Sacrificio para terminar con el sacrificio: entrevistamos a la Asociación Protectora de Animales SOS VITORIA

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El maltrato animal y los abandonos de mascotas en España son parte del día a día. Las vacaciones, las temporadas de caza y los caprichos de las personas, entre otras cosas, provocan el abandono de millones de animales de compañía que en muchas ocasiones mueren de hambre, frío, atropellados… En el mejor de los casos llegan a alguna perrera en la que estarán treinta días, que es lo que exige la ley. Si tienen chip pueden pasar varios meses a la espera de que alguien los reclame. Si esto no ocurre, son sacrificados para dejar sitio a otros que correrán su misma suerte. Cada año son sacrificados en las perreras miles de perros y gatos en todo el país.

Aparte del abandono, muchos animales domésticos mueren a causa de agresiones físicas propinadas por sus dueños, de hambre, sed y entumecimiento por no poder moverse tras dejarlos atados en fincas o tenerlos encerrados en un diminuto balcón de un piso. Otros son mutilados, quemados vivos y torturados por gente que se divierte viéndolos sufrir. Algunos tienen horribles muertes tras sufrir abusos sexuales.

Gracias a asociaciones protectoras de animales, algunas de estas criaturas tienen segundas oportunidades y pueden llegar a conocer lo que es vivir rodeados del cariño de una familia. APASOS VITORIA es una de estas asociaciones. Martín M., uno de sus fundadores, nos explica cómo funciona.

APASOS VITORIA surgió el verano de 2004 con la intención de evitar los sacrificios de animales en la perrera de Vitoria-Gasteiz: se sacrificaban de quinientos a mil perros anualmente y otros tantos gatos. Tras ver un cartel de la asociación APASOS BILBAO decidieron entre varias personas, crear una asociación en Vitoria, ya que no existía ninguna. De aquellos emprendedores hoy sólo quedan en la asociación Miguelón y Martín.

Martín nos narra lo duro que resultaron los primeros tiempos en los que tuvieron que abrirse camino muy poquito a poco, pasito a pasito y viendo cómo todos los martes se sacrificaban cinco perros y cinco gatos. A día de hoy, gracias a la labor de APASOS VITORIA  apenas hay sacrificios en la perrera de Vitoria-Gasteiz.

La Asociación está compuesta por 310 socios y 78 voluntarios. La Junta Directiva está formada por nueve personas, y de esos nueve, cinco son los incondicionales, que como dice Martín “tiran del carro y toman decisiones”.  Martín precisa que tiene que haber una pequeña jerarquía, para organizar lo que tiene que hacer cada uno y saber quién se encarga de cada cosa.

cartel1_grande Pandora Magazine: ¿Cómo se financia la Asociación?

Martín M.: El dinero con el que sobrevive la Asociación proviene de las aportaciones que hacen los 310 socios, desde 3 euros al mes que es lo mínimo, hasta la cantidad que cada uno quiera. También se reciben donaciones.

Alguna empresa en momentos puntuales, realiza contribuciones, como por ejemplo en las jornadas de adopción que organiza APASOS VITORIA todos los años, en las que una empresa presta un juego para los niños y otra hace fotos a los que asisten con sus mascotas.

También hay huchas que APASOS VITORIA ha ido colocando en algunos establecimientos públicos para que la gente pueda dejar las moneditas de las vueltas de las compras.

Si se puede, acuden a algunas fiestas y ponen un puestito en el que se venden los artículos de la tienda que tienen en el Centro Comercial Gorbeia, que abre los sábados, y en la que se puede encontrar casi de todo: desde artículos para mascotas, artículos de regalo, cosas de segunda mano que dona la gente, camisetas,  artesanía que muchas veces hacen en sus ratos libres los voluntarios/as.

El Ayuntamiento de Vitoria- Gasteiz, contribuye con una pequeña subvención.

P. M.: ¿Qué tipo de gastos tiene de la Asociación?

M.M.: El 90% de los gastos de la Asociación son “gastos veterinarios”. En 2012 estos gastos superaron los 50.000 euros, aplicados los descuentos que diversos veterinarios nos hacen en algunas de las intervenciones que practican.

