Especial Samuráis | Cine: “Los Siete Samuráis”, de Akira Kurosawa. La valentía y el honor de siete hombres

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Título: Shichinin no Samurai (Seven Samurai)

Director: Akira Kurosawa

Guión: Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni

Reparto: Toshirō Mifune, Takashi Shimura, Yoshio Inaba, Seiji Miyaguchi, Minoru Chiaki, Daisuke Katō, Ko Kimura, Kamatari Fujiwara, Keiko Tsushima, Yoshio Tsuchiya, Kokuten Kōdō

Duración: 205 min.

Año: 1954

País: Japón

Música: Fumio Hayasaka

Género: Acción. Drama. Aventuras | Japón feudal. Siglo XVI. Samuráis. Película de culto

Productora: Toho

Distribuidora: A Contracorriente Films

 

Sinopsis: Japón, siglo XVI. Una aldea de campesinos indefensos es repetidamente atacada y saqueada por una banda de forajidos. Aconsejados por el anciano del pueblo, acuden a la ciudad con el objetivo de contratar a un grupo de mercenarios para asegurar su protección. A pesar de que el único salario es comida y techo, varios samuráis se van incorporando uno a uno al singular grupo de siete que finalmente se dirige a la aldea para protegerla.

 

 

En esta primera semana del Especial Samuráis os proponemos una película única en su género y dirigida por uno de los cineastas más grandes y geniales de todos los tiempos: Los Siete Samuráis de Akira Kurosawa.

Todo un referente en el mundo del cine y una fuente de inspiración para muchos directores, Los Siete Samuráis es la obra cumbre de Kurosawa. En ella se cuenta la historia de un grupo de campesinos que pide ayuda a siete samuráis para deshacerse de unos bandidos que quieren saquear el pueblo. La característica que tienen en común estos samuráis es que no son los típicos guerreros magníficos montando a caballo y con ropas elegantes; son más bien samuráis humildes, unos rōnin –samuráis sin amo– casi tan pobres como los campesinos mismos. Y aun sabiendo que no conseguirán nada a cambio, tan sólo un lecho y comida, los siete guerreros aceptan el humilde encargo como valientes samuráis que siguen su ética.

Una vez en la aldea, los siete enseñan a los campesinos algunas técnicas de lucha y los lideran en las batallas ayudándolos a deshacerse de los bandidos para siempre. De este modo, a pesar de ser unos rōnin y pobres de solemnidad, cumplen con su deber como samuráis para con el pueblo demostrando su valor en varias luchas encarnizadas defendiendo de los campesinos. Al final del film tan sólo unos pocos samuráis consiguen sobrevivir. Pero quienes ganan esta batalla a los bandidos no son los samuráis sino los campesinos mismos, que con esta victoria consiguen deshacerse de su problema. En cambio los samuráis supervivientes marchan del pueblo del mismo modo en que vinieron: pobres y sin haber conseguido nada a cambio.

Si hay algo que destacaría de esta película serían los buenos momentos que nos brindan los siete samuráis. Desde el principio el grupo desprende un aura de camaradería que se contagia y hace que el espectador les coja cariño a todos y cada uno de ellos, en especial al séptimo y último guerrero que se une a la comitiva: Kikuchiyo, interpretado por el gran Toshirō Mifune –que también llegó a actuar en otras películas de Kurosawa como Rashōmon (1950), El idiota (1951) o Yojimbo (1961)–, un personaje tragicómico que es el que da los toques de humor a la película pero cuya figura también tiene su trasfondo triste.

Los Siete Samuráis se granjeó una fama y una popularidad tan grandes en Occidente que en 1954 llegó a ganar el León de Plata en el Festival de Venecia y fue nominada a los Oscar en 1956 como Mejor Dirección Artística y Mejor Vestuario. También se han llegado a realizar varios remakes. El más famoso de todos es el western rodado en 1960 Los siete magníficos, interpretado por Yul Brynner. Los de Pixar también fueron seducidos por el film de Kurosawa hasta tal punto que en 1998 hicieron una película de animación titulada Bichos, una aventura en miniatura.

Akira Kurosawa está considerado como uno de los grandes maestros del cine junto con Yasujirō Ozu y Kenji Mizoguchi. Sus películas siempre han sido aclamadas tanto por la crítica como por el público, y sobre todo en Occidente donde se le venera con entusiasmo.

A nivel mundial las películas de Kurosawa han sido una fuente de influencias, incluso aún hoy en día siguen inspirando a muchos directores. Las técnicas cinematográficas que empleaba le dieron a sus películas un estilo propio, así como el uso de los elementos meteorológicos –como la fuerte lluvia en la batalla decisiva de la película que nos ocupa hoy– o dejar que los actores utilizaran el vestuario para desgastarlo antes del rodaje para que de este modo la ropa le diera más autenticidad a los personajes. Estas son algunas de las peculiaridades que marcaron el estilo y la forma de trabajar de Kurosawa. No es de extrañar que debido a su perfeccionismo al director se le conociera también como Tennō, el Emperador. Un apodo que le venía como anillo al dedo.

Volviendo a Los Siete Samuráis, es una de esas películas míticas que han pasado a la historia del cine como una de las grandes. En ella se refleja el valor y la camaradería de siete hombres fieles a sí mismos y al código de honor del samurái que, a pesar de las pocas posibilidades de sobrevivir, aceptan ayudar a unos pobres campesinos. Una película un tanto larga pero que en ningún momento se hace pesada, más bien al contrario: el desarrollo de los acontecimientos y las luchas contra los bandidos hacen que el ritmo de la película y el interés en ella no decaiga en ningún momento. Se trata de una historia diferente a la de esos héroes a los que estamos acostumbrados a ver y que llegan y salvan a un pueblo. Los personajes son todos entrañables, más humildes, más humanos y por ello más cercanos. En definitiva, una obra maestra de un genio que hay que tener en cuenta.

Cartel original de la película (1954)

 

 

Redacción: Mariona Rivas Vives

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