Arcade Fire – Reflektor

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Tres años desde que se editara The Suburbs es tiempo suficiente para que los acérrimos fans de la banda canadiense rasgaran sus vestiduras. Que si en el cuarto disco ya no suele quedar chispa. Que si iba a ser un trabajo eminentemente experimental. Los foros de medio mundo especulaban pergeñando futuros paralelos y bienaventuranzas místicas, hasta que la banda colgó durante unas horas el disco completo en Youtube. Fumata blanca. Habemus heredero al coronado-como-mejor- disco-de-la-historia por los gerifaltes de publicaciones especializadas. Habían parido, el bebé estaba sano, pese a las complicaciones del parto y de que todos lo comparan con su hermano menor. Este es bastante más gordo. Hasta el punto de conformar 13 canciones que solo tienen cabida en formato doble.

El anuncio de que la producción correría a cargo de James Murphy (cabeza visible de !!!) auguraba un acercamiento inminente a la pista de baile.  Y el tema que sirve de apertura así parece indicarlo. Bongos por doquier, un tal David Bowie haciendo los coros sobre un lecho de trompetas y base extremadamente bailonga donde es innegable la silueta de Murphy haciendo diabluras detrás del biombo.

Pero Arcade Fire hace tiempo que poseen un sello de identidad tan propio que, a la larga, resulta su principal enemigo. Estar a la cabeza de todos los rankings habidos y por haber en torno a la música independiente te convierte en mainstream. El nivel de exigencia para Win Butler & co consigue eclipsar un trabajo en el que dan ese pasito hacia el supremo meneo de bullarengue, pero sin descuidar la épica o ciertos toques de oscuridad que conforman su tirabuzonada personalidad de banda multi-instrumental.

Algo está claro, no se les puede negar la heterodoxia. El hilo conductor no es otro que la percusión. Bongos (tocados por seis percusionistas haitianos) y líneas de bajo muy marcadas que se perpetúan en todo el disco. Pero a partir de ahí, anarquía.  We exist contiene lo mejor y lo peor de los ochenta. En Flashbulb Eyes disparan las pulsaciones con un tema al más puro estilo El Guincho. Here Comes the Night Time es una explosión colorida. Normal Person es un homenaje con todas las letras al sr Bowie. You Already Know vuelve a sonar condenadamente eighties.  Comienzan punkis en Joan of Arc. Aureola mágica in crescendo con toques de onírica fantasía en Here Comes the Night Time II. Atmósferas agobiantes en Awful Sound, bajos propios del groove en It´s Never Over. sintetizadores gruesos en Porno, Tropicalismo en Afterlife. Y de postre, final intimista en Supersymmetry. Y oye, dicen que todo forma parte del mismo disco.

Pronúnciate, oh amado lector. ¿Los veneras en el olimpo indie o piensas que son la Kelly Family 2.0?

Crítica: Chris Val

Sobre Lourdes Caiminagua