Brujería, breve reflexión sobre la magia, algunos casos macabros y el Malleus Maleficarum

El mito de las brujas y el mundo de la hechicería siempre han atraído a la gente porque representa aquello que no se puede explicar y que puede proporcionar posibles […]
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El mito de las brujas y el mundo de la hechicería siempre han atraído a la gente porque representa aquello que no se puede explicar y que puede proporcionar posibles soluciones a problemas mundanos. También atrae por su indiscutible atractivo como mito fantástico e incluso como simple elemento icónico.

Sin embargo, la historia encierra grandes significados detrás de las leyendas urbanas, los actos inquisidores y los hechos de muchas personas pertenecientes al colectivo hechicero.

La magia puede ser blanca (positiva) o negra (negativa). Desde el antiguo Egipto, la Grecia clásica y la era romana, la magia ha estado presente en la vida de las personas. Primero, como un elemento natural y necesario, pues cuando la ciencia no era tal, la magia era la encargada de administrar soluciones al pueblo de la mano de los alquimistas, por ejemplo, lo que hoy en día sería lo más parecido a un científico que trabaja en crear medicamentos. Se definiría a la magia como la primera forma de ciencia.

El uso de la magia en tiempos remotos como algo esencial y normal, se vería enturbiado, con la llegada del catolicismo y su creencia en el Diablo. Evidentemente, la figura del Diablo se utilizaba como un elemento de persuasión para atemorizar y someter al pueblo bajo sus doctrinas. La magia, pasa a ser a partir de la Edad Media, una práctica prohibida y perseguida por la Inquisición, por considerar que la persona que la perpetra ha hecho un pacto con el diablo.

También es de suponer que a raíz del profundo adoctrinamiento católico hacia el pueblo, el fanatismo comenzase a provocar o estimular cierta psicosis en algunas personas. Esto, a su vez, sería aprovechado porla Iglesiapara imponer más todavía su condena hacia la magia, haciendo énfasis en estos casos oscuros. Y cómo una cadena incesante de consecuencias, esto alimentaría el folklore acerca de la figura de la malvada bruja representada como la anciana fea, que viste de negro, vuela con su escoba y vive en una oscura cueva.

Esto son opiniones personales a partir de la información que he leído; no está de más decirlo para que esto no se entienda como un intento de afirmar como correctas mis suposiciones.

Así pues, puedo llegar a creer que los actos de brujería en la época medieval en muchos casos se ven provocadas indirectamente por la presión social y eclesiástica, ejerciendo una influencia negativa en aquellas personas con tendencias psicopáticas, que veían en la magia negra una manera de desarrollar sus delirios y la parte oscura de su personalidad.

En este contexto, en la España del siglo XVII, se detectan varios casos de brujería negra como por ejemplo el caso de la mujer de Trujillo, en 1626. En el pueblo de Navalmoral de la Mata, quince testigos acusaron frente ala Inquisición a una vecina que, según ellos, practicaba rituales de magia negra e incluso profanaba tumbas para perpetrar algunos hechizos. Un documento del archivo nacional histórico, narra como la presunta bruja quiso eliminar el hechizo en el cual se acosaba a otra mujer, colocando en un barreño dos velas encendidas, un crucifijo y una muñeca de cera llena de alfileres por las coyunturas. Lo que hizo fue lanzar el contenido a una hoguera, asegurando que el Mal de la víctima del hechizo, residía en él.

También se recoge en el archivo histórico nacional, el caso de Feliciano Canales en 1700: Acusado de hacer rituales con muñecos de cera, huesos de difunto, un extraño polvo verde y pelo de difunto.

Cómo último ejemplo de estos rituales, también encontraremos los llamados rituales de amor que, en casos como el que voy a relatar, también se hacían servir de la profanación de cadáveres. Este ritual en concreto se llevaba a cabo de la siguiente manera:

Había que depositar siete habas junto a la cabeza de un gato negro, en un cuenco lleno de tierra de sepultura. Tras regarlo nueve días seguidos con agua bendita, las habas debían crecer saliendo por los ojos y la boca del gato. Después de tomar un espejo en las manos mirándose en él, había que sacar las habas una a una e ir metiéndoselas en la boca. Cuando la persona que había realizado el hechizo tocase a alguien con una de las habas, esa persona caería enamorada de ella.

