M.I.A. – Matangi

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Mathangi “Maya” Arulpragasam. De ascendencia tamil cingalés. De belleza exótica. De discurso incendiario. Dada a la polémica, a los vídeos impactantes (Quién no recuerda su colaboración con Romain Gavras en el sublime trabajo audiovisual de Born Free), a las declaraciones fastuosas, a la defensa de su pueblo de origen. Mujer de directos incendiarios, en los que se pasa más tiempo nadando entre las riadas de brazos del público que sobre el escenario. Donde sudar se convierte en materia de obligado cumplimiento.  Hoy día, quizá la mejor colocada para mostrar el inmenso bagaje de las otras músicas al mundo occidental.

En su cuarto (y esperadísimo por la tardanza ante el lanzamiento) trabajo, tras los espectaculares Arular (2004)y Kala (2007) y el más acomodaticio y previsible Maya (2010). Sus colaboraciones con Madonna la hicieron auparse a la primera división de la generación MTV y saltar de los circuitos alternativos al apabullante consentimiento mainstream. Pero ha vuelto por sus fueros, cargada de mala baba, de bases ácidas, de sonidos que recogen la tradición musical hindú, portando una lengua viperina y blandiendo enrevesadas composiciones sonoras que funcionan a modo de lubricante en una enorme máquina monstruosa que escupe talento por sus fauces. Una patada en la boca a todos los que creían que su carrera deambularía paralela a la de Britney Spears.

Oscuridad imperante en la apertura del disco con Karmaggedon. La resurrección de la M.I.A que nos hechizó en Arular en la canción que da nombre al disco. Metralleta verbal en Only 1 U. El sampler de “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo (y la consabida polémica posterior con las divertidas declaraciones de nuestro superhéroe patrio) como base de Warriors. El toque más cercano al pop en Come Walk With Me. Acabados trance en Double Bubble Trouble. La ayuda de Weeknd para dos temas, Exodus y Sexodus. Un hit imparable como Bad Girls, ya estrenado hace un par de años y fresco como el primer día.. Y así hasta quince canciones, coronadas con la imparable Bring the Noize, la mejor canción para incendiar cajeros que se recuerda.

Matangi es el nombre de una divinidad, la forma tántrica de Sarasvati, la diosa de la música y el conocimiento. También el nombre real de este prodigio de la naturaleza que ha sacudido los cimientos musicales, y que se muestra en una envidiable forma a la hora de conservar el cetro. Básicamente porque, en lo suyo, no tiene rival.

Crítica: Chris Val

Sobre Lourdes Caiminagua