Luces de Invierno: reseña y entrevista a Raquel de Marichalar

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Portada libro Raquel de Marichalar

Título: Luces de invierno

Autora: Raquel de Marichalar

Editorial: Ediciones Vitruvio

Colección: Baños del Carmen, nº 482

Páginas: 52

ISBN: 978-84-943436-9-8

Precio: 11€

La publicación de una primera obra no es un hecho que debiera, al contrario de lo que se pueda pensar tradicionalmente, en absoluto desapercibido. Sobre todo cuando viene revestida de una calidad y una propuesta seria y meditada. Este es el caso de «Luces de invierno» el libro firmado por Raquel de Marichalar (1985) periodista y poeta desde ahora con derecho propio porque aterriza con una voz muy interesante y poco corriente en la lírica más urbana y de tendencia más directa que suele practicarse en estos momentos.

El título, sin duda, está bien escogido. Avanzamos por un conjunto de composiciones que se centran en temas del alma, en el diálogo con un otro ausente que, en una globalización bien comprendida del canto, bien podría tratarse del ser amado o quizá un reflejo de nuestros mares internos.  Nos encontramos ante un libro de sentimiento contemplativo y mirada interna aunque nunca se precipita en el desgarro, heredera de una tradición poderosa de lírica en conexión con los elementos naturales como referencia. Nos habla, sí, desde un invierno, de emociones poderosas en las que predomina la distancia con el objeto amado, la alusión clásica y la reflexión.

En ese camino, por supuesto, encontramos luces, que nos impulsan a seguir avanzando, sintiendo, experimentando un vivir que, en sus propias palabras, «es ser latido inhabitable» un «destello de lo remoto». Sabe bien Raquel, ofrece buena prueba de ello, que la Verdad poética que se busca nunca aparecerá más que como breves momentos y que resulta, cuanto menos, casi inalcanzable. Pero eso, lo imposible, no excusa para abandonar nuestro empeño sino que debe suponer un acicate para una búsqueda más intensa que sólo podemos lograr mediante la palabra y el verso, la potencia de la imagen. Buen ejemplo de ello es el poema La Verdad, en la que «el alma se resiste al olvido…paraliza las sombras…restalla sus raíces sobre el universo» y que «se posa en el instante luminoso donde el corazón solitario no llega».

Luces de invierno es poemario, estilísticamente, de imágenes bien conseguidas, bellísimas y elegantes, con una reiteración simbólica que aporta cohesión al conjunto. Brilla con especial importancia el elemento natural y telúrico: las aves (¿en qué gaviota escondería mi vida?); la noches y las estrellas; los mitos clásicos; el agua corriente de ríos y marismas, algunos cargados de peso simbólico e historia como el Nilo, otros como el Río Tinto (con un excelente Cantar que corona la contracubierta); los árboles y sus ramajes, las raíces. La urbe y la rutina supone siempre una amenaza, una sombra pesada que nada tiene de belleza poética, un ropaje áspero de uniformes y calendarios: una ruptura de la magia y el destello, una realidad poco apetecible, un aumento de la distancia no sólo con lo amado, sino con el resto de significantes de la existencia. Pero siempre quedan esperanzas, quizá pequeñas y que, como bien cierra su libro: «un nombre puede ser luz/como un corazón es el beso astral/que manan las constelaciones/Porque al final el surco o la cumbre/terminan en el lucero». Siempre hay que mirar a las estrellas.

No puedo evitar, en este caso, hacer una parada en la labor crítica y emitir un pequeño juicio personal al sentirme muy identificado con la mirada de Raquel de Marichalar en su forma (menos desgarrada que la mía, mucho más integrada con la naturaleza) de percibir los universales más importantes: Amor, Verdad, Belleza, Soledad, Identidad. Veo un libro que me recuerda un latir muy afín a ciertos libros propios. Luces de invierno me ha fascinado, me ha conmovido y me ha recordado elementos importantes del poeta que se remueve en mí desde La letra perdida. Lo tendré siempre presente para recordarme su enorme importancia. Un libro que merece la pena.

En el aspecto físico el libro sigue los preceptos de la colección Baños del  Carmen de Ediciones Vitruvio, en el formato grande de los dos que tiene, sin erratas apreciables, letra clara y cómoda.

Raquel de Marichalar

Raquel de Marichalar, fotografía realizada por Rocío Martínez.

8 PREGUNTAS CON RAQUEL DE MARICHALAR

Fernando López Guisado: Acabas de publicar tu primer libro, Luces de Invierno.Un título muy sugerente. ¿Qué esconde el invierno para una poeta joven? ¿Es el verso un eterno deambular por un invierno interior aunque nos castigue el sol de agosto?

