«El arquitecto de atmósferas» de Alberto Trinidad

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Título: El arquitecto de atmósferas

Autor: Alberto Trinidad

Editorial: Ediciones Oblicuas

Páginas: 406

ISBN: 9788493769772

Precio: 16€

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«Dejad que los sueños sean quienes os sueñen a vosotros»,

Z, protagonista de «El Arquitecto de Atmósferas»

 

Sinopsis: El Arquitecto de Atmósferas es el programa de radio que un singular y atormentado personaje va a utilizar para llevar a cabo una trascendental terapia. Tres de sus oyentes, cada uno de ellos sujeto a una curiosa y particular colección que domina emocionalmente sus vidas, se verán inevitablemente atraídos por el devenir de esta terapia. El Arquitecto de Atmósferas es una enigmática historia de sentimientos y actitudes extremas que mezclan la soledad infinita de un ser que ya no quiere ser humano con la opresión de la locura en un psiquiátrico, la indolencia agria de una relación de pareja que se agota y la histeria de una bióloga que siente una llamada orgánica imposible. Una fascinante narración que a medida que avanza crece en intensidad hasta verse abocada a un final impetuoso.

«El Arquitecto de Atmósferas» está narrado entre el 27 de Octubre y el 12 de Noviembre, a modo de diario. Se puede pensar que poco ha podido pasar en tan corto espacio de tiempo, que poco se puede escribir sobre unos cuantos días. Pero  Alberto Trinidad, su autor, es capaz de recrear una gran historia.

El protagonista es Z, una persona sombría y despojada de cualquier tipo de sentimientos, lleno de secretos y en ciertos momentos se nos antoja incluso algo terrorífico. Un personaje solitario y lúgubre, que transmite su falta se humanidad a quien quiera escucharle.

Y es que Z está al frente del programa radiofónico «El Arquitecto de Atmósferas», en donde aconseja a sus oyentes sobre cómo desprenderse de toda humanidad, esa enfermedad que le acosa desde hace tiempo, pero de la que está tratándose de diversas formas. El amor, los deseos, los mismos sentidos, son trabas para conseguir esa tan ansiada curación.

Luego Z vuelve a una casa solamente habitada por él y su gata gris llamada Griega, en donde se dedica a pintar una cajita misteriosa cada noche. Lleno de manías y rituales extraños que van saliendo a la luz a través de las páginas del libro.

Pero no es Z el único personaje de este libro. El señor Schulz, que vive en un psiquiátrico intentando llevar a cabo los consejos que Z le da cada noche para intentar huir de una vida que cree no es la suya. Ingrid y Marcos, una pareja en la que abunda la insatisfacción y monotonía de todo tipo, y a Ingrid no le queda más remedio que llevar dos diarios, uno con los orgasmos que ella misma se proporciona y otro con los anti-orgasmos que su novio le provoca. Y por último Ariadna, una bióloga psicológicamente muy inestable, con ataques de ira y nada empática, que piensa que no es de este mundo.

Personajes que viven al límite de la realidad, que se difuminan en las sombras que maneja magistralmente Alberto en las páginas de este libro. Vidas atemporales, oscuras y misteriosas, que crean en el lector una inevitable desazón. Son personalidades tambaleantes en una fina línea entre lo humano y lo antihumano, que de hecho buscan esto último incansablemente para evitar que penetre en ellos cualquier tipo de sentimiento.

Atrévete a adentrarte en el fantasmal y onírico mundo de «El Arquitecto de Atmósferas», y asómate al abismo de la locura…

 

«¿Merece la pena vivir sin desear nada? Esperaré a ver qué construye esta noche El Arquitecto…»

Ingrid, personaje de «El Arquitecto de Atmósferas»

 

Alberto Trinidad nació en noviembre de 1975. Desde muy joven decidió que dedicaría su vida a la escritura y a la transgresión de la realidad. De su primera dedicación se han derivado diversas narraciones y poemarios que permanecen inéditos, la novela Minorías de uno (E.O., 2006), una obra de teatro infantil, ¿Dónde está la ilusión? (E.O., 2009), esta novela y otras dos posteriores que E.O. publicará en breve. De su segunda dedicación se derivó un extraño brillo en los ojos que distorsiona su mirada como una cicatriz.

