«El país del silencio», de Isabel Berdugo. Reseña y entrevista.

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Isabel Berdugo

Los versos de Isabel Berdugo (1964)  parecen nacer de un mundo imperceptible, extraño y misterioso, que la razón aborda con maravilla pero también con ímpetu de luz, el deseo de la sencillez en el alma y la mirada, que no se deja arrastrar por el asombro sino que se arrebata en la pureza, en aquello que la imaginación permite experimentar vivamente; en sus propias palabras: «No veré más soles que el vino rubio/dorado y renuente de la aventura». Entre seres fantásticos, lugares mitológicos, también aparecen los paisajes mediterráneos con su «cal blanquecina como un espectral aullido» que nos hablan de aquello que dormita también en las capas más hondas de la tierra.  No se contenta la poeta con el mundo que vive y necesita fabularlo, recuperando a su manera el espíritu más puro de la creación. Tiene algo su libro de canto antiguo, de sortilegio —en cierto sentido griego— en el que el hombre, incapaz de explicar científicamente el misterio, lo ensalza y lo recrea, lo alaba y, en el fondo, también lo critica.

Hoy, en Pandora Magazine, mantenemos una charla con Isabel debido a la publicación de su nuevo libro de poemas «El país del silencio» (Vitruvio, 2017).

Fernando López Guisado: Muchas gracias por atendernos además, en un momento de mucha polémica respecto a la poesía española actual, en especial, la joven. ¿Crees que existe una definición de la poesía?

Isabel Berdugo: Así como la música es contraria al ruido, la poesía debería ser lo contrario al sinsentido que tanto abunda en esta caja de Pandora.

FLG: ¿Qué momentos son claves en tu historia?

IB: Los trágicos me han marcado más profundamente que los felices.

FLG: Los poetas parten del «yo» para llegar al otro transmitiendo la emoción. ¿De qué vertientes nace tu impulso lírico?

IB: Tomar las riendas de mi vida hacia el océano de la emoción propia, elevándome sobre la sordidez ajena.

FLG: Se afirma que la poesía radica en una pulsión adolescente, ¿cómo se mantiene tras los años?

IB: Antes de ser párvula comencé por lo que ahora se llaman “microrrelatos” aprendiendo a escribir, luego desarrollar mis primeras novelas colmaron de felicidad mi infancia hasta la adolescencia, donde radican las cuerdas de la pulsión poética, en efecto; que se mantiene dentro de una vida de pasión intelectual y analítica, acaso la emoción más difícil de transmitir; así como cuando desborda una belleza inabarcable.

FLG: ¿Por qué el título de tu libro?

IB: Curiosamente, me inspiré en el paisaje kárstico del Torcal de Antequera (Málaga) de donde soy oriunda, es decir, de donde es mi origen porque mi padre nació en esta provincia y juntos visitamos los dólmenes premiados en 2016 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, año de la publicación de este libro pero escrito anteriormente. Entonces, no sabía que Yugoslavia era llamado “El País del Silencio” por su Karst y me pareció aúnmás curiosa esta correlación. El libro es una metáfora en piedra sobre el silencio de las dictaduras y las injusticias, basado en hechos reales.

FLG: Si pudieras presenciar un momento histórico ¿a cuál te transportarías?

IB: A la misteriosa Tartessos, mi tierra sedimentaria.

FLG: También escribes artículos, ¿cómo se combina con la lírica? ¿Es la poesía una amante celosa?

IB: Escribo artículos periodísticos, actualmente en mi columna “La Pensadora”, que no es celosa, así como mi poesía no es amatoria.

FLG: Eres andaluza… ¿Cómo observas el panorama poético actual en tu comunidad?

IB: Muy influenciado por un nacionalismo (falso, como todos) envuelto en 7 velos, donde las subvenciones públicas van a caer abundantemente al mundo árabe, que no es raíz ni tronco de Andalucía, España. Pero para obtener subvenciones públicas, Blas Infante y otros inventaron el ideario andaluz como una tormenta de ideas para igualar en desarrollo a los otros nacionalismos históricos y éste es el gran error y lo que nos hundirá eternamente en la miseria tercermundista, cuyos cuentos de las mil y una noches discriminan a los verdaderos poetas andaluces, la tierra más fértil en poetas de toda la península.

FLG: Sin pensarlo mucho, tres comidas a las que no puede resistirse…

IB: Atún de almadraba, paella marinera y de postre, chocolate.

FLG: Y, por último, la marca de la casa. ¿Por qué escribe Isabel Berdugo?

IB: Era tan pequeña cuando me enseñó mi madre, antes de ir al colegio, que no sé si podré explicarlo: la literatura es mi esencia. Soy yo, creadora, pensante y escribiente. Tuve un abuelo que escribía poesía, Francisco Berdugo Palacios, pero no consiguió publicarla y buena parte la quemaron los falangistas en la guerra. Murió cuando yo tendría unos dos años y de él es el primer recuerdo que conservo, gateando en el mostrador de modera de la librería de anticuario que abrió cuando se jubiló. Me gusta pensar que de la luz de su antorcha, tomé yo el relevo.

A ESCAPE
…Y escapad de aquellos cuyo olvido procuran
estas sierras cortadas,
reptando las quebradas fósiles
de estos macizos de formación singular,
carácter que se erosionaba, perdido ya su origen,
desfigurado bajo la inclemencia de las edades
mudas que no dejaron escrituras petroglifas
que deban leerse con la veneración
que hubiese dibujado la prehistoria.

-Pertenece a «El país del silencio» (Vitruvio, 2017).

Sobre Fernando López Guisado

Fernando López Guisado (Madrid, 1977) combina la escritura, la divulgación cultural y la reseña literaria con la Imagen Radiológica. Ha publicado: Aromas de Soledad, El Altar de los Siglos, Porque nunca fue suyo, La Letra Perdida (2ª edición 2014, edición ecuatoriana 2015 en El Quirófano Ed.), Rocío para Drácula (premio de la Asociación de Editores de Poesía 2014) y Montaña rusa. Aparece en numerosas antologías y ha coordinado el volumen Anatomías Secretas en torno a la figura del licántropo. Colabora con diversos medios y revistas de difusión cultural. Conduce la bitácora digital Buenas Noches Nueva Orleans. Ha realizado labores de profesor de taller de creación, asesor literario y jurado en diversos certámenes. Durante las noches de invierno, brilla por la radiación acumulada.