Análisis de los resultados electorales catalanes

Pasadas las elecciones y con el cien por cien de los votos escrutados, podemos sacar algunas conclusiones del nuevo panorama político en Cataluña. Lo más destacado e importante es el […]
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Pasadas las elecciones y con el cien por cien de los votos escrutados, podemos sacar algunas conclusiones del nuevo panorama político en Cataluña. Lo más destacado e importante es el descalabro electoral del actual presidente de la Generalitat Artur Mas. Ha pasado de tener 62 escaños a 50. En las elecciones del 2010 estuvo a punto de conseguir la mayoría y los sondeos previos hacían vaticinar el fracaso de su programa.

La gestión de gobierno del actual president  está lejos de lo que podría llamarse modélica, y eso le ha pasado factura, por otro lado el mensaje ambiguo de Artur Mas sobre si estaba a favor de un estado propio también. Siempre defendió la posibilidad de pedir un referéndum y el autogobierno de Cataluña, amenazó con romper el pacto fiscal si no se destinaban más recursos e incluso admitió que se podría acabar siguiendo el camino de la independencia. Pero a diferencia de los partidos de izquierda nacionalista, siempre pareció más un recurso de presión que un objetivo a largo plazo.

Y es que con los sentimientos no se puede jugar. Es comprensible que una persona nacida en Cataluña y cuya lengua materna sea el catalán tenga un sentimiento nacionalista muy profundo y que por convicciones se declare abiertamente republicano e independentista. Tengo algunos amigos que abogan por seguir ese camino con argumentos y razones objetivas. Se puede estar a favor o en contra de sus ideales, pero es totalmente legítimo. Artur Mas buscó más los ideales de los otros catalanes; nacidos o no en territorio catalán pero totalmente integrados e identificados con Cataluña. A estos se le intentó convencer a través de la “pela” con el discurso que si pudiéramos gestionar todos nuestros recursos, habría  más dinero para inversiones y en consecuencia, crear empleo.

No convenció ni a un electorado ni a otro. ¿A dónde han ido pues, esos doce escaños que ha perdido? Por un lado el claro vencedor ha sido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que defiende abiertamente un estado propio e independiente de España, que ha pasado de ser la tercer fuerza política empatada con Iniciativa per Catalunya- El Verds (ICV-EUiA) a ser la segunda casi duplicando los votos. El camino que ha seguido esta fuerza política ha sido de altibajos en toda su trayectoria en unas elecciones. En los resultados del 2010 tuvieron un fuerte descalabro debido a que el tripartito primero con Pasqual Maragall en el 2003 y después con José Montilla en el 2006 fue más un desencuentro entre formaciones políticas, a una verdadera alianza. Y eso que ambas legislaturas alcanzaron 23 y 21 escaños respectivamente.

No sólo ha resultado beneficiada ERC, sino también las otras fuerzas de izquierda y catalanas como ICV-EUiA que ha pasado de 10 a 13 escaños y Alternativa de Esquerrres (CUP) nuevo partido en el panorama político que ha entrado con fuerza en el Parlament: 3 escaños. Un punto y aparte lo forma el partido socialista de Catalunya (PSC) encabezado por Pere Navarro que si bien no ha sufrido el mismo descalabro que CiU ha perdido 8 escaños y ha pasado de ser la segunda a la tercera formación política. Estos defendían un estado federal, como hiciera en el pasado Pasqual Maragall pero parece que no ha convencido a nadie, y en vista del proceso profundo de reformas que necesita el partido socialista, bien deberían hacer unas profundas reflexión de sus bases, cambiar algunos viejos dinosaurios si quieren  salir del pozo en la que se ven desde que perdieron las elecciones generales.

Y como sorpresa, si la derecha catalana ha retrocedido, avanza la derecha tradicional. Tanto el Partit Popular encabezado por Alicia Sánchez Camacho y Ciutadans de Albert Rivera avanzan con un escaño más los primeros, y con nueve –triplicando el resultado de las elecciones del 2010- lo que confirma que buena parte del electorado no confía en el camino de la independencia.

La sociedad catalana tiene un sentimiento encontrado en ese tema, a muchos no les gusta el actual sistema de reparto de los recursos de la Administración central y quieren seguir su propio camino, otros tampoco están de acuerdo pero quieren una solución. La pregunta es ¿Qué porcentaje de unos y otros, desean una cosa u otra?

Bueno, si se suman los votos que forman los partidos no nacionalistas o no sospechosos de querer la independencia (PP, C’S y PSC) forman un 35% del total del electorado, y buena parte de los que han votado a CiU y ICV-EUiA tampoco están por la labor, aunque ignoramos su cuantía. Si Cataluña va camino o no de la independencia no lo sabemos, pero si ha quedado claro a través de las urnas que el modelo actual tiene que cambiar, si no queremos que la fisura que hay con el gobierno español acabe en una verdadera grieta insalvable.

 

Redacción: Miguel Soria

Fotografía: Damián G.

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