Soy un difunto. Hoy hace justo un año que soy un difunto. No os voy a relatar cómo fue mi muerte, no viene a cuento. Solo quiero que sepáis lo que de verdad os interesa conocer para cuando lleguéis adonde estoy yo. Al menos eso era lo que me inquietaba a mí y pienso que será vuestra mayor preocupación.
No hagáis caso de las patrañas que se inventan los que se llaman médiums, ni de las fantasías redentoras de vuestras religiones, es todo mentira lo que dicen, aquí no ocurre nada de lo que os quieren dar por cierto. Porque aquí no ocurre nada, nada, no existen los espíritus, aquí no hay nadie. En este año que llevo muerto no he conocido a nadie, ni a ningún Dios, ni a ningún Demonio, ni me ha recibido ningún San Pedro, ni he estado en el purgatorio, ni he vuelto a abrazar a mis seres queridos que habían muerto antes que yo. Nada de nada. Ni sé si estoy en la oscuridad o en la claridad infinita, no siento nada, no veo nada, ni os veo a vosotros ahí, ¿abajo? Ni puedo defenderos de los peligros que os acechan de continuo en vuestro mundo. Las flores que, seguro, dejáis sobre mi tumba, nunca las he olido. Las lágrimas que derramáis sobre ella nunca me han mojado. Sé que lo que os digo os causará desasosiego, pero creo que es mejor que lo sepáis, que no sigáis engañados, esperanzados en una nueva vida más allá.
Ya nada más me queda que despedirme de vosotros para siempre, no merece la pena agobiaros con mis cuitas, seguid vuestro camino, al fin y al cabo comprendo que no creáis nada de lo que acabo de escribiros, ni yo mismo lo hago. Ya os lo he dicho, no existen los espíritus.
Autor: Luis Miguel Morales Peinado
Estupendo relato, siempre lo he dicho, eso de pasar a una vida mejor, habría que preguntárselo a los muertos…
Pues no estaría de más que se lo contaras a una tal Anne Germain que sale en un programa que se llama «Más allá de la vida».
Al igual dejar de soltar tonterías por la boca esa señora.
Un abrazo.