El fallido golpe de Estado en España cumple hoy 32 años. Todo el mundo habrá visto cientos de veces la retransmisión por televisión del asalto al Congreso de los Diputados, o el discurso horas después del Rey. Y es que nuestra recién estrenada democracia sufría uno de los episodios más críticos de su historia.
En plena Transición, muchos de los altos mandos militares estaban en contra de este nuevo sistema. Hubo incluso otro intento fallido, liderado por Tejero años antes, pero que se pudo desarticular a tiempo. La nueva organización territorial, la crisis económica o los atentados de ETA fueron causas principales que impulsaron este hecho.
Durante la votación de investidura de Calvo-Sotelo como Presidente de Gobierno, Tejero junto con un grupo de militares, armas en mano, entraron en el hemiciclo. La mayoría de los presentes se agacharon en cuanto oyeron los disparos. Adolfo Suárez (el todavía Presidente del Gobierno), Gutiérrez Mellado (teniente general que incluso se enfrentó con Tejero) y el diputado Carrillo fueron de los pocos que permanecieron sentados y no agachados debajo de las mesas.
Pero aunque el asalto al hemiciclo es lo más recordado, no fue el único hecho. En Valencia los tanques se adueñaron del centro de la ciudad. Milans del Bosch hizo dirigir los tanques apuntando a edificios institucionales y presionó a otros militares para que secundaran el golpe. Aunque la desorganización hizo mella en el golpe. El general Alfonso Armada, hombre de confianza del Rey, estuvo implicado, ya que intentó formar gobierno (incluso existía una lista) con Felipe González, Fraga, Alfonso Guerra o Carrillo entre otros. Pero Tejero no estaba por la labor de dejar a comunistas y socialistas formar gobierno, ya que lo que él pretendía era que los militares asumieran el control del país.
Ya de madrugada, el Rey Don Juan Carlos I se pronunció por televisión vestido de Capitán General de los Ejércitos, para confirmar su postura en contra del golpe de estado. Milan del Bosch fue arrestado horas más tarde, aunque Tejero resistió hasta el día siguiente, que fue cuando liberó a los diputados.
Siempre quedarán dudas sobre esas dos intensas jornadas. Nunca se han sabido todos los detalles, así como nombres cruciales como el llamado «elefante blanco», el hombre al que Tejero esperaba en el Congreso para que se pusiera al mando del Gobierno y promotor del golpe, pero que nunca apareció.
La gente que lo vivió, recuerda perfectamente qué estaba haciendo ese día en concreto, pero algo más quedó grabado en la memoria de todos los españoles. Que la Democracia, por mucho que un puñado de personas intenten vapulearla y derrocarla, seguirá en pie contra viento y marea.
Redacción: Beatriz Ibán Diezhandino
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