Raquel de Marichalar: Supongo que el invierno muestra lo mismo en cualquier etapa de la vida, crudeza. Hojas secas y agostadas por la pasión que nos mueve y fecunda nuevos bríos a cada etapa, pero que en ocasiones, también momifica su progenie. Es entonces cuando el verso surge como lumbre inesperada en el invierno, cuando el alma encuentra una raíz dónde extenderse.

FLG: En sus páginas se aprecia un lirismo que exuda de todo lo existente pero, en especial, de un entorno que se aleja de lo urbano: el ramaje, la luciérnaga, las estrellas. La ciudad aparece quizá como algo amenazante…

RDM: Ciertamente se entrevé en mis versos un rastro de nostalgia por la vida en la isla en la cual crecí. Vivir en una ciudad tiene sus ventajas, pero el lento siseo del oleaje ha edificado cuantiosos recuerdos y no puedo sino rememorar mi Itaca.

FLG: ¿Por qué poesía? ¿Dónde nacen tus inquietudes poéticas? ¿Quiénes son tus referentes? Ya el libro se presenta con una cita de Luis Cernuda.

RDM: Porque siempre ha sido así, desconozco otra realidad. Cuando era una niña mi madre me regaló un libro con poemas de Machado y Rubén Darío, entre otros autores, y nunca pude poner fin ya a este romance. Después mi biblioteca fue acogiendo a otros autores que no harían sino acrecentar mi gusto por la poesía como José Hierro, Lorca, Aleixandre o mi admiradísimo Miguel Hernández.

FLG: ¿Debe el poeta transformar su entorno? ¿Realmente puede cambiar la realidad con su palabra o queda esta magia sólo para sí mismo?

RDM: Desgraciadamente la palabra no puede ser el cincel de la realidad sino al contrario. El entorno impone las normas y el único alambique para sustraer belleza a la realidad es la palabra, no transforma nuestro alrededor mas lo impregna de cielos.

FLG: Tu forma de construir la expresión se enraíza sobre todo en la belleza de tendencia clásica, telúrica aunque triste, y en un diálogo interior. ¿No hay espacio pues, o tentación, de experimentar otras tendencias más extremas (contemporáneas), otro lenguaje más directo y crudo, incluso antipoético?

RDM: Escribo desde hace años, aunque antes lo hacía solo para mí misma, y mi estilo sin lugar a dudas ha ido cambiando. Puede que en un futuro derive hacia otro lenguaje poético aunque nunca podría escribir nada en lo que no me reconociera.

FLG: ¿Qué le diría Raquel de Marichalar del lector actual sobre la poesía, a esa persona sin rostro que va a encontrar el libro en un estante y quizá echar un vistazo a sus páginas?

RDM: Bienvenido a mi precipicio. En la poesía el alma sacude sus historias, ahí comienza la siembra, y es un proceso terriblemente íntimo. Aunque se trate siempre de sentimientos universales como la tristeza la alegría o el desamor, éstos abaten y dejan una muesca precisa y única que otros leen.

FLG: Se dice que el mundo poético se mueve por círculos cerrados, pequeños guetos particulares de autores… ¿Cómo lo percibe una poeta joven que acaba de aterrizar en la publicación?

RDM: Particularmente no lo veo así. Cada vez hay una mayor demanda de poesía, la sociedad necesita cada vez más de un refugio a la realidad y también vivimos en una sociedad donde la creatividad es asombrosa.

FLG: Por último… La marca de la casa: ¿Por qué escribe Raquel de Marichalar?

RDM: Porque existo en la palabra, por desasosiego y por sosegarme, porque adoro la búsqueda y tiemblo un poco de emoción a cada trago de recuerdo.

 

Sobre Fernando López Guisado

Fernando López Guisado (Madrid, 1977) combina la escritura, la divulgación cultural y la reseña literaria con la Imagen Radiológica. Ha publicado: Aromas de Soledad, El Altar de los Siglos, Porque nunca fue suyo, La Letra Perdida (2ª edición 2014, edición ecuatoriana 2015 en El Quirófano Ed.), Rocío para Drácula (premio de la Asociación de Editores de Poesía 2014) y Montaña rusa. Aparece en numerosas antologías y ha coordinado el volumen Anatomías Secretas en torno a la figura del licántropo. Colabora con diversos medios y revistas de difusión cultural. Conduce la bitácora digital Buenas Noches Nueva Orleans. Ha realizado labores de profesor de taller de creación, asesor literario y jurado en diversos certámenes. Durante las noches de invierno, brilla por la radiación acumulada.