Las urgencias las cobran a precio normal y nos entran unos dos mil animales al año, algunos en muy mal estado.

P. M.: ¿Los miembros de la Asociación reciben algún tipo de compensación económica?

M.M.: Ninguno de los componentes de APASOS VITORIA percibe ninguna clase de sueldo ni beneficio de ningún tipo. Todo se hace de forma voluntaria y altruista.

 

Martín nos explica que APASOS VITORIA no cuenta con instalaciones propias. Su labor se hace con los animales que llegan a la perrera municipal de Vitoria-Gasteiz y en estas instalaciones. Cuando los animales llegan a la perrera los trabajadores municipales los registran en sus ficheros y comienza un proceso burocrático.

Después los voluntarios/as de la Asociación  les hacen fotografías y las publican en la página web de la Asociación  para que la gente las vea y tengan más oportunidades de ser adoptados. En muchas ocasiones, los animales llegan en condiciones lamentables, por lo que algún voluntario los lleva a las clínicas veterinarias colaboradoras, para ser atendidos de urgencia por un veterinario. Tras ser dados de alta en la clínica, necesitan una casa para continuar la recuperación, donde les administren la medicación necesaria, no pasen frío, no se ensucien  y no se contagien de infecciones. Para esta recuperación son imprescindibles las casas de acogida, al igual que para los cachorros y los perros de avanzada edad, ya que todos ellos son muy vulnerables.

En las casas de acogida se encargan de todo los cuidados: tanto la alimentación como todo lo que necesiten los animales, lo abona APASOS VITORIA. Desgraciadamente, no siempre se encuentran casas de acogida y los animales terminan en casa de Lourdes o Rosita, dos voluntarias que tienen una especie de hospital montado en casa y un corazón que no les cabe en el pecho.

Los perros que están en la perrera reciben atenciones y caricias de los voluntarios/as que van a las instalaciones municipales y los sacan de las jaulas para que “estiren las patas”.

Me cuenta uno de los voluntarios que van cuando sus obligaciones laborales y familiares les hacen posible tener tiempo libre, en los horarios en los que la perrera está abierta a los visitantes. Enseñan a los perros a pasear con correa e intentan socializar a los más asustados, ya que algunos, tanto perros como gatos, sólo conocen la parte mala de las personas. Los voluntarios limpian las jaulas si están sucias y vigilan que los comederos y bebederos estén  limpios y llenos. Además controlan que los perros estén bien de salud, si observan vómitos, diarreas o heridas en algún animal, se lo dicen a los trabajadores de la perrera y el voluntario/a  encargado de ir al veterinario lo lleva a una clínica en caso de ser necesario.

Los gatos adultos son esterilizados y viven en unas casetas situadas en un jardín cerrado con una alambrada. A ellos no hay que sacarlos de paseo pero hay que limpiar los areneros y las camas e intentar que los que tienen miedo se acostumbren a las personas.

Algunos perros tienen problemas de conducta y si es posible, APASOS VITORIA los lleva a una residencia canina en la que algunos voluntarios/as participan en su reeducación junto con un adiestrador. En ocasiones, hay perros que muerden a alguien tanto por agresividad como por miedo y son sacrificados por los trabajadores de la perrera, siguiendo unas normas basadas en la seguridad.

Todo lo que se hace por estos animales debe contar con el permiso de los trabajadores de la perrera. Ellos son los que mandan y los que deciden lo que se hace con cada animal ya que están bajo su responsabilidad.

En la actualidad, son adoptados anualmente en Vitoria-Gasteiz unos setecientos perros de la perrera municipal. Los gatos no tienen tanta suerte. Unos doscientos perros son enviados a Alemania cada año.

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P.M.: ¿Cómo surgió la idea de enviar a los perros a Alemania?, ¿A dónde van? ,¿Cómo se llevan?

