Título: Las tres muertes de K
Autor: Bernardo Kucinski
Ilustrador: Enio Squeff
Editorial: Rayo Verde
Páginas: 181
ISBN: 978-84-15539-44-5
Precio: 19€
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Ya en el comienzo del libro, el autor nos deja una frase que promete: «Todo en este libro es inventado, pero casi todo ha sucedido». Y es que es una ficción bastante realista de la situación vivida no hace muchos años en Sudamérica, más concretamente en Brasil, a causa de la dictadura.
Este libro tiene su origen en la desaparición en el año 1974 de Wilson Silva y Ana Kucinski, hermana del autor. Pero no fueron pocas las desapariciones que se dieron en esa época, las cuales Bernardo Kucinski denunció y por lo cual se exilió voluntariamente.
Podemos decir que es una novela, pero más bien es un ensayo histórico disfrazado de relato novelesco. El libro comienza con la desaparición de la hija de K, que comienza con la búsqueda de ésta en tiempos de la dictadura militar brasileña de Ernesto Geisel. Intercalando una especie de diario, narración y cartas, el autor hace una crítica a la horrenda situación que se vivió en aquella época, cuya existencia fue conocida y apoyada por la misma CIA mientras luchaban contra el comunismo existente.
Con una dura prosa, detallística y excepcionalmente angustiante por el realismo de la situación relatada, Bernardo Kucinski nos trae una trama que no debería quedar en el olvido, ya que eso podría llevarnos a repetir episodios de la historia que no deberían ni siquiera haber sucedido por la crueldad de los mismos.
Pero no solo de las desapariciones y torturas habla el autor. Cuenta una cúpula política podrida, unos estamentos corruptos, en donde nadie es lo que parece, y se tiene que desconfiar de todo el mundo. No podemos evitar mezclar la realidad y la ficción leyendo sus páginas, el pasado y el presente, la autobiografía y la historia de los personajes.
No hace falta ser un estudioso de la historia para apreciar la calidad literaria del libro que tenemos entre manos. Solo se necesita activar la sensibilidad social inherente en cada ser humano y percatarse del dolor e impotencia que emanan de sus páginas. No olvidemos los errores, porque las consecuencias de los mismos no desaparecen con ello, sino todo lo contrario.
Redacción: Beatriz Ibán Diezhandino
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