Entrevista a Juan Carlos Suñén: poeta, crítico y… político

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Juan Carlos Suñén. 2014.

Juan Carlos Suñén. 2014

 

Juan Carlos Suñén (Madrid, 1956) es una de las figuras claves y más influyentes de la poesía contemporánea española además de un crítico literario de enorme prestigio, disciplina ejercida en medios como El País o ABC Cultural. Ha recibido importantes galardones poéticos como el Rey Juan Carlos, el Ciudad de Melilla, o el Francisco de Quevedo. Ha fundado revistas como El crítico y también dirigido la Escuela de Letras (centro pionero en formación literaria en nuestro país).

En la actualidad, alterna su retiro en Magaz de abajo (reducida localidad del Bierzo) con la organización de ciclos como Favorables, Madrid, Poema y una reciente actividad política como miembro  representante de la plataforma Podemos de la que ha sido voz e imagen durante las pasadas elecciones europeas.

Su décimo y, por el momento, último libro, La habitación amarilla (Bartlebly, 2012) recibió el Premio de la Crítica de Madrid 2013.

Hoy, en Pandora Magazine, Fernando López Guisado aprovecha la coyuntura para mantener una conversación sobre la lúcida visión de Suñén respecto a  la escritura así como su perspectiva de la realidad social, política (y también poética) de nuestro país.

Fernando López Guisado: Nos encontramos de nuevo tras un tiempo en otra entrevista. Entonces, se acababa de publicar La habitación amarilla que finalmente fue galardonado con el premio de la crítica de Madrid. Sin duda una formidable trayectoria para la obra. Aunque la pregunta sea evidente… ¿qué supone la obtención de un galardón así?

Juan Carlos Suñén: Un premio no solicitado, y no dotado económicamente, es en principio un reconocimiento desinteresado, así que se disfruta sin recelo. Un grupo de críticos de Madrid se reunió y escogió La habitación amarilla como el mejor libro de poesía de ese año y, personalmente, les estoy muy agradecido porque no debió de ser una elección fácil. Al margen de eso, de la satisfacción personal, las ventas  no parecen haberlo acusado (no son malas, pero no han aumentado) así que ahí queda la cosa.

FLG: ¿Ha realizado alguna revisión/relectura del libro? ¿Queda uno satisfecho de su obra o, como le ocurría a Borges, nunca se acaba de pulirla?

JCS:  Sí, lo he releído y revisado. Nunca estoy del todo seguro, del todo fuera de mis libros. Aunque no he realizado grandes cambios, como en otros casos, sino más bien correcciones menores, ajustes en pos de una mejor exactitud en la expresión de la duda (y perdón por la paradoja).

FLG: Poniendo sobre la mesa el tema incómodo de premios literarios (sobre los que han corrido ríos de polémica y tinta roja) ¿Merecen la pena? ¿Están tan vendidos como ciertos medios o poetas no premiados afirman? ¿O quizá la idiosincrasia de los premios busca un tipo de libro más inmediato, menos ambicioso en su conjunto?

JCS: Hace poco, en otra entrevista, respondía a eso que los premios me van sirviendo cada vez menos, que no me presento a ninguno si tengo un editor y que es mejor un buen editor que un buen premio. A veces, sin embargo, no es fácil encontrar lo primero sin lo segundo y la tentación de entrar en ese submundo es comprensible, sobre todo si eres joven. No se trata de que estén «vendidos» o «lastrados», hay de todo: jurados insobornables que no saben leer, puertas giratorias, honestidad, deshonestidad, fidelidades, infidelidades, manías, estéticas, razones… y «poetas no premiados», como usted dice. Lo mejor, lo más puro, sería no ser joven.

FLG: La habitación amarilla planteaba una reconciliación del hombre con la naturaleza, con su propia voz, un esfuerzo lingüístico de imaginación y alejamiento de lo superfluo… Sin duda ha sido un encuentro que ha merecido el reconocimiento de crítica y público… ¿Es definitivo o debe el poeta asomarse a un nuevo reto en cada libro?

JCS: Cuando uno comprende que su tiempo es limitado, cuando entra en ese periodo de descuento que se caracteriza por que cada movimiento va acompañado de un secreto crujido, busca la reconciliación, o la conciliación; sobre todo si, como es mi caso, uno ha sido más bien esclavo de su carácter, propenso a los grandes dramas, y se ha extraviado con facilidad en tolvaneras demasiado mundanas. Llegado ese momento de conciliación, esencial, la naturaleza se vuelve una necesidad interior y una morada sensible, objetiva. Pero los libros no reflejan obligatoriamente el estado actual del poeta, a menudo se atrasan o, lo que es más inquietante, se adelantan. El reto, al menos para mí, es quitárselos al tiempo.

FLG: También ha participado recientemente en la extensa antología En legítima defensa: poetas en tiempos de crisis (Bartleby Ed.). ¿Tienen los poetas alguna opción contra la crisis o, citando a Mark Strand, la única opción  es coger la metralleta?

JCS: La única opción es personarse; y eso es la metralleta, supongo.

