Con mis mejores deseos: órdenes de equipo

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Tossa de Mar, 7 de abril de 2013.

 

Saludos:

Menuda semana ¿ eh? Vaya colapso nervioso he sufrido: no sabía dónde acudir. Está lo de los escraches y lo de Ada Colau, que acabará por ser la Juana de Arco de la post transición. Está la Infanta Cristina, imputada por un juez por tráfico de influencias y con la imputación recurrida por la Fiscalía Anticorrupción. Sí, habéis leído bien: por la Fiscalía Anticorrupción. ¿ Que no lo entendéis? Pues os aseguro que si unos seres extraterrestres tipo los Eternos, los de los Cuatro Fantásticos, existen y están observándonos, tampoco deben de entender nada. Pero todo esto no es nada comparado con lo de Kim-Jong Un y su peinado, bombas atómicas incluidas. Nos estamos riendo mucho pero como el tipo este suelte una bomba, pensad que debe de ser mucho peor que la de Hiroshima, y supongo que todos habéis visto los vídeos. Y mientras toda esta locura no te deja dónde acudir, yo dándole vueltas a lo del Gran Premio de Fórmula Uno de Malasia. Que qué ha pasado. Que Vettel se ha saltado las órdenes de equipo, atacando a su compañero cuando este no podía defenderse y asumiendo un riesgo inaceptable. Incluiría la toma on board del adelantamiento, pero no sé cómo se hace. Sólo os digo que si Webber llega a cambiar mínimamente de trayectoria, Vettel hubiera hecho un Niki Lauda. Lo más curioso es que el país en el que más se ha defendido a Vettel no ha sido Alemania, como podía ser de suponer, sino España. Tal vez porque se supone que la victoria de Vettel perjudica a Alonso.

Decía Antonio Machado por boca de Juan de Mairena que el español no silba en realidad al torero, sino al aplauso que este se gana. En Reino Unido, en Italia, en Alemania, se ha criticado a Vettel. Excampeones del mundo como Jackie Stewart o Jacques Villeneuve también lo han hecho. Y entonces surge la pregunta del deportista de toda la vida – es decir, del tipo que no ha hecho más deporte que el de cambiar el mando a distancia y que criticaría exactamente lo  mismo si beneficiase a Alonso o a algún otro- Si Vettel ha incumplido las órdenes de equipo para ganar ¿ Qué problema hay? Ninguno. Imaginemos que Cristiano Ronaldo le quita el balón a Higuaín justo cuando iba a chutar a gol para marcarlo él. O que Messi regatea a Xavi para llevarse la pelota y marcar. O que Paul Gasol  le pone un tapón a Kobe Bryant. O que un gregario de Contador le ataca en pleno ascenso a un puerto de montaña y lo deja descolgado. La Fórmula Uno también es un deporte de equipo. De hecho, lo que se disputa de verdad es un Mundial de Constructores; que el público siga más el de pilotos se explica por lo que Tom Wolfe llamó en Lo que hay que tener el combate singular. No vamos a identificarnos con un ingeniero – ni siquiera uno tan carismático como Adrian Newey- ni con los tipos que cambian los neumáticos – fundamentales para la victoria- sino con el tipo que se juega los cuartos montado en el coche. Pero, detrás de él, hay equipos de a veces hasta 400 personas, las mismas que participaron en el Proyecto Apolo; ingenieros, diseñadores, directores de equipo, mecánicos y así hasta los encargados del catering. Enzo Ferrari, Il Commendatore, tenía una frase que resumía esto: “Corres para Ferrari y ganas para Ferrari.” O sea, no para ti.

Alain Prost se permitió el lujo de criticar el monoplaza de Ferrari y el Commendatore lo echó a la calle sin fijarse siquiera en sus títulos del mundo. Las escuderías se dejan mucho dinero para que un niñato pueda cargarse un coche por un ataque de testosterona. Vettel salía primero, adelantó el primer cambio de neumáticos y tal vez se precipitó – yendo primero, no necesitaba arriesgar-; Webber salió muy bien, acertó con los cambios de neumáticos y a pocas vueltas del final estaba por delante de Vettel, habiendo salido mucho más atrás. O sea, que había gestionado mucho mejor su carrera, y el equipo trató de premiar eso asegurando que las posiciones no cambiarían en las últimas vueltas. Vettel insultó por radio a su compañero, dijo al muro que se lo quitaran de delante – cuando no iba más rápido que él- y por último se lanzó a un arriesgado adelantamiento. “Hasta ayer pensaba que Sebastian era uno de los más inteligentes y elocuentes jóvenes que he conocido. Hoy no pienso lo mismo” Jackie Stewart. Imaginaos haciendo lo mismo en vuestro puesto de trabajo, o a un cirujano quitándole las pinzas y el escalpelo al otro para hacer él la incisión. Lo de Vettel fue una falta de respeto a su equipo y a su compañero. Horner, director de Red Bull, trató de excusarlo diciendo que Alonso o Hamilton hubieran hecho lo mismo. Hamilton tal vez lo hizo cuando era un novato en la clasificación de Hungría 2007, pero después no se lo he vuelto ver hacer más. Alonso no lo ha hecho nunca. Siempre ha obedecido al muro. Fue eso lo que le salvó del famoso crash-gate Briatore/Simons/Piquet. Cuando le llaman a la primera o segunda parada, en un momento del todo inverosímil, Alonso pregunta como tres o cuatro veces, incrédulo “Are yo sure!?” No entendía nada. Pero obedeció. Si Vettel quiere hacer lo que le da la gana, que corra solo, que se pague un equipo de un solo corredor. Un campeón no sólo es los títulos que tiene. Gilles Villeneuve no ganó un solo campeonato del mundo, pero será tan recordado como Vettel. Y más respetado. No os aburro más, que me pierdo con la Fórmula Uno.

 

Con mis mejores deseos.

 

Redacción: Jerónimo Fernández Duarte

 

 

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