Clasificación: Novela
Editorial: Alfaguara / Penguin Random House
Tras el incuestionable éxito de La verdad sobre el caso Harry Quebert, la editorial Alfaguara ha decidido publicar la novela anterior del autor, hasta ahora, no disponible en España.
Así, la obra que hoy recomendamos, Los últimos días de nuestros padres, de Joël Dicker –Editorial Alfaguara- supone la posibilidad de conocer cómo escribía este Suizo afincado en Canadá antes de que saliera a la luz su obra maestra. Y desde luego, se trata también de una gran novela. Es decir, si usted se hizo fan de Dicker con La verdad sobre el caso Harry Quebert, no deje de leer nuestra recomendación de hoy porque es casi seguro que le va a gustar.
El argumento es bastante distinto y no hay esa literatura dentro de la literatura que tanto suele gustarnos en la que un escritor escribe sobre el microcosmos apasionante de los escritores. Sin embargo, supone un relato que tiene como telón de fondo la Segunda Guerra Mundial sin que por ello sea otro libro bélico más que añadir a la estantería. En este caso, poco tiro y poca escena violenta van a encontrar y sí el trasfondo de un grupo de élite infiltrado en Francia con la finalidad de sembrar el terror en las filas ocupantes alemanas por medio de diversos sabotajes y atentados. Les suena, ¿no?
Pues efectivamente, Dicker se hace un poco profeta al relatarnos las estrategias operativas de estos pequeños comandos que, vistos y relatados desde dentro, tienen sus sentimientos, sus ideales, se enamoran, quieren ser buenas personas y desde luego, quieren ser queridos por los demás. Sin embargo, matan, destruyen y siembran el terror lo que de alguna manera les convierte en terroristas. Eso sí, terroristas cuya finalidad es combatir un terror mucho mayor que venía de la mano de las tropas alemanas, que al fin y a la postre, eran los invasores.
Se corrobora la idea de que el fuerte de Joël Dicker son sus magníficos personajes, personajes a los que nos gustaría parecernos, o como Stanislav –uno de ellos- le dice a Palo –el protagonista, dentro de ser una novela con un protagonismo bastante difuso- <me gustaría que fueras mi hijo> Son algunos de ellos personajes auténticamente entrañables, como Gordo, solidario, enamoradizo, bonachón; o atractivos, como Adolf, ese infiltrado con nombre de Fhürer que fuma de una manera tan elegante que el pluscuamperfecto Palo decide imitarla.
Son sus perfiles tan atractivos que la trama da un poco igual ya que lo que queremos es recrearnos en su forma de vivir, de sentir, en cómo se mueven y cómo se expresan, cada uno de ellos tiene algo que aportarnos. Hasta el más detestable, que en su afán de ser querido decide cambiar de actitud.
Formalmente es una novela algo más ligera y manejable que la que La verdad sobre el caso Harry Quebert, aunque no escasa de páginas. La estética es la propia de los libros de narrativa de Alfagura, siempre exquisitos en estos aspectos. En la cubierta, unos paracaidistas descienden por un cielo celeste y limpio mientras una ciclista joven y soñadora cierra los ojos pensando en su amado. Que la disfruten.
Adolfo Caparrós Gómez de Mercado
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