«El joven de la vida errante» de Jiang Guangci. El despertar de una conciencia revolucionaria

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Título: El joven de la vida errante

Autor: Jiang Guangci

Editorial: Hermida Editores

Traducción: Blas Piñero

ISBN: 978-84-941767-1-5

Páginas: 160

PVP: 15€

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Sinopsis: Tras la muerte de su padre a manos de los terratenientes locales y el suicidio de su madre, el joven Wang se ve obligado a buscarse un camino en la vida, recorriendo las tierras centrales de China. Durante este vagabundeo sin un destino fijo y no exento de experiencias traumáticas, el joven asiste al despertar de su conciencia, que tendrá su reflejo en el despertar de la sociedad china después de siglos de letargo. Considerada la novela pionera de la literatura revolucionaria, El libro es una de las obras más influyentes de la literatura del último siglo en China. «El lector creerá equivocadamente que soy un ser despiadado y excesivo. A mí me gusta ver la belleza en el alma y en las cosas; incluso me gusta más que a otra gente. También me gusta pasearme por el país fantasioso de los estetas. Pero ahora, todo lo que veo y oigo hace que no me sienta bien cuando paseo por esos paraísos artificiales. ¿Cómo voy a ser capaz de cantar una bella melodía después de ver lo que he visto?»

 

 

 

Cielos, mi destino es la vida en soledad. Mis queridos padres, si supieseis por los trances que debo pasar os moriríais de vergüenza. La gente es cruel y salvaje. Ya no puedo decir nada. ¡Qué vergüenza! Desde que salí al mundo de afuera me he dado cuenta de que todos abusan de quien pueden. Parece una regla general en China. Somos como los animales que van a cuatro patas y encima hay gente que se cree civilizada. Ahora vuelvo a estar solo bajo la luz de la luna. Frente a mí solo hay mala hierba y gusanos a los que oigo moverse en el silencio estremecedor de la noche en la tierra de Anhui.

 

 

Es un hecho que la literatura oriental está en auge. Y sino que se lo pregunten a los japoneses, cuya maravillosa literatura la llevamos disfrutando desde hace ya varios años gracias al trabajo de muchas editoriales que se esfuerzan en traernos cada año nuevos títulos y autores desconocidos. Pero dejando de lado –por ahora– a los escritores nipones, la literatura china no se queda atrás. Varias son las editoriales que tienen sus ojos puestos en China y en su literatura, que no tiene nada que envidiar a la japonesa. Recientemente, Hermida Editores, una pequeña editorial que apuesta por literatura de calidad, ha incluido en su catálogo una pequeña pero preciosa joya literaria: El joven de la vida errante, de Jiang Guangci.

Traducido directamente del chino y con prólogo y notas de Blas Piñero Martínez, esta pequeña novela, escrita en forma epistolar y a modo de confesión, cuenta la miserable vida de Wang Zhong, un joven de unos quince o dieciséis años que se queda huérfano de la noche a la mañana por un trágico suceso y que por ello se ve obligado a recorrer las tierras de China como un vagabundo para encontrar de algún modo su camino y una forma de sobrevivir. Sin rumbo fijo, Wang Zhong es testigo una y otra vez de la crueldad y vileza del ser humano, sufriendo en sus propias carnes experiencias traumáticas que lo marcarán de por vida llevándolo a un trágico final.

Todo comienza como cualquier historia de campesinos pobres: un terrateniente peor que el diablo que abusa y recurre a la violencia y al miedo, y unos campesinos pobres como ratas que no pueden pagar los impuestos. A pesar de las súplicas, el padre de Wang Zhong muere a manos del cruel laotai ye Liu y sus hombres. Y su madre, ante la impotencia y la desesperación, se suicida. Este trágico episodio de su familia marcará para siempre a Wang Zhong haciéndolo despertar y crear en su conciencia la semilla de la revolución para cambiar la sociedad en la que vive y vengar la muerte de sus padres. Una injusta muerte provocada por la infame y oscura sociedad china –reencarnada en la novela por el laotai ye Liu y otros personajes viles con los que se irá topando Wang Zhong a lo largo de su vagabundeo por los caminos–, una sociedad podrida por dentro que se debe destruir para crear una nueva.

Wang Zhong escribe en una carta contando su vida, sus sufrimientos y sus miserias al escritor Wei Jia –un personaje inspirado en el humanista y científico Lu Zhongong (1877-1944) –, representante del movimiento reformador de la época. A lo largo de su relato, Wang Zhong va desarrollándose y tomando conciencia de su camino revolucionario haciendo hincapié en no aceptar el destino de los suyos, que es el de resignarse a vivir bajo el yugo de otros y aceptar el hecho de que la vida sólo es sufrimiento.

Jiang Guangci (1901-1931) fue un poeta y novelista maldito en su país, pero también fue uno de los autores más influyentes de la literatura china de principios del siglo XX, y su primera novela El joven de la vida errante –publicada en 1926– fundó lo que sería la literatura revolucionaria y proletaria de China. Desde el principio la novela tuvo muy buena acogida, llegando a tener más de quince ediciones. Pero lo que más atrajo a los lectores fue sobre todo esas experiencias personales encarnadas en el protagonista, experiencias en las que muchos jóvenes se sentían identificados y compartían. Sin embargo, a causa de la muerte prematura del autor por tuberculosis y el hecho de que su obra llevara connotaciones demasiado polémicas dentro de la doctrina comunista, algo que le causó varios problemas a Guangci, hizo que tanto su nombre como su obra pasaran a un segundo plano hasta caer en el olvido. Aun así, a pesar de que la influencia de Guangci no es reconocida oficialmente tampoco se ha llegado a negar.

Ahora, gracias a Hermida Editores que ha rescatado de las sombras esta maravillosa obra y a su autor maldito, podemos disfrutar de esta novela plenamente y sumergirnos en una China mísera para ser partícipes del malestar de su sociedad y de los abusos que padece, pero también de su lento despertar y su toma de conciencia.

 

El autor

Poeta maldito y novelista, y uno de los más prominentes autores de las letras chinas, Jiang Guangci (1901-1931) era hijo de un mercader de sal de la provincia de Anhui. Estudió en Moscú, uniéndose en 1921 al recién fundado Partido Comunista Chino. De vuelta a su país, se dedicó a promocionar en Shanghái la literatura proletaria y revolucionaria. En los primeros y convulsos años de la República China, la nueva literatura estaba destinada desempeñar un papel esencial en la transformación del país. Desde sus primer poemario Nuevos sueños (1925) y su novela corta El joven de la vida errante (1926), pasando por la polémica Las penas de Lisa (1929) o su influyente ensayo Sobre la literatura de la Revolución (1928), hasta su última obra, La tierra que ruge (1930), en la que por primera vez se describe un levantamiento campesino dirigido por los comunistas, Jiang Guangci sentó los pilares de la literatura revolucionaria del siglo XX en China. Expulsado del Partido Comunista en 1930, empobrecido y aislado por sus antiguos compañeros de ruta, y con una salud mental cada vez más deteriorada, murió tuberculoso a los treinta años.

 

 

Redacción: Mariona Rivas Vives

 

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