La minería del carbón, a escena

Hay sectores productivos que siempre han sido muy sensibles a los cambios. La minería del CARBON es uno de ellos. En tiempos difíciles fueron los que nos quitaron el frío […]
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Hay sectores productivos que siempre han sido muy sensibles a los cambios. La minería del CARBON es uno de ellos.

En tiempos difíciles fueron los que nos quitaron el frío e hicieron que las fábricas funcionaran; en una palabra, con su esfuerzo y su sangre, sacaron al país de la miseria.

A lo largo de los años se mantuvo una estructura empresarial minera a base de subvenciones estatales para mantener un sector productivo que en estos momentos de rentable tiene poco.

Las cuencas mineras han ido desapareciendo casi silenciosamente, hasta el punto que en algunas partes del país ya no saben lo que es el carbón; y menos aún lo que fue.

Las empresas han ido cerrando porque no podían mantenerse ni con subvenciones. Otras se han ido agrupando bajo el control de unos pocos empresarios que mantienen un monopolio a base de “chantajes a los gobiernos de turno” para evitar conflictividades sociales. O pagais o despido a toda la plantilla.

Hace unos años se creó el PLAN DEL CARBON para ir dejando la producción y potenciar otras actividades en las cuencas mineras. El dinero si ha llegado, pero no se sabe en que se ha invertido. No hay nuevas fuentes de riqueza en las cuencas y la gente se sigue agarrando a las minas como único modo de subsistencia.

El gobierno de turno deberá comenzar a pedir explicaciones del destino del dinero entregado a las autonomías implicadas. Si todo saliera a la luz las sorpresas podrían ser muy desagradables. Por miedo a las responsabilidades esto no hay quien lo toque.

Se siguen exprimiendo los presupuestos del estado para evitar conflictos, pero ahí están de nuevo. No hay dinero para seguir pagando las nóminas de los mineros.

El carbón que se produce es caro y malo. Las centrales térmicas que son prácticamente los únicos clientes que les quedan a la  minería no lo quieren y exigen que si tienen que quemarlo, tenemos que pagar la diferencia de costes entre todos.

Ya es anecdótico ver camiones descargando carbón para alimentar las calefacciones de los inmuebles de las ciudades. Ya no se hacen pisos con “carboneras”. Y la industria ya no quema carbón para generar energía que mueva sus máquinas. El coste de generación de electricidad a base de combustión de carbón se sale de cualquier presupuesto de productividad.

Ante este panorama alguien tiene que tomar medidas estudiando posibilidades y opciones.

Cuando había dinero para  crear industrias alternativas no se utilizó para ello. Quiénes han sido los responsables? Como siempre los políticos. Y no es por echar la culpa a los de siempre, pero es que a la política iban todos los caciques, mediocres y medradores vagos del país y así nos ha ido.

Hoy nos encontramos con lo que hemos ido construyendo y los conflictos salen de nuevo a la calle. Y solo están empezando.

 

Fotografía: Alberto Ibán Diezhandino – Campomanes, entrada de Pola de Lena (Asturias)

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