Cómo véis, estos casos son solo algunos ejemplos de la parte más macabra y negra de la historia de la magia. Por supuesto y, por suerte, también ha habido personas de mentalidad sana que ha llevado a cabo rituales que no implican ningún método oscuro para curar enfermedades (en su momento y sin otro medio científico inventado) y para obtener objetivos positivos sin dañar a un tercero.

Sin embargo,la Iglesia persiguió en general a cualquier persona que no compartiese sus doctrinas, resultase sospechoso de no seguirlas y a quien se acusase de brujería.

La figura de la mujer como icono de la brujería no es una casualidad, como muchos os imaginaréis. Una vez más entra en juego la lacra del machismo, que culpaba a la mujer de todos los males de la sociedad. Considerada como un ser inferior intelectualmente y susceptible de ser manipulada por el Diablo.

En este contexto, aparece un tratado que es considerado como el más importante en cuestiones de caza de brujas: Malleus Maleficarum o El martillo de las Brujas.

Compilado y escrito por dos monjes inquisidores dominicos: Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, publicado en Alemania en el año 1486. El tratado es un exhaustivo libro sobre la persecución a las brujas, que luego de ser publicado en Alemania, tuvo docenas de nuevas ediciones en Europa y un profundo impacto en los juicios contra las brujas en el continente durante doscientos años.

Durante la feria del libro en Valencia y de la mano de mi amiga Yolanda Toledo, descubrí este tratado para mí desconocido hasta entonces. Lo encontramos con una encuadernación en plan antiguo, una edición que conserva la portada original y los dibujos interiores. Nos cautivó al instante y tuve que adquirirlo. El tratado consta de tres extensas partes, cada una de ellas delimitada por distintos capítulos: La primera, busca probar que la brujería existe. Detalla como el Demonio y sus seguidores perpetran los males, siempre con el permiso de Dios. Ya que, según ellos, Dios lo permite para que el Diablo no gane poder ilimitado y destruya el mundo. Habla de brujas, demonios, súcubos, íncubos… La segunda parte, habla de las formas de brujería. Detalla los hechizos que las brujas lanzan: desde convertir a un hombre en bestia, hasta provocar alucinaciones de índole sexual como la separación del miembro viril del cuerpo. También habla de la actuación de las parteras, en algunos casos, considerada demoníaca cuando se producen abortos. Según ellos, la partera se asocia con el Diablo para mandarle el alma del niño. También hace hincapié en reforzar la figura femenina como inferior y tendente a la maldad. La tercera parte, detalla las maneras en que se puede enjuiciar a los acusados de brujería y herejía. Métodos para detectar, sentenciar o destruir brujas. Se defiende la tortura como método de persuasión para conseguir este fin y se aconseja maneras para llevarlo a cabo. Además, sostiene que el simple rumor popular es suficiente prueba como para acusar a alguien de brujería e, incluso, se afirma que una defensa muy vigorosa por parte del acusado, es evidencia de que está embrujado.

En definitiva, es un tratado hoy en día muy interesante para conocer más a fondo la manera de pensar de la Inquisición, conocer la brujería un poco más y de hacer un ejercicio de pensamiento objetivo para aprender de la mentalidad de la época.

Desde tiempos medievales, la magia en general se ha visto negativizada por culpa de los actos macabros y de la actuación inquisidora. Una campaña de acoso y derribo que ha desembocado hoy en día en una imagen quizás hasta burlesca, de la mano de falsos brujos y brujas que se dedican a estafar a los creyentes con falsos ritos que de lo único que versan es de estafar dinero.

El aspecto que se salva de esta negatividad sería la parte fantasiosa y blanca, representada por brujos “buenos” como Merlín, así como otros ejemplos literarios y cinéfilos.

Personalmente, creo que la magia es el origen de la ciencia y se debe de ver como algo natural en el ser humano, un elemento más que busca obtener respuestas acerca del mundo que nos rodea.

A lo largo de la historia, como conclusión, la magia ha sido desprestigiada desde la iglesia hasta los falsos videntes estafadores y las/os brujas/os que le daban un sentido macabro al no estar en su sano juicio.

Una lástima, pero no dejan de ser consecuencias, desde el punto de vista objetivo, del influjo de la cultura en el hombre, creando diferentes etapas y aspectos de un mismo concepto en origen.

 

 Fuentes: Cuarto Milenio (Cuatro), Wikipedia y Malleus Maleficarum (1486)

Redacción: Lydia Alfaro

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