M.M.: Todo empezó cuando asociaciones protectoras alemanas se pusieron en contacto con APASOS VITORIA a través de asociaciones protectoras de Madrid. En Alemania existe otra cultura respecto a los animales,  apenas se produce abandono, de hecho, algunos ciudadanos alemanes visitan la página web de la Asociación para adoptar.

Antes de iniciar los viajes, los perros han de estar perfectamente identificados, sus cartillas veterinarias al día y su estado de salud garantizado. La Diputación Alavesa debe expedir un documento llamado TRACE, en el que se especifica qué tipo de transporte se va a utilizar, qué carga se transporta, de dónde, por dónde y a dónde va.  El vehículo en el que se desplazan los perros, también debe cumplir unas normas, como por ejemplo, el poder tener contacto visual con todos los perros que se transportan. Todas estas gestiones también las realizan los voluntarios.

P.M.: ¿Cuál crees que podría ser la solución para tantos abandonos y maltrato?  –El tono de voz de Martín cambia y esboza un intento de sonrisa surgido de la esperanza.-

M.M.: «Esterilización, no criar y no comprar. Que la gente se conciencie de que un animal es un ser vivo y debe ser tratado como uno más.»  Sería un gran avance que no se exhibiesen animales en las tiendas, que para poder criar tus perros tuvieses que tener una licencia, que con esa licencia se regulase cuántos criadores puede haber en cada zona y de qué razas, que no se dejase tener camadas en cada celo de las hembras y que se controlase dónde va cada uno de los cachorros vendidos.

P.M.: ¿Qué opinas de la defensa de los animales que hace la actual legislación?

M.M.: No ayuda prácticamente nada. Hay muchas trabas, hay que pillar al maltratador mientras comete el maltrato, hacen falta testigos y casi nunca es posible. La parte administrativa es un poco más dura, ya que una persona que abandone un animal tiene una sanción  de 1.500 euros, aunque muchos se libran de pagarla.

P.M.: ¿Crees que hay mucho desconocimiento sobre lo que se considera maltrato animal y sobre qué hacer si se tiene conocimiento de su existencia?

 M.M.: Sí, es algo cultural, generacional. Somos el país más atrasado de Europa porque los cimientos están mal. No podemos decir que sí se puede torturar a un toro y a un perro no.

P.M.: ¿Cuál ha sido la situación que más te ha impactado?

M.M.: Hubo dos que me marcaron mucho. Una fue un perrito al que su dueño dejó en la perrera. El perro tenía un tumor en la cabeza y el tumor era tan grande que había hecho que uno de los ojos se le saliese. El dueño lo dejó allí, con el ojo fuera y retorciéndose de dolor.

La otra historia que me impactó, incluso puede que más que la anterior, fue la de un perro no muy grande pero anciano, tenía 10 años. Su dueña, una señora mayor, lo llevó a la perrera. Comentó que el perro orinaba sangre y no pensaba gastarse dinero  en veterinarios, porque era un perro viejo y que lo dejaba allí. El perro lloraba incesantemente, como una persona. Se veía que llevaba muchos días en ese estado. Sus lloros ponían la piel de gallina. Tenía unos dolores insoportables por unas piedras en los riñones que obstruían por completo los conductos urinarios. ¿Podía ser verdad tal falta de empatía por parte de aquella mujer?  ¡El perro era un anciano con achaques de su edad, igual que la mujer que lo estaba abandonando!.

P.M.: ¿Qué te hace seguir adelante y sobrellevar el sufrimiento que tu labor conlleva?

M.M.: “Nunca mires a los ojos de un perro abandonado si no vas a ayudarlo, porque su mirada te seguirá toda la vida”.

 

Tanto en los ojos de Martín, de Miguelón o de otros miembros de APASOS VITORIA se puede ver la tristeza producida por el sufrimiento de aquellos a los que ayudan.

Sin duda alguna, todos los miembros de las asociaciones protectoras de animales hacen un gran sacrificio para poder terminar con el sacrificio.

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Algunos de los voluntarios posando junto al actor Gabino Diego en la última jornada de adopción celebrada en julio de 2013.

 

Redacción: Rocío Zapata Cañizo

 

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