Hoy inauguramos nueva sección de actualidad: bajo el nombre «Con mis mejores deseos», repasaremos la actualidad de la semana desde otro punto de vista.
Para ello utilizaremos un género importante en nuestra historia de la literatura, el epistolar.
¡Que lo disfrutéis!
Tossa de Mar, febrero de 2013.
Hola a tod@s:
Aunque tal vez debería buscar otra fórmula porque leí en Twitter que esto es algo así como feminismo rancio, o falso, o, en resumen, una estupidez. Twitter se ha convertido en la versión digital de las puertas de los lavabos de la facultad ¿ os acordáis? Llenas de mensajes, números de teléfono, etcétera. El trending topic era decir que tal o cual chica de la clase era una guarra y se dejaba tocar las tetas. Y se adjuntaba número de teléfono. Ahora las campañas son más virales y no reparan en si te llamas Candela Peña, Beatriz Talegón o Maribel Verdú. Por suerte, sólo son palabras. Si los escritores de tuits revolucionarios fueran de verdad revolucionarios lo de la Revolución de Octubre iba a ser una broma.
Bueno, ya me pensaré cómo empiezo la próxima vez. Por aquí estamos en pleno carnaval. Cuánto trabajo. De verdad, es un no parar. Es que en Tossa de Mar el Carnaval es el Carnaval. Casi siempre hay alguna colla de Tossa ganando algún premio en las ruas de los alrededores. En la de Calella, las cuatro colles que fuimos ganamos algún premio ¡ Y participaban cuarenta y dos! Los de Lloret dicen que eso es porque en invierno aquí no hay nada que hacer, y en parte es verdad. Tal vez por eso, para distraernos, la Guardia Civil ha decidido hacer registros en varios ayuntamientos de la zona, y hasta en el Consell Comarcal. Es para darnos tema de conversación.
Ahora que, para carnaval el de los espías, que digo yo ¿ Por qué todo el mundo va a comer al mismo restaurante? ¿ Nadie se había fijado antes en que los floreros llevaban micrófono? Me imagino a alguien comiendo allí y diciendo “Camarero, hay un micrófono en mi sopa”, o “Camarero, hay un microchip en mi solomillo”. No sé, al hablar de espías me imagino a tipos con gabardina, gafas oscuras y sombrero de fieltro leyendo un periódico, cosas que, quieras que no, en Barcelona cantan un poco, que siempre hemos sido muy modernos, más de ir casual y de Ipads.
Hablando de otra cosa, la semana pasada nos presentaron el nuevo Pla de Salut, hasta 2015, y uno de los ejemplos de ahorro que nos daban era el que habían conseguido en Reino Unido reduciendo los gastos administrativos y en contratación de personal dentro del Sistema Nacional de Salud. Me permití la breve observación de que se estimaba un aumento de unas 1200 muertes evitables desde entonces, y el aumento del índice de mortalidad evitable en varios hospitales, obligando incluso a investigar uno de ellos, el de Stettford, descubriéndose que estaba cercano a una película de terror. Dijeron algo así como “bueno, sí” y pasaron la siguiente diapositiva. Era un power point muy mono. No sé cómo no se le ha ocurrido a ningún jefe de recursos humanos pero podrían hacer despidos por power point. Es mucho más bonito que por SMS.
Voy terminando para no aburriros. Estoy acabando Donde las piedras son dioses, de Norman Lewis. Este hombre escribió libros de viaje por Extremo Oriente y también uno sobre un invierno que pasó en Tossa, aunque el carnaval no era lo mismo por entonces. Me gustaría conseguirlo. Menos el excéntrico de Capote, que prefirió Palamós, parece que todo el mundo haya pasado por Tossa, incluso W.H. Auden. El otro día, algo triste, y como no puedo ir a la peluquería a cambiarme el peinado y quedaría muy raro comprarme un par de zapatos de tacón de aguja, me compré dos libros que ahora me esperan: 84, Charing Cross Road y Una lectora poco común. Ya os contaré en una nueva carta, si tengo tiempo con esta apasionante vida que llevo entre el trabajo y las tareas domésticas. Hasta la vista.
Con mis mejores deseos.
Redacción: Jerónimo Fernández Duarte
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