 

 Os dejamos la entrevista que su autor nos ha concedido amablemente:

 

Pandora Magazine: ¿Cómo te diste cuenta de que querías que tu vida girara entorno a las letras?

Alberto Trinidad: Creo que no me di cuenta hasta que ya me encontraba completamente “escindido” por ellas. Las letras (las palabras, la escritura) poco a poco constituyeron la manera de transformar y comprender mi entorno y mis experiencias y, por ende, mi identidad.

Un ejemplo: la experiencia maravillosa de un baño nocturno tras ser escrita (narrada) transforma completamente la experiencia del siguiente baño nocturno, de modo que esta segunda experiencia ya está marcada por la narración de la primera.

Este aparente alejamiento de la experiencia original te une, sin embargo, a la verdadera experiencia del sentido que tuvo ese suceso. Cuando vuelves a ese mar, a ese baño, lo haces ya inmerso en el sentido y liberado (por decirlo de algún modo) del residuo de realidad (apariencia) que tenía la experiencia original.

Esto no es sino otra manera de decir algo que enseguida tuve muy claro: la ficción es más verdadera que la realidad.

 

PM: ¿Son difíciles los comienzos en este mundo de la publicación?

AT: Los comienzos, los nudos, los desarrollos, los finales… Desde que existen centenares de miles de propuestas editoriales que materialmente no caben en las estanterías de las librerías, el mundo de la publicación se ha convertido en una jungla. Hoy en día, curiosamente, el comienzo, publicar un libro, es relativamente sencillo. Lo complicado es que ese libro lo publique una editorial seria que realice un trabajo pulcro y cuyos miembros estén vinculados al mundo de la literatura (y no sean meros empresarios en busca únicamente de sacar un rédito económico), que ese libro luego acabe siendo visible en las librerías y que tenga acceso al público mayoritario y este decida si es bueno o no. Eso es lo difícil. Lamentablemente, las estanterías de las cadenas de librerías importantes de este país están repletas de la misma basura comercial de siempre y las propuestas realmente interesantes están pudriéndose en sus almacenes, en las de las editoriales independientes o, en el peor de los casos, en el etéreo archivo duro de los ordenadores de escritores con talento

 

PM: Un mundo de tinieblas, misterio y cuasi-locura, ¿es una atmósfera en la que te sientes cómodo para escribir sobre ella?

AT: ¡Cómo no! Como escritor (y no solo como escritor) lo que verdaderamente me interesa es explorar los límites en cualquiera de sus manifestaciones. La realidad cotidiana no es más que un apacible escaparate que hemos consensuado los humanos para sentirnos relativamente protegidos. Las experiencias verdaderamente trascendentes se viven en los límites de la cordura, de la noche, del placer, del lenguaje, de la identidad. Trato de dotar a mis libros de esta atmósfera que tan bien defines para desgarrar la máscara de la realidad (la mayor y más espantosa de las mentiras) y adentrar al lector en las verdaderas experiencias que a uno lo acercan a sí mismo, al sentido (si esto fuera posible).

 

PM: ¿Cuál es el personaje del libro que más te ha costado plasmar?

AT: Por una cuestión puramente práctica el de Ariadna, la bióloga. Mis conocimientos en el campo de la biología digamos que no son muy amplios y tuve que documentarme mucho para construir su historia. Afortunadamente tengo un par de amigas biólogas que me prestaron una ayuda inestimable en esta labor. Pero lo que son los personajes en sí, sus filias, sus pasiones, sus problemas, sus estados, su desarrollo no me cuesta mucho plasmarlos porque son (eran) personajes que están (estuvieron) dentro de mí, que me llaman, se presentan y aparecen. Lo único que yo tengo que hacer es construirles una historia alrededor, es eso lo que puede llegar a resultar un poco más complicado; como digo, en el caso de Ariadna  lo fue más por el tiempo que tuve que dedicarle a la documentación.

