una negociación se tratase, fuimos construyendo una teoría, una interpretación de la película que fuimos apuntalando progresivamente con los distintos argumentos que nos ofrecía la película: planos sutiles; objetos situados de forma –aparentemente– casual; diálogos que se pasan por alto; el estilo narrativo; el simbolismo de algunas escenas, etc. Sin reparar en ello, llegué a la última fase: la de satisfacción y rendición ante la película, lo fascinante de su propuesta,  y su calidad sin paliativos en términos de de adaptación, dirección e interpretación. Así es, amigos: es cierto que cuesta, pero finalmente, “Enemy” se deja querer y termina disfrutándose.

3 (800x532)Así pues, como queriéndose desmarcar de su anterior propuesta, Villeneuve nos presenta un film de características totalmente distintas: un desarrollo mucho más lento y pausado; un montaje a veces coherente y lineal y en otras deslavazado y aparentemente sin sentido; y sobre todo, un guión con escenas cargadas de simbolismo, metáforas y pequeños detalles a los que no hay que dejar de prestar atención, porque tanto el director como el guionista dejan en manos del espectador la tarea de completar el puzzle que ellos mismos comienzan y no podemos llevar a cabo dicha tarea sin tener todas las piezas.

Entiendo que este encargo pueda frustrar o echar para atrás a algunos de vosotros, para mi, este poder que se nos otorga como espectadores es lo que hace de “Enemy” una propuesta fascinante: no se trata de ir al cine, ver, volver al calor del hogar y olvidarse de lo visto. La película nos sigue más allá de la sala; quiere que pensemos en ella y que disfrutemos en ese proceso. Es más, es posible que, como en mi caso, os haga desear volver a verla, recordar detalles y encontrar algunos nuevos y, de esta manera, reforzar vuestras interpretaciones y teorías.

Me estaba reservando prácticamente para el final mi valoración acerca del trabajo de los intérpretes. Jake Gyllenhaal no sólo nos dijo que era la cinta más rara en la que había trabajado, sino también de la que más orgulloso se sentía hasta el momento. No es de extrañar, pues es el actor el que lleva prácticamente el peso de una película muy visual, con diálogos muy cortos y escasos; y que no echa mano en ningún momento del habitual recurso de la narración para avanzar en la historia. Como se suele decir lo que vemos es lo que hay.

????????????????????Y lo que hay es un gran trabajo de fotografía que inunda toda la cinta de deprimencia con un omnipresente tono amarillo y arenoso; una correcta banda sonora que cumple su función, acentuando sensación de tristeza y monotonía que se pretende transmitir el resto del conjunto y subiendo ligeramente en intensidad en los momentos más dramáticos; y, sobre todo, lo que hay es un trabajo inconmensurable de Jake Gyllenhaal, que es capaz de interpretar a dos personajes físicamente iguales sin que el espectador tenga dudas en ningún momento de cuál es cuál. Adam y Anthony; Anthony y Adam: independientemente de las sutiles diferencias visibles que pueda haber entre ambos –maquillaje y vestuario– cada uno de ellos tiene un lenguaje corporal propio, así como maneras distintas de expresarse verbalmente; y el señor Gyllenhaal es capaz de desenvolverse a la perfección en ambas tesituras interpretativas, lo cual se digno de elogio.

El resto del reparto tiene un papel correcto y en consonancia con el resto de aspectos que configuran el film, si bien sus apariciones son muy esporádicas –casi anecdóticas,  en algunos casos– lo que hace imposible emitir una valoración más profunda al respecto.

Recapitulando, “Enemy” es una película notable pero también arriesgada, compleja  y con un guión cuyo último tramo pone patas arriba los esquemas trazados previamente, dejando resolución del enigma queda en manos del espectador que, llegados a este punto, quedará fascinado o, por el contrario y más probablemente, completamente frustrado. Podría decirse que es de esa clase de propuestas que no tiene término medio: o la amas o la odias; y ante este dilema, me posiciono claramente: yo soy de los que la ama.

????????????????????Bajo la premisa superficial que presenta su sinopsis, subyace una historia que habla del amor, de las tentaciones, de la lucha interior que mantiene el hombre contra sus instintos más bajos y oscuros, de la búsqueda de la redención y, por qué no, también de uno mismo. ¿Es la única manera de percibir la película? Ni mucho menos. Por eso,  os invito a que abráis vuestras mentes y a que acudáis al cine a ver la película dispuestos y en busca de vuestra propia interpretación. Y recordad que “Enemy” es como un medicamento: no surte efecto durante los primeros minutos de su ingesta, pero tened por seguro que, tras un par de horas de reposo y reflexión, comenzaréis a notar la correspondiente sensación de alivio y satisfacción. Palabra de cinéfilo.

Crítica: Jorge Blanco López

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.