Así se elegirá al sustituto de Benedicto XVI

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A lo largo de la mañana de hoy, los 205 cardenales presentes el Roma , 115 electores (menores de 80 años y con derecho a la elección del Papa) y 90 no electores (mayores de 80 años, que no votan en el cónclave, pero si pueden ser elegidos) están reunidos en la Basílica de San Pedro celebrando la eucaristía llamada Pro eligendo potífice que es la misa de comienzo del cónclave en la que se pide al Espíritu Santo que acuda en ayuda de aquellos que deben elegir al Papa.

Una vez terminada, los cardenales electores se retiran a la Casa Sta Marta, situada dentro del Vaticano y construida por Juan Pablo II para acoger a los purpurados que se reúnen para la elección. Allí estarán alojados lo que dure el cónclave aislados de todo contacto con el exterior. Han pasado 13 días desde que Benedicto XVI hizo efectiva su renuncia al solio pontificio.

Una vez en la casa de Sta Marta , a la tarde dará comienzo el Conclave, el segundo de este tercer milenio. Y después de 10 congregaciones generales, que han tenido lugar a lo largo de la semana pasada ya por fin, los cardenales tienen la responsabilidad de elegir al sucesor de Pedro, el 265 obispo de Roma.

¿Cómo se desarrollará el cónclave?

Cuatro veces al día, dos a la mañana y dos a la tarde (exceptuando hoy, que sólo hay una votación) los cardenales recorrerán los 350 metros que distan de la Casa Sta Marta a la capilla Sixtina para proceder a la elección. Todos ellos al entrar hacen un juramento de confidencialidad que sólo puede ser roto si el Papa elegido así lo hace saber, sino, todo lo que pase dentro de la elección, quedará guardado en secreto.

Todas las votaciones contaran con tres escrutadores (encargados del recuento), tres infirmarii (encargados de recoger los votos de los purpurados enfermos) y tres  revisores (encargados de  verificar el recuento). Se repartirán tres papeletas a cada Cardenal en las que está escrito en latín Eligo in Summum Poticifem  y cada cual, podrá el nombre de su candidato de manera lo más ilegible posible, para no darse a conocer por la letra.

La votación se realiza de forma que cada cardenal se levanta de su asiento y con la papeleta en alto va hasta el altar.  Una vez allí pronuncia el juramento “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido” y deposita la papeleta en la urna y vuelve a su sitio.

Una vez todos hayan votado se procede al recuento. Los escrutadores recuentan los votos. Si el número de votos es distinto del de votantes, se queman las papeletas y se repite la votación. Los nombres de los votantes se van anotando en una relación, mientras que los votos contabilizados se van cosiendo con aguja e hilo manteniéndolos así unidos. A continuación, los tres revisores supervisan las notas de los Escrutadores y revisan los votos, para asegurarse de que aquéllos han cumplido correctamente su cometido.

El P. Federico Lombardi  director de la Oficina de Prensa, ha resumido en una de sus últimas comparecencias públicas el 11 de marzo los actos finales del Cónclave:

“Si un cardenal consigue los dos tercios -la mayoría solicitada- el cardenal Decano de la asamblea, en este caso el cardenal Giovanni Battista Re, pregunta al elegido: “¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontifice? Y una vez recibido el consentimiento le pregunta: “¿Con que nombre quieres ser llamado?”.

Entonces el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias actuando como notario y teniendo como testigos a dos ceremonieros que serán llamados en aquel momento levanta acta de la aceptación del nuevo pontífice y del nombre que ha tomado. Se procede entonces a quemar las papeletas para la “fumata” blanca. Acto seguido el nuevo Papa se viste en la llamada “Estancia de la lágrimas”, quizás por la emoción del momento. Cuando vuelve se da lectura a un pasaje del Evangelio ligado al ministerio petrino, se reza brevemente y los cardenales desfilan, uno por uno, ante el nuevo pontífice felicitándole y prometiéndole obediencia. El Papa y los cardenales entonan juntos el Te Deum. “En este cónclave hay una novedad – ha señalado Lombardi- el Papa antes de salir al balcón para saludar a la multitud, pasa desde la Capilla Sixtina a la Paolina para rezar sólo unos momentos ante el Santísimo Sacramento. Después del anuncio del protodiácono, como es habitual, se asoma al balcón y, junto con el saludo da la bendición “Urbi et Orbi”.

Redacción:  Padre Irimego

Fotografía: Miguel Castaño

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