 

PM: ¿Crees que en la actualidad puede haber alguien como Z que está despojando de humanidad a la gente?

AT: Dicho así parece como algo terrible je je. La labor de deshumanización de Z los personajes (con todos los matices del mundo) la viven como una suerte de liberación, como algo inevitable. Tampoco negaré que este proceso está fuertemente vinculado al de disolución del Sujeto proclamado por la mayor parte de tendencias de pensamiento del s.XX, que tampoco se vive como algo negativo, sino como una especie de evolución a la hora de relacionarse con la identidad.

Si alguien hoy en día está realizando una labor parecida a la de Z son los admirables funambulistas que deciden permanecer sobre la cuerda que separa el abismo de la vida cotidiana, ciertos artistas, ciertos dementes, ciertos niños…

 

PM: Qué es más complicado, ¿el mundo del escritor o el mundo del editor?

AT: Sin duda el mundo del editor. Eso si entendemos como “mundo del escritor” aquello que únicamente envuelve a la escritura. Para mí no hay nada más gratificante que encerrarme en las cuatro paredes de mi “mundo de escritor”, zambullirme en las desestructuradas mentalidades de mis personajes, en las peculiares atmósferas de mis libros y disolverme allá dentro. Eso es una maravilla. Si luego acabo publicando o no esos libros, para mí sigue siendo algo secundario, como lo era cuando tenía 15 años y escribí mi primer poema.

EL mundo del editor en su 50% (todo ese tiempo que no dedico al trato con los autores, a conversar sobre sus obras y presentarlas en público, o decidir con mis ilustradores y diseñadores la línea estética del sello, cosas todas ellas que también resultan apasionante) es una actividad pseudo-masoquista de darte de hostias continuamente con diferentes muros de estulticia pseudo-cultural en la que vivimos actualmente por parte de medios de comunicación, cadenas de librerías, etc. Afortunadamente existen medios como el vuestro y contadísimas librerías independientes que dan hueco a apuestas arriesgadas como la nuestra y no ceden ante la avalancha de mediocridad del sector.

 

PM: ¿Cómo se sobrevive como editor y como escritor en esta época de crisis?

AT: Comiendo poco y viviendo en un piso de 45 m2 je je je. No, en serio, como editor gracias a las presentaciones públicas de las obras, a las redes sociales y al boca-oreja, básicamente.

Y como escritor sobrevivo gracias a las propias palabras. Para escribir una novela solo necesito tiempo, el mar al lado, una terraza y, ahora que me he vuelto moderno y ya no escribo a mano, un ordenador. Sobrevivo gracias a que todavía hay personajes, tonos, atmósferas, enigmas que llaman a la puerta de mi mente y me obligan a que las plasme en un papel (perdón, en una pantalla). Si esperase ganar un solo euro con esta actividad me dedicaría a escribir absurdas historias de amor sonrojante sobre vampiros edulcorados, o cosas parecidas… pero entonces ya no disfrutaría y me moriría de vergüenza cuando mis amigos me preguntaran sobe lo que estoy escribiendo.

 

PM: ¿Tienes algún proyecto en mente o desarrollándose en este momento?

AT: Ahora mismo estoy volcado escribiendo mi octava novela. La vida en fragmentos de un niño un poco… “especial”. Una novela con una vis poética muy potente. Una curiosa mezcla entre Léolo (la obra de arte de Jean Claude Luzon) y El Club de la Lucha (la peli o el libro, la influencia viene de ambos).

Y como editor, tengo preparadas algunas sorpresas para esta nueva temporada, posibles colaboraciones que darán lugar a nuevos sellos o a impulsar sellos ya existentes de compañeros muy interesantes.

 

 Muchas gracias por todo Alberto, te deseamos lo mejor tanto como escritor como editor. 

 

 

 

Redacción: Beatriz Ibán Diezhandino

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