Escoba de quince -abecedario de la poesía-, de Emilio González Martínez

Print Friendly, PDF & Email

ESCOBA-DE-QUINCE-800x600

3 Votos obtenidos¡Vótame!

Título: Escoba de quince -abecedario de la poesía-.

Autor: Emilio González Martínez.

Editorial: Ediciones Vitruvio.

Colección: Baños del Carmen nº476

ISBN: 978-84-943093-6-6

Páginas: 80

Precio: 11 €

Largo ha sido el silencio en el mundo editorial de Emilio González Martínez (Buenos Aires, 1945; residente en España en 1977) como celebrado es su regreso con el poemario «Escoba de quince -abecedario de la poesía-», que se publica en la Colección Baños del Carmen de Ediciones Vitruvio. Un psicoanalista de gran prestigio y autor no sólo de libros de poemas sino de numerosos ensayos y también relatos breves.

Me esfuerzo en reseñar siempre libros brillantes de voces que me parecen de peso, que merecen ser escuchadas. Así se trata con Emilio, que nos presenta un juego vital de emoción sostenida, serena y recobrada, inteligente y de una claridad limpia pero de gran hondura tanto sentimental como intelectual. Como en el lance de la escoba, los poemas de quince versos se suceden, uno sobre otro, en un arrastre de naipes por el interior de nuestro ser que, mediante la mirada del poema, observa el mundo con ojos lúcidos y lo transforma con su voz. No quiero pasar por alto (aún tratándose de una reseña escrita) su potencia rapsódica de enorme serenidad y muy profunda, no exenta de humor y frescura. Cada poema nace con la premisa de expresarse en quince versos justos que, dependiendo del escritor, serán demasiados para algunos, demasiado pocos para otros. Emilio demuestra una enorme valentía en una elección tan premeditada que desarrolla con soltura (aunque encontramos un guiño que se burla también de los corsés dogmáticos).

Se nos presenta un verso reflexivo, de imágenes trabajadas pero sencillas (no simples) como elemento de interpretación del propio yo y su identidad mediante la observación del entorno y, en especial, del tiempo. El poema que se escribe con la claridad fría de la emoción recordada de algo ya pasado y se recupera para convertirlo en arte y palabra. Me sorprende mucho el alejamiento de ciertos tópicos clásicos (tenistas temáticos manidos de todos los poetas de lo humano que se aventuran a veces con miedo más allá de su anécdota). Un existencialismo muy puro sin ser desnudo, con una métrica que lleva su trabajo, su elección y dueña de sus silencios. Poesía de interacción vital hacia algo de lo trascendente sublime pero no importado ni impostadamente sublimado. No sin carencia de humor, y un honor muy fino, no evidente a simple vista, que articula muy bien con la paradoja del elemento que termina cayendo presa de su acción o su finalidad.

En especial, en la última sección, “abecedario…” (que, finalmente se quedó en subtítulo del volumen), Emilio se interna ya profundamente y sin reparos en el «canto» y lo integra en el hombre que hay detrás de la página, que no sólo es el escritor, sino el lector. Diferente, brillante, en cuanto a que fusiona muy bien el alejamiento de un enfoque de oscuridad hermética (que, en el fondo, no suele conducir a ningún lado salvo al truco fácil de entregar todo el trabajo al ojo que interpreta) con ese otro polo de lo evidente convertido en poesía sólo por ser verso (en defensa de un lector poco preparado y, sin duda, acomodado a unas lecturas que se lo dan todo triturado sin dejar respirar a la emoción propia).

Encontramos pocas citas, entre ellas a Szymborska, Faulkner o Lautremont. Nos avisan de que estamos ante un autor que avisa a su público del peso de su inspiración y sus lecturas. Unos lectores que encontrarán, sin duda y por encima de todo, una gran emoción; contenida, en tensión suave y sostenida, que te va llevando de una lección y sección a otra, con la moraleja final de que la única salvación posible es la palabra que alaba el misterio y lo nutre, no lo encierra en una urna de museo o una mesa de laboratorio.

En el plano físico, el volumen sigue los preceptos de la colección Baños del Carmen: negro riguroso y brillante con solapas en la portada e interior de papel ahuesado, con letra clara y sin erratas apreciables.

En conclusión, un excelente poemario al que recurrir con frecuencia para recordar que la intensidad del momento no es tan importante como la integración de las experiencias en nuestras alforjas vitales y que es la mirada y la palabra, el juego, aquello que nos convierte en nosotros mismos desde una posición serena, hayan pasado cincuenta años o cincuenta minutos, como la huella que dejamos en el cemento fresco.

Sobre Fernando López Guisado

Fernando López Guisado (Madrid, 1977) combina la escritura, la divulgación cultural y la reseña literaria con la Imagen Radiológica. Ha publicado: Aromas de Soledad, El Altar de los Siglos, Porque nunca fue suyo, La Letra Perdida (2ª edición 2014, edición ecuatoriana 2015 en El Quirófano Ed.), Rocío para Drácula (premio de la Asociación de Editores de Poesía 2014) y Montaña rusa. Aparece en numerosas antologías y ha coordinado el volumen Anatomías Secretas en torno a la figura del licántropo. Colabora con diversos medios y revistas de difusión cultural. Conduce la bitácora digital Buenas Noches Nueva Orleans. Ha realizado labores de profesor de taller de creación, asesor literario y jurado en diversos certámenes. Durante las noches de invierno, brilla por la radiación acumulada.