La Troba Kung-Fú – SANTALEGRÍA

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Fiesta universal. De Catalunya para el mundo. De Galicia al Cabo de Creus, como acierta a cantar Joan Garriga, cantante, acordeonista y cabeza visible de un proyecto que nace hace ya unos añitos, tras desmoronarse los grandiosos Dusminguet y que supone una oda a un instrumento denostado por muchos, y relegado en ocasiones a un útil que le sirve a cientos de ciudadanos del Este para llevarse unos euros a la butxaca tras pasar el sombrero en los metros de las grandes ciudades. El acordeón. Un instrumento que es capaz de llorar al interpretar tango pero también de provocar explosiones de felicidad incontrolada haciendo jirones la tristeza cuando toca celebrar. Y tras la escucha de esta inyección energética, toca. Vaya que sí.

Cumbia, Tarantela, Reggae, Salsa…hasta Bachata. Y por encima de todo, una lección de cómo la Rumba catalana se prodigará en la eternidad. Porque sabe tocar como ningún otro género esa tecla escondida que todos llevamos dentro. Que nos despendola. Que nos hace bailar. Escuchar un disco cantado principalmente en catalán y sentirte cerca de Cabo Verde. De Singapur. Es lo más parecido a lo que algunos etiquetan como fusión o “músicas del mundo”. Y se hace tangible en su cuarto disco, tras hacernos disfrutar previamente de la misma fórmula infalible en discos como Clavell Morenet, Rumbia at Ernesto´s y A la Panxa del Bou.

Espíritu de verbena. Sin descuidar los momentos reivindicativos y dar un puñetazo revolucionario en la mesa ante el triste panorama que nos ha tocado deglutir (ojo a La Moreneta y el listado de políticos catalanes que salen a la palestra o a la sarcástica La prima de riesgo). Pero ante todo, parranda. Que nunca supimos ser demasiado serios. Vino corriendo por las comisuras, gentes de todos los rincones del planeta dando saltos descontrolados, mientras los mosquitos intentan penetrar las bombillas de orgiástica luminosidad en noches húmedas de aire salado. El Mediterráneo, silencioso, reinando de fondo, asintiendo gozoso ante la algarabía de la Santa Alegría, que prepara con palmas la llegada del amanecer.  Con discos así, difícil resistirse.

 

Crítica: Chris Val

Sobre Lourdes Caiminagua