Ernesto Pérez Vallejo, la poesía hecha hombre.

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Una noche de diciembre de 2012 buscando poemas de Alejandro Jodorowsky por la red, me topé con un blog en el cual había un poema precioso, el mejor que había leído en mucho tiempo, y en el párrafo siguiente la dueña de dicho blog comentaba que era un poema de Ernesto Pérez Vallejo. Así que empecé a buscar y buscar, y entre más leía y me empapaba de sus versos, más me enamoraba de ese lirismo, de esa verdad, de ese aire con leves recuerdos a Bukowski pero auténtico en sí mismo, original, directo, descarnado y certero: Ernesto Pérez Vallejo  (recuerda muy bien este nombre) se hará eco en el mundo. Con su voz y sus poemas nace una poesía que yo he bautizado como “Mortal”. A Ernesto Pérez Vallejo lo lees y te dispara directo al alma. 

Pero, ¿quién es este hombre? ¿De dónde viene? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo se gana la vida? ¿Es ése  su nombre real?

Le mandé correos cual fan enamorada (tanteando el terreno) que él amablemente respondió, y sin poder evitar esta deformación profesional le lancé preguntas subrepticias; algunas de ellas obtuvieron respuestas, otras se quedaron flotando en la sombra.  Ahora por fin puedo traerte esta entrevista para que, al igual que yo, conozcas un poco más de  su arte. Y no digo poesía, digo arte, porque  Ernesto está al nivel de los grandes, de los que recitas de memoria cuando eres feliz, o estás melancólico; sus poemas quieres susurrárselos al oído a la persona que amas. Es de esos poetas que lees con un boli para apuntar sus versos y atesorarlos por siempre.

He de advertirte que la información personal que tengo de él es escasa porque así lo ha querido, porque es un misterio, un amor platónico, una noche de San Juan.

Ernesto nace en línea de la concepción Cádiz un 13 de mayo del año 1979. Pero dejemos que él mismo responda a otras preguntas que te permitirán  descubrir como ha llegado para quedarse en el panorama actual.

 

Pandora Magazine: Háblame de tu primer poema ¿lo recuerdas? ¿Cuánto tiempo ha pasado?

Ernesto Pérez Vallejo: Ni idea. Estaría en E.G.B, el maestro en la pizarra explicando algo y yo escribiendo versos que rimaran. Si lo recordara, también diría que no, tengo el sentido del ridículo demasiado afilado.

 

PM: ¿Cómo nace tu afán de escribir poesía?

E.P.V: En realidad no lo sé. Y tampoco es algo en lo que haya profundizado nunca. Quiero creer y creo que es una necesidad, algo innato, un modo de estar solo y que la soledad se parezca a alguien a quien deseas, esperas o echas de menos.

 

 PM: Hay muchos escritores maniáticos y que tienen normas inamovibles a la hora de escribir: algunos solo escriben de noche, otros cuando despunta el alba, otros de pie, otros con una vieja máquina de escribir ¿Qué ritual sigues a la hora de escribir?

E.P.V:  Escribo cuando lo necesito. No hay rituales ni manías. Tampoco horarios. La poesía se hace bola en el estómago y empieza a pesarme. Puede resultar asqueroso pero siempre he pensado que escribir poesía es similar a vomitar, en este caso sentimientos.

 

PM: Qué fue primero, ¿el libro o el blog? ¿Cómo nacieron?

E.P.V: El blog. Antes de este blog tenía otro similar. El libro fue simple casualidad. Alguien que me leyó y le gustó me lo propuso, lo pensé bastante, acepté porque no requería presentaciones, ni firmas, ni nada que jodiera en demasía mi anonimato. Ha sido una bonita aventura publicar y sorprendente que tuviera tanta gente dispuesta a leerme. Siempre he pensado que publicar poesía en estos tiempos era un suicidio sin embargo son muchos los que te prestan su aliento para que sigas respirando. No sabría el modo de agradecerlo.

 

PM: Tus letras tienen sabor a Neruda y a Bukowski, ¿de qué poetas bebes? ¿Cuáles son tus referentes? ¿A qué poetas admiras?