FLG: Ha formado parte de las listas del nuevo partido político Podemos, que ha obtenido un estupendo como sorprendente respaldo electoral. ¿Por qué decidió presentar candidatura y cómo ha vivido este comienzo político?  ¿Tendrá continuidad?

JCS: Podemos tendrá continuidad, ya que se basa en una política de la verdad, sin ideas preconcebidas ni ataduras posibilistas. ¿Por qué no va uno a instalarse mentalmente en el ideal para fijar sus metas reales? Presenté candidatura porque estaba allí y me lo pidieron, porque era oportuno y posible estar dentro de estos acontecimientos (quería hacerlo); pero sobre todo porque no se puede estar siendo conducido al matadero y presumir de ser un mero observador. Ahora bien: la estructura de funcionamiento de Podemos me garantiza que, cumplido el encargo, podré volver a mi escritorio, colaborar desde otros lugares, sumar discretamente, mantener la independencia. El relevo es constante y la experiencia es puesta en común, no necesita personalizarse y, mucho menos, profesionalizarse.

FLG: Podemos ha recibido violentos ataques por parte de las fuerzas políticas más establecidas, tan serios como estar respaldados por dictaduras (de diferente calado) como absurdos respecto a los lugares donde se compran la ropa sus integrantes. ¿Cómo se viven desde dentro? ¿Quizás suponen un signo de miedo, de que algo está cambiando?

JCS: Yo diría que es miedo, sí, y también que, aunque estúpidamente expresado, responde a un nerviosismo comprensible. Después de todo estamos hablando de desmantelar un régimen que les permite enriquecerse a costa de los votantes y perpetuarse en unos privilegios que nadie (al menos nadie juicioso) les ha otorgado; hablamos de eso y de revisar un sistema que es mortal de necesidad para la inmensa mayoría, para el futuro de todos y para el propio planeta, pero al que se aferran con un egoísmo tan cínico e irracional que resulta inhumano.

FLG: Para alguien que ha experimentado de primera mano una dictadura fascista ¿qué supone comprobar que en Europa han salido reforzados los partidos totalitarios y extremistas?

JCS: El fascismo es el último cartucho del capitalismo. De momento parece sólo una amenaza circunstancialmente jaleada por la incertidumbre que las políticas de recortes provocan en los más ignorantes, pero si bajamos la guardia acabaremos por encontrarnos en una situación terrible. Debemos enfrentarlo ahora, y frenarlo. Los que hemos vivido una dictadura, aunque fuese de pequeños, ya no dejamos nunca de soñar en blanco y negro. Es muy triste, y también es muy serio.

FLG: Volviendo a la poesía… Se dice que en España se publica mucha pero se lee muy poca… ¿Conjetura provocadora o sinceridad a voces?

JCS: La poesía no se lee menos que la novela, por ejemplo, sólo se vende menos. Y si se publica demasiado es porque los poetas nos dejamos pagar con humo; la culpa es nuestra.

FLG: Además de poeta ha ejercido como crítico literario en diferentes publicaciones. ¿Nos podría nombrar algunos poemarios o autores (nacionales y extranjeros) contemporáneos que considere meritorios e imprescindibles?

JCS: No. Meritorios son todos e imprescindibles muchos entre nacionales y extranjeros. Para colmo, el término «contemporáneo» tampoco limita el alcance de la pregunta (en realidad lo ensancha); pero para no parecer tan descortés, y hablando sólo de nacionales, le diré que puede encontrar una nómina representativa en los programas de Favorables, Madrid, poema, unas lecturas que organizo en Madrid, en CentroCentro desde el año pasado. No todos son poetas «de mi cuerda» (usando una expresión que cualquiera entiende) y quizás falten los más jóvenes, los más viejos y algunos con quienes no llegué en su momento a un acuerdo de fechas. Ahí están Concha, Ildefonso, Esperanza, Olvido, Miguel, Eloísa, Antonio… y el que tire de cualquiera de esos hilos puede fácilmente llegar a una tradición de valor y a unas soluciones de continuidad que seguirán vivas dentro de muchos años.

FLG: Como siempre, la marca de la casa, ya realizada… ¿Por qué escribe (o continúa escribiendo) Juan Carlos Suñén?

JCS: Ya no tengo tiempo para dejarlo.

Sobre Fernando López Guisado

Fernando López Guisado (Madrid, 1977) combina la escritura, la divulgación cultural y la reseña literaria con la Imagen Radiológica. Ha publicado: Aromas de Soledad, El Altar de los Siglos, Porque nunca fue suyo, La Letra Perdida (2ª edición 2014, edición ecuatoriana 2015 en El Quirófano Ed.), Rocío para Drácula (premio de la Asociación de Editores de Poesía 2014) y Montaña rusa. Aparece en numerosas antologías y ha coordinado el volumen Anatomías Secretas en torno a la figura del licántropo. Colabora con diversos medios y revistas de difusión cultural. Conduce la bitácora digital Buenas Noches Nueva Orleans. Ha realizado labores de profesor de taller de creación, asesor literario y jurado en diversos certámenes. Durante las noches de invierno, brilla por la radiación acumulada.