Tossa de Mar, 8 de marzo
Buen viernes y día de la mujer trabajadora:
Si os digo que hace tres años, tal día como hoy, esto parecía Canadá, tal vez no me creeríais. Una tormenta de nieve que duró doce horas se cargó todo el suministro eléctrico de la Costa Brava y la nieve cortó las carreteras. No había luz, ni calefacción. No funcionaban los teléfonos, tanto los móviles como los fijos, y tampoco funcionaban los cajeros automáticos ni los surtidores de gasolina. Aquello duró cinco días. Cuando miras el día de hoy, casi primaveral, con algunas tiendas abriéndose porque le temporada está a punto de empezar, te parece mentira. Pero como dice Muñoz Molina en su último libro, Todo lo que era sólido, las cosas, hasta las que damos por supuestas, pueden desaparecer. Valdría la pena que lo recordásemos.
Volviendo a Muñoz Molina, nos dice también que en España se perdona antes al adversario político, al otro bando – una peligrosa retórica que ya dura demasiado tiempo- que al heterodoxo del propio bando, el que no dice lo que se espera que diga. Si una persona lee determinado periódico es posible adivinar todos sus gustos, tanto culinarios como musicales, será un bloque. Hay una manera de ser de izquierdas, una manera correcta de ser de derechas y una manera correcta de ser nacionalista – o no nacionalista. Me cuesta entender la controversia que se ha generado por el hecho de que el PSC, un partido federado con el PSOE, haya votado de manera distinta una resolución acerca de la posibilidad de una consulta negociada entre Gobierno Central y Govern de la Generalitat – ambos a la vez Estado-, que en ningún modo me parece soberanista. Patxi López dijo que ellos no habían apoyado una consulta similar en tiempos de Ibarretxe, pero olvida decir que en aquel tiempo unos desalmados mataban gente bien de un tiro en la nuca o mediante las bombas lapa, y eso hacía innegociable lo otro. La rigidez de los partidos, la disciplina de voto, que unos representantes del pueblo no puedan votar en conciencia las cosas que nos afectan a todos, no las entiendo. Como tampoco entiendo que se haga dimitir a un fiscal por expresar una opinión. Aunque me habría gustado escuchar la opinión de los señores Mas y Homs si la opinión hubiera sido la contraria. Creo que el problema es que nuestros políticos hacen más declaraciones que los futbolistas, que ya es decir, y la mayor parte de las veces, con la misma enjundia y sustancia. A veces me pregunto si todo ese ruido de fondo que generan no es una maniobra de distracción o un elemento disuasorio, que a la vez nos impide ver las cuestiones fundamentales y nos disuade de acercarnos a la política. Es como si con toda esta actividad febril y en el fondo inútil pretendieran hacerse omnipresentes e imprescindibles. Todos, nosotros y ellos, saldremos ganando cuando se ciñan al espacio que debería corresponderles, sin duda importante, pero no más que el de los ciudadanos.
Para descansar un poco de tanta solemnidad y reflexión me apunté una noticia que me encantó: resulta que en Bradford, Yorkshire, Gran Bretaña, un tipo vestido de Batman se presentó en una comisaría de policía, llevando a un malhechor que estaba en busca y captura, y lo entregó diciendo “tengo algo para vosotros”, perdiéndose en la noche a continuación. Me parece asombroso no ya que alguien se disfrace de Batman, se tome el trabajo de buscar a uno que está en busca y captura y lo entregue a la policía, sino que el delincuente se aviniese, al parecer sin que mediase coacción a acompañar a Batman a la comisaria y permitiese ser entregado. Los diarios británicos se tomaban la noticia con cierta jocosidad, e incluso se empeñaron en descubrir la identidad secreta del Batman de Bradford, que lejos de ser un millonario huérfano resultó ser un repartidor de pizzas ya crecidito. Me pregunto cuál hubiera sido el trato que la prensa española hubiera dado a la noticia: dependiendo de la cabecera se hubiera dicho que era un facha, un 15-M, un nacionalista español, un separatista catalán, un hombre de Esperanza Aguirre o de Cospedal. La fragmentación y el enfrentamiento es nuestro modo de afrontar la realidad.
No sólo he leído el libro de Muñoz Molina, también leí el libro en el que la Reina de Inglaterra se transforma en una absorta lectora. Un librito amable y sin consecuencias. Quién dice que la Reina no lee libros. Tal vez lo haga, incluso puede que los escriba. Su bisabuela, la Reina Victoria escribió un diario de 122 tomos. Si se trataba de cuadernos escolares, de unas cien páginas, estamos hablando de 12200 páginas, la mitad de la obra completa de Josep Pla, aproximadamente.
Me despido sintiendo que está llegando la primavera, a pesar del temporal de levante que hemos tenido, de las olas que se han llevado la playa, antes de que lleguen los turistas. Nos vemos.
Con mis mejores deseos.
Redacción: Jerónimo Fernández Duarte
Cada vez me gusta más esta sección. Genial Jero!!!!