E.P.V: Supongo que estará mal visto pero Neruda no me agrada. Podría halagar a los clásicos y quedar muy bien pero sinceramente, no me considero un tipo simpático. De Bukowski me quedo con su prosa, que tiene tanta o más poesía que su poesía en general. He mamado y he aprendido mucho de poetas anónimos que escriben en la red, hay verdaderos talentos, podría a citar a unos cuantos y seguramente se me olvidarían la mitad. Becquer en otros tiempos, J.M. Fonollosa y Miguel Hernández serían mis fuentes más conocidas. Admirar, admiro a Sabina. Amo la poesía musical.

 

PM: Un pequeño juego Ernesto, yo digo una palabra y tú me dices lo que significa para ti con una frase, ¿vale?

Mujer: Absolutamente toda mi inspiración

Amor: Uno más uno, igual a infinito.

Desamor: Cuando ella se va, lo que queda de ti frente al espejo.

Laura: Un nombre bonito.

Dolor: Si algo no puede dolerte, tampoco puedes amarlo.

Blog: Un balcón con vistas a mi suburbio interior.

Fama: Ni la busco ni creo que me encuentre.

 Sueños: Que sonreír no me resulte tan extraño.

 

 PM: Y hablando de sueños, ¿cuál es tu mayor sueño en cuanto a escribir se refiere?

E.P.V: Escribir con vistas al mar. Me haría ilusión una novela, tengo una a medias. Pero sobre todo, que siga habiendo gente dispuesta a leerme, es realmente gratificante que alguien te diga que le gusta lo que haces.

 

Podéis seguir a Ernesto en su blog: Los lunes que te debo,  en Facebook  o  seguirlo quincenalmente en la columna que empezará a escribir aquí en Pandora Magazine a partir de  abril.

También puedes adquirir un ejemplar de su libro «De Laura y otras  muertes» escribiendo un mail: pecadocapital79@gmail.com

 

 Os dejo un  poema y unos cuantos versos sueltos, que más que versos son aforismos. 

 

Los monstruos de debajo de mi cama / son las cajas donde duermen tus recuerdos.

 El amor es caerse
y en lugar de levantarse
hacer que caigas conmigo.
Aprovecharnos del suelo
para lamernos el vértigo.
… Y flotar.

 
Cada vez que no apareces por mi sueños / yo los llamo pesadillas.
 

De reir y otras formas de llorarse

 
El truco de su sonrisa,
no era que abría mucho la boca,
si no que cerraba muy poco los ojos
y entonces sonreía con todo el cuerpo.
Por eso la felicidad se parecía tanto a observarla.Cuando estaba triste,
(porque ella también tenia sus tristezas)
pensaba en su madre.
O pensaba en su madre
y se ponía triste.
Nunca lo supe.
Arqueaba suavemente las cejas
y un rojo adquirido de algún amanecer con resaca
se le hospedaba en los pómulos,
luego el mar le regalaba una lágrima por ojo
y una lluvia fina emigraba de las nubes
con el fin de estar lo más cerca posible de su boca.Y cuando una mujer que llora
se pone tan bonita,
es cuando ya no sabes
si hacerle cosquillas
o promesas.

Tenía veinte abriles y odiaba la primavera,
dibujaba otoños con la lengua dormida
y justo debajo del ombligo
le duraba el verano un año bisiesto.

Tenía veinte abriles
y decía que hacer el amor,
se parecía demasiado a follar
cuando era conmigo.

No se fue, ni me fui,
entre nosostros la máxima despedida siempre fue un hasta luego,
pero una vez el luego se hizo nunca,
el nunca se hizo eterno.

Ayer la vi, vestía de negro como siempre,
empujaba un carrito donde la mitad de sus genes,
dormían el sueño de la tarde.

– Le puse tu nombre para nombrarte sin que me duela. Dijo.

Ya no había tanta magia en su sonrisa,
ni veinte abriles,
ni yo tuve ganas de llegar tarde y cansado del trabajo
a cenarme las rutinas de la vida.

El tiempo si duele tanto
es porque no sabe mentir.
Ni se puede maquillar para que resulte hermoso.
El tiempo te enseña sus cartas boca arriba sabiendo de antemano
que otra vez, te ha ganado la partida.

Como siempre.

Igual que se va el agua por el desagüe,
desapareció calle abajo,
como un recuerdo,
como una foto que arde,
como una ola que muere.Después de un hasta luego mutuo que esta vez,
si nos supo a despedida.

 

Sé que llegados a este punto, tú, querido lector ya amas tanto a Ernesto como yo, así que te invito a no perderle la pista, aunque después de conocerlo ya no lo podrás olvidar.

 

Redacción: Jhayra Bravo Riascos

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