Amaneció el día 8 de febrero de 2014, para el común de los mortales un día con quehaceres cotidianos, para la Infanta Cristina, sin lugar a dudas, un día que permanecerá en su memoria. El día en el que por primera vez en la historia de España, un miembro de la Familia Real, comparece ante el Juez en calidad de imputado.
Todo comenzaba a las 07:15 horas cuando la Infanta era captada por las cámaras de televisión abandonando el Hotel AC Victoria Suites de la localidad de Barcelona, rumbo al aeropuerto. Hemos podido ver en los distintos informativos, imágenes grabadas con cámara oculta de Cristina de Borbón, a bordo el avión de la compañía Vueling que le llevaría hasta Palma de Mallorca, hemos sido testigos de cada movimiento que ha realizado sentada en la butaca del avión, en compañía de su escolta.
Tras tomar tierra en Palma de Mallorca, ponía rumbo hacia el Juzgado. A las 09:45 horas le veíamos aparecer en el interior de un vehículo, desvelando una de las intrigas más discutidas en los últimos días, cruzando la famosa cuesta de entrada a las dependencias judiciales. Las puertas delanteras del vehículo se han abierto, los escoltas han salido al exterior, y por fin, hemos podido ver su cara. Sonriendo, saludando a dos funcionarias que le miraban a través de una ventana, y a dos de los policías que custodiaban las instalaciones judiciales. Se ha fundido en un apretón de manos con Jesús Silva, uno de sus letrados y ha accedido al interior del Juzgado. Por delante más de cinco horas de interrogatorio por parte del juez José Castro que ha realizado un receso de dos horas al mediodía, para retomar bien entrada la tarde la declaración.
En los informativos televisivos hemos comprobado la controversia creada sobre si ha dado once pasos desde que ha salido del vehículo hasta que ha entrado en el Juzgado, o si por el contrario han sido catorce, hemos visto a una abogada de la Acusación Popular, encantada de conocerse, atusarse el pelo, colocarse adecuadamente el cuello de la chaqueta y sonreír a las cámaras antes de contestar a las preguntas de los periodistas. En diversos medios de prensa escrita analizaban el vestuario de la Infanta Cristina y opinaban que una chaqueta de terciopelo azul no conjunta adecuadamente con un pantalón de tela gris, incluso han afirmado que ha lucido en su mano izquierda el mismo bolso con el que hemos podido ver a la Princesa Letizia en otras ocasiones. Pero ¿alguien se detiene a analizar lo verdaderamente importante del caso?.
En los últimos años, estamos siendo testigos de multitud de casos de corrupción, cohecho, saqueo de arcas municipales, expedientes de regulación de empleo fraudulentos… Desgraciadamente no existe un día en el que esos periodistas que hoy se contaban por cientos a la entrada de los Juzgados de Palma de Mallorca, realicen un telediario en el que no se mencione ninguna noticia vinculada con esa «picaresca» que ha reinado en nuestro país durante tantos años que llegamos a considerarla parte de nuestra normalidad.
La Infanta declarará hoy, en base a lo que manifieste, el Juez Castro decidirá desimputarla o continuar con el proceso, cogerá un avión y proseguirá con su vida. Si se demuestra que es inocente, al igual que cualquier ciudadano anónimo, deberán declararla como tal. Si se demuestra que sobre ella recaen indicios de criminalidad, como cualquier ciudadano anónimo, deberá responder ante la Justicia. Pero no corramos el riesgo de quedarnos sólo con «cuántos pasos dio la Infanta desde que se bajó del vehículo hasta que accedió al Juzgado».
Redacción: Begoña Rodríguez
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