La doncella del barreño de madera

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La leyenda de hoy no trata de seres sobrenaturales del folklore japonés, ni de diosas que ayudan a las buenas personas, ni de guerreros valientes. La historia de esta vez es una pequeña historia de amor, de bondad y de esperanza. Una leyenda que, aunque no tenga muchos elementos mágicos y misteriosos, te saca una sonrisa.

Una joven que por circunstancias se ve obligada a sufrir en silencio insultos y burlas pero que gracias a su paciencia y buen corazón consigue su recompensa más adelante.

Si la queréis descubrir leed esta historia, seguro que os encantará…

 

 

*Nota: la imagen de la doncella con el barreño en la cabeza que acompaña al texto en realidad es un komusō, un monje mendicante que oculta su rostro con una canasta de paja y que toca la shakuhachi o flauta japonesa. Al tener el rostro oculto he decidido añadirla porque casaba bastante bien con la historia.

 

 

La doncella del barreño de madera

 

Hace mucho tiempo vivía un matrimonio cuya hija estaba dotada de gran belleza y encanto. Pero un día el padre se puso muy enfermo y al poco tiempo murió. La madre, que también estaba enferma y era ya muy mayor, estaba muy preocupada por el bienestar de su hija.

-Hija mía, tu padre descansa en paz y yo que estoy tan débil me reuniré muy pronto con él. Me da miedo dejarte sola en este mundo, eres hermosa y la belleza es una tentación y un cebo para los hombres. La pureza de una flor no evita que sea arrancada y arrastrada por el barro. Tu rostro es demasiado bello, por eso debes esconderlo. Sino será tu perdición y te llevará a una vida de vergüenza –después de pronunciar estas palabras, la madre cogió un barreño de madera y se lo colocó en la cabeza de la muchacha para ocultar su belleza–. Llévalo siempre puesto, te protegerá cuando me vaya.

 

 

Al poco tiempo la madre murió, y la muchacha, para subsistir, fue a trabajar a los arrozales. El trabajo era duro pero la joven jamás se quejaba y se esforzaba mucho. Pero su extraña apariencia con el barreño de madera suscitaba comentarios allá donde iba, y de este modo empezó a ser conocida como “la doncella del barreño de madera en la cabeza”. Muchos se reían de ella, otros intentaban atisbar su rostro; incluso algunos intentaron quitarle el barreño de la cabeza, pero resultó imposible. Y entre risas y bromas crueles la muchacha soportaba este trato tan grosero con paciencia, pues ella creía que el amor y la sabiduría de su difunta madre la recompensarían más adelante.

Un día un campesino muy rico se fijó en ella. Observó que era una joven muy trabajadora y se sorprendió de su diligencia y rapidez en cumplir con sus tareas. Se quedó tan fascinado que ni siquiera se rio del barreño que llevaba en la cabeza. Después de observarla durante un tiempo le dijo:

-Trabajas bien y no parloteas con los compañeros. Me gustaría que trabajaras en mis arrozales hasta que termine la cosecha.

Cuando terminó de recoger todo el arroz y el invierno ya llegó, el rico campesino, todavía más impresionado por la muchacha, le pidió que se quedara trabajando en su casa como doncella porque su mujer estaba enferma y necesitaba que alguien la cuidara y la atendiera.

La joven aceptó muy agradecida su nuevo trabajo, y atendió a la enferma con la misma diligencia y cuidado que demostraba en los arrozales.

El matrimonio, al no tener hijas, enseguida le cogió un gran cariño a la joven huérfana y la llegaron a considerar como su propia hija.

 

 

Un día, el hijo del matrimonio regresó al hogar. Era un joven muy inteligente que había estado estudiando en Kyoto, pero que también conocía la vida de la ciudad y sus múltiples placeres. Los padres creían que su hijo pronto se cansaría de la vida en el campo y temían que pronto se despidiese de nuevo para regresar a la ciudad. Pero para sorpresa de los padres, el hijo jamás deseó abandonar su casa.

Un día el hijo preguntó a su padre quién era esa doncella que llevaba un barreño en la cabeza, y éste a su vez le explicó la historia de la muchacha. Al oírla el joven se conmovió mucho pero eso no le impidió reírse un poco del barreño. Aun así, la muchacha cautivó tanto al joven por su gracia y su nobleza que no tardó mucho en enamorarse de ella, hasta el punto de querer tomarla por esposa. Pero por desgracia, la mayoría de sus amigos se opuso al enlace:

-Tan sólo es una criada que lleva un barreño en la cabeza.

-Lo lleva para engañar a los incautos porque en realidad esconde su fealdad.

-Será mejor que busques otra esposa, no aceptaremos a esta mujer calculadora y ambiciosa.

 

 

Todos estos rumores y terribles comentarios hacían sufrir a la muchacha. Incluso la señora de la casa, que antes era buena y cariñosa con ella, se volvió en su contra. Todos estaban en contra de la muchacha, pero el único que seguía sin cambiar de opinión fue el campesino rico que la trajo a casa. Le gustaba mucho esa joven y estaba encantado con la idea de verla casada con su hijo. Pero con todo, no se atrevió a decir en voz alta su opinión debido a la oposición de todo el mundo.

El joven tampoco se echó atrás en su decisión de casarse con la muchacha, más bien todas las dificultades hacían que su determinación aumentara.

Finalmente, su madre, al ver que tanta oposición no servía de nada, aceptó de mala gana el matrimonio.

Con gran alegría, el joven fue a ver a su futura esposa para comunicarle la buena noticia, pero ella le respondió:

-No puedo casarme contigo. Sólo soy una simple criada.

El joven no se desanimó ante estas palabras y le confesó su amor una y otra vez, pero la muchacha no cambió de opinión. Los amigos y los parientes del joven se enfadaron mucho al ver la actitud de la doncella y decían que la joven se había burlado de ellos.

Pero lo que todos ellos no sabían es que la muchacha amaba tanto al hijo del campesino que no podía permitir que ese enlace llevara la discordia a la familia que la había salvado de la pobreza.

Esa noche la muchacha lloró desconsoladamente hasta quedarse dormida de agotamiento, y en sus sueños apareció su bondadosa madre para consolarla:

-Querida hija, no sufras más y cásate con el hijo del campesino. Ya verás como todo volverá a la normalidad.

Al día siguiente, la joven ya se sentía mucho mejor gracias a las palabras de su madre, y cuando su enamorado volvió a pedirle matrimonio ella aceptó con una sonrisa.

Enseguida se hicieron los preparativos para celebrar el enlace y las damas se reunieron con la novia para quitarle definitivamente el barreño de la cabeza. Todas lo intentaron, incluida la joven pero el barreño estaba atascado. El futuro marido se acercó a su enamorada y le dijo:

-No te preocupes, me gustas con o sin barreño.

Y acto seguido empezó la ceremonia. Según la costumbre, los novios debían beber de la misma copa como símbolo de su unión. Y cuando los labios de la novia tocaron la copa se escuchó un crujido y el barreño se rompió, dejando caer oro, plata y piedras preciosas. Gracias a eso la doncella pudo aportar su propia dote.

Los invitados se sorprendieron y maravillaron al ver tantas joyas juntas, pero lo que más les sorprendió fue cuando alzaron la vista: ante ellos estaba la mujer más hermosa de todo Japón.

 

 

 

 

Redacción: Mariona Rivas Vives

Historia extraída de ‘Mitos y Leyendas de Japón’ de F. Hadland Davis (Satori Ediciones)

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