“N•P”, de Banana Yoshimoto

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Título: N·P

Autora: Banana Yoshimoto

Editorial: Tusquets

Traducción: Junichi Matsuura y Lourdes Porta

ISBN: 978-84-8383-367-4 

Páginas: 192

PVP: 8’95€

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Sinopsis: Kazami, una joven estudiosa de literatura, investiga el misterio que rodea al libro de cuentos, titulado N.P., de un escritor japonés, Sarao Takase, que escribía en inglés, vivió gran parte de su vida en Estados Unidos y se suicidó a los cuarenta y ocho años, dejando dos hijos, Saki y Otohiko. Poco a poco el lector va sintiendo la fascinación letal que ejerce la obra de Takase sobre quienes se acercan a estudiar N.P., en especial sobre sus traductores al japonés, uno de los cuales, Shoji, novio de Kazami, se quitó la vida después de traducir el relato número noventa y ocho. En cuanto a Kazami conoce en una fiesta a los hijos del escritor, detecta inmediatamente una estela de locura en los ojos de esos hermanos tiernamente incestuosos. Otohiko advierte a Kazami de que otra joven, una auténtica «maniaca», obsesionada por el mismo libro, se cruzará, antes o después, en su camino. Así es como Kazami se ve envuelta en un inextricable laberinto del que nacerá un amor salvaje, desenfrenado.

 

 

Lo que yo sabía era que aquel sombrío escritor llamado Sarao Takase había vivido en Estados Unidos y que, a lo largo de una vida oscura, había ido escribiendo algunos relatos.

Que se había suicidado a los cuarenta y ocho años.

Que había tenido dos hijos con su esposa, de la que luego se separaría.

Que sus relatos, reunidos en un volumen, habían sido publicados en Estados Unidos siendo, durante un breve periodo de tiempo, un éxito de ventas.

El título del libro era N.P.

Contenía noventa y siete relatos cortos. Al parecer, era un hombre poco constante, así que en el libro aparecían, uno tras otro, una serie de relatos breves, poco más que simples esbozos.

Todo esto me lo había contado Shōji, un antiguo novio. Él había hallado la historia número noventa y ocho, aún inédita, y la estaba traduciendo.

 

Banana Yoshimoto es una de esas escritoras que se te queda grabada en la memoria, y eso es debido a que las historias con las que nos deleita tienen una magia, un “algo” que atrapan desde la primera página y que hace que no puedas soltar el libro hasta terminarlo. Y aun así, una vez terminado, es imposible cerrar el libro sin pensar “quiero más”. Algo así es lo que me sucede cada vez que leo algo de ella, pero con este libro en concreto esas ganas de “más” se intensificaron.

N·P es una historia extraña y misteriosa. A juzgar por la sinopsis, la novela promete tener una trama con cierto aire detectivesco y un final de esos surrealistas que hace descolocar al lector. Para empezar, de detectivesco tiene poco o nada, pero de misterioso lo tiene todo y por ello resulta un poco complicado explicar de qué va el libro. La trama es aparentemente sencilla pero las relaciones y los sentimientos entre los personajes son de lo más complicados y tempestuosos. Y no lo digo sólo como cliché, sino porque también entran en juego las relaciones prohibidas de padre-hija y hermano-hermana. O sea, el incesto.

La protagonista, Kazami, nos cuenta cómo un día se topa por casualidad con dos figuras del pasado: Saki y Otohiko, hijos de Sarao Takase, un escritor que se suicidó años atrás. Con este reencuentro tan inesperado Kazami entra de lleno, sin quererlo ni beberlo, en una extraña historia que tiene mucho que ver con Shōji, el novio de Kazami de cuando ésta estudiaba en bachillerato. Por aquel entonces Shōji estaba traduciendo un cuento inédito recién encontrado de Takase. Pero por circunstancias desconocidas Shōji se suicidó dejando dicho cuento a medio traducir. Lo increíble es que este cuento, el número noventa y ocho, lleva consigo una especie de maldición que hace que todo aquel que intente traducirlo acabe suicidándose…

Para darle más intensidad a la historia, entra en escena otra figura: la excéntrica Sui, hija del escritor Takase y medio hermana de Saki y Otohiko. Sin duda es el personaje más importante y que más impacta en esta novela, no sólo por su carácter abierto y excéntrico sino también por ser un personaje torturado que ha sufrido lo suyo en el pasado y que carga con un importante peso en su alma, al igual que Otohiko. Porque ambos mantienen una relación incestuosa que, aunque son felices juntos y no desean separarse, los está consumiendo poco a poco.

Aunque suene como una historia extraña y a primera vista cause cierto rechazo, la pluma de Yoshimoto tiene ese don tan particular y especial de hacernos interesar –e incluso de adorar- esta peculiar novela. Puede que no escriba cosas trascendentales, de esas que te hacen reflexionar durante días y días, pero sus palabras, tan sutiles y cargadas de sentimiento, sin duda llegan al lector de forma sencilla y cercana hasta tal punto que se llega a comprender los sentimientos de cada uno de los personajes. Supongo que este es uno de los motivos por los cuales Yoshimoto es tan leída y querida en tantos países. Es una autora nipona que merece muchísimo la pena leer. Y aunque tenga “un cierto aire” a Murakami en realidad no tiene nada que ver con él. En lo personal, me gusta mucho más la pluma de Yoshimoto. Así que si aún no la conocéis, como recomendación especial os invito a que os acerquéis a la lectura de alguna de sus novelas o a alguno de sus libros de relatos. El “esfuerzo” de hacerlo será gratificante, os lo prometo.

 

 

Sobre la autora

Banana Yoshimoto (Tokio, 1964) estudió literatura en la Universidad de Nihon. Con Kitchen, su primera novela, ganó el Newcomer Writers Prize en 1987, cuando todavía era una estudiante universitaria, y un año después se le concedía por la misma obra el premio Izumi Kyoka. Entre otros galardones, ha recibido en Italia el prestigioso Premio Scanno. Yoshimoto es autora de una dilatada y exquisita obra, compuesta de novelas como N.P., Amrita y Tsugumi, y de los libros de relatos Sueño profundoy Recuerdos de un callejón sin salida. Desde 1991, año en que Tusquets Editores publicó Kitchen, Yoshimoto se ha convertido, junto con Haruki Murakami, en una de las voces más prestigiosas de la literatura japonesa actual. El lago, finalista del Man Asian Literary Prize 2011, es una de sus obras más emotivas y misteriosas.

 

 

 

Redacción: Mariona Rivas Vives

 

Sobre Iona Rivas Vives