Soledad Vélez – Run with Wolves

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Ella tiene la mirada triste. Melancólica, una pupila plagada de ausencia. Denota que se encuentra en otro lugar, lejos de su interlocutor. Quizá en un inhóspito monte, siendo amamantada por lobos. Corriendo libre, bajo el amparo de una manada que la protege de las ansias cinegéticas del ser humano. Ese es su hábitat. Aullarle al cielo en las noches de luna llena. Solo que en esta ocasión los de la discográfica colaron un micrófono bajo unos matojos y han conseguido recoger el sonido de su voz. Suficiente para elaborar un segundo disco, que sigue el sendero plagado por las huellas de su anterior trabajo, Wild Fishing. Clavar colmillos en la yugular de la industria musical.

En su primer ya pescaba con sus propias fauces, en un sanguinolento intento de deglución del legado de otras cánidas leyendas en las que se ve reflejada. Patti Smith, PJ Harvey, Cat Power. Mirando de reojo a Devendra Banhart para copiar sus florituras y su deje en el aullido. Salpicando el bosque donde los árboles escupen letras en inglés, de hojarasca folk que colorea parajes recónditos,  de suelos ocres y con arroyos mayoritariamente plácidos, pero donde también existen agrestes cascadas sobre las que flotan descargas de riffs furibundos o esporádicos sintetizadores. Incluso decorados sonoros de cartón piedra al más puro estilo western.

Nunca en este camino angosto encontraremos canciones tan luminosas como en su anterior trabajo, auténticas bengalas multicolores como era Black Light in the Forest, pero esta chilena afincada en Valencia no se ha olvidado de sonreír. Lo intuímos en Keep Walking o The Path, nos cercioramos en el alegre ritmillo con el que impregna She is. Y lo constatamos en el banjo que inunda la más que tarareable Good Morning Darling, que pone punto y final al trabajo . Por lo demás, un aullido de lamento sempiterno y melancolía otoñal. A destacar el maravilloso guiño al sonido andino en How to Disappear. También la bola de discoteca que asoma tímidamente en el sonido de Silver Wolf. La amargura contenida de Head Pain. O la edulcoración de un himno como I´ve Been Gone so Long.

Soledad hace honor a su nombre y prefiere estar sola. Dejar sobre tus manos la huella sonora de su legado y volver a entremezclarse con la naturaleza, haciendo lo que mejor sabe hacer. Transformar el instinto en arte.

 

Crítica: Chris Val

Sobre Lourdes Caiminagua