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Ficha técnica | Título: Annabellel: Creation. Director: David F. Sandberg. Guión: Gary Dauberman. Reparto: Stephanie Sigman, Talitha Bateman, Lulu Wilson, Anthony LaPaglia, Miranda Otto, Javier Botet. Género: Terror. Duración: 109 minutos. Año: 2017. País: USA. Fotografía: Maxime Alexandre. Música: Benjamin Wallfisch. Productora: Warner Bros. Pictures, Atomic Monster, New Line Cinema, RatPac-Dune Entertainment. Distribuidora: Warner Bros Pictures España.
Secuela de “Annabelle” (2014) aunque la función de la película que nos trae aquí, es la de precuela. Vuelve a ser producida por James Wan, escrita por el mismo guionista que escribió ultrajó el spin-off de “Expediente Warren”, Gary Dauberman y esta vez está dirigida por David F. Sandberg, el cual debutó en los largometrajes de la mano de James Wan en “Nunca apagues la luz”.
Década de los 50. Algunos años después de que Samuel Mullins (Anthony LaPaglia), un fabricante de muñecas, y su mujer Esther (Miranda Otto) perdieran a su hija de siete años en un dramático accidente de coche, el matrimonio decide convertir su hogar en un orfanato. En su casa en mitad del campo, Samuel y Esther acogen a la hermana Charlotte (Stephanie Stigman) y a varias niñas huérfanas procedentes de un orfanato que acaba de ser clausurado. Muy pronto, una de las niñas desencadenará involuntariamente la fuerza maligna que posee una misteriosa muñeca y se convertirán en el blanco de esta diabólica criatura de nombre Annabelle.
Siendo del todo sincera la vi sin esperar nada, sobre todo si echo la vista atrás y recuerdo “Annabelle”, esa película que provenía de una mina de oro como es “Expediente Warren: The Conjuring”, que se convirtió en una película de 95 minutos en los que no pasaba absolutamente nada. Pues bien, si esta no está a la altura de las creaciones de James Wan, sí que a pesar de ser aún un guión bastante mediocre y previsible, la artesanía de David F. Sandberg tras las cámaras salva bastante los trastos, haciéndola medianamente entretenida.
La película empieza enseñándonos como Samuel Mullins está haciendo una muñeca, ya que se dedica a ello y su hija, la cual morirá en un trágico accidente, le insta a jugar con el a través de un escondite a través de mensajitos escritos en papel. Tras los acontecimientos, nos centramos en un grupo de niñas que se ven obligadas a irse a casa de los Mullins porque su orfanato tiene que cerrar, por lo que la hermana Charlotte y las seis niñas se mudan a la casa.
Como todo en estas películas, alguien desatará el mal, en este caso una niña. Dicho mal atacará a los habitantes de la casa, hecho que se me ha semejado mucho a “Insidious” y entre que los adultos se enteran de lo que pasa, las niñas se cierran en banda y los secretos salen a la luz, el mal avanza. Y hasta aquí voy a leer, porque aunque no hay spoilers, ya que prácticamente todo te lo cuentan en el tráiler y sabes que la muñeca tendrá vida más allá de esta década, me parece la mejor opción, por si quieres ir a verla, aunque lo que menos tiene es trama, aunque sí tiene algún que otro susto bien planteado.
No sé qué me pasa últimamente con las películas de terror, hace tiempo que no he visto una que me gustara de verdad. Es más, creo que la última que me satisfizo medianamente fue “Expediente Warren: El caso Enfield”, sí que he de decir que aún no he visto “It”, por ejemplo, pero “La bruja”, “Ouija”, etc… me dejaron fría. No sé, será que no veo las película adecuadas que merecen la pena del género, pero bueno, creo que algún día volveré a reconciliarme con el género que tan buenos momentos me ha hecho pasar. Por que sí, yo con este género me río más que con la comedia.
¿Le ponemos una nota? Pues se va a quedar con un 5.5. No es que haya sido una experiencia religiosa, ni mucho menos, pero sí que me ha gustado el planteamiento en la dirección de la película. A pesar de tener un guión muy manido, ha sabido encontrar en la preparación y en el susto una dinámica más que acertada, muy del estilo de James Wan, todo he de decirlo y que, aunque no me hizo que me sobre cogiera, sí que me hizo sentir lo suficientemente incómoda para reconocérselo. Habrá que seguir de cerca a David F. Sandberg.
Crítica: María José Díaz-Maroto
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