«El alquimista del tiempo», de José Guadalajara

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El Alquimista del tiempo

El alquimista del tiempo

José Guadalajara

Stella Maris, Barcelona, 2015

 

 

 

Más allá del periodo que inaugura la caída del imperio romano y cierran la toma de Constantinopla por los turcos y el descubrimiento del nuevo mundo, el enmarañado sistema ideológico de la Edad Media mantiene una fuerte vigencia. En el devenir posterior, inspira rasgos estéticos del Barroco y del Romanticismo y es, todavía, un incansable venero argumental.

   De ese filón medieval se nutre el taller narrativo de José Guadalajara, profesor y ensayista, cuyo interés por la Historia se remonta a 1996, año en el que dedica su tesis doctoral a la investigación del mito del Anticristo. Con Signum arranca itinerario en el género de la novela histórica que, hasta el momento, agrupa Testamentum, La reina de las tres muertes y La maldición del rey sabio. Su trabajo se completa con La luz que oculta la niebla y Juego de tablas, esta última escrita en colaboración con Félix Jiménez.

   Una característica definitoria de Guadalajara es la cuidada tipología de personajes. En su obra más reciente, El alquimista del tiempo, se incluye un gráfico de identidades relevantes para que el lector pueda viajar con la seguridad del dato previo. También abre capítulo con la cronología; arranca en 1292 y en un contexto conocido; en un siglo XIII crepuscular, la península ibérica se fragmenta en dos grandes credos culturales: la civilización de Occidente y el Islam, confrontados en la primacía política y comercial del Mediterráneo. Reina en Castilla Sancho IV, hijo de Alfonso X, quien a su labor cultural añade conquistas que han ensanchado hasta Cádiz las tierras castellanas, reduciendo al-Andalus a la geografía penibética.

   En esos años, las ciudades italianas muestran un próspero desarrollo comercial que ocasiona la primacía social de los burgueses y su influencia en la vida urbana. Roma es el centro del universo cristiano y en ella, junto a los contraluces de un acontecer tumultuoso, irradia la belleza irrepetible de Nicoletta di Fiori, cuyos rasgos luminosos son modelo de artistas e inspiración de poetas. Su belleza ha traspasado el entorno geográfico para formar parte de la leyenda y habitar los sueños de jóvenes aventureros. Uno de ellos es Jorge de Rudelia. Tras una vida de aventuras se enrola en la flota de Castilla, una herramienta clave del poder real para mantener el control del Estrecho, evitar nuevas invasiones africanas y combatir contra los benimerines. Un enfrentamiento con ellos casi le cuesta la vida, pero logra recuperarse y conocer a quien le ofrece la oportunidad de entrar como aprendiz en el taller de un sabio empeñado en capturar los latidos del tiempo con precisión y armonía. Este alquimista empeñado en el sueño de ese instrumento mágico, hecho de ruedas y engranajes, cambia radicalmente su destino. Le permite viajar, acumular conocimientos y entrar en contacto con miembros de las clases sociales más poderosas, aunque para ello Jorge de Rudelia tenga que adoptar la identidad juglaresca de Martín el Tañedor, supuesto artista contratado por la familia di Fiori para su ocio.

   Maese Cerebruno es el maestro de Jorge. Astrólogo, herbolario y copista, empeñado en entender la alquimia del tiempo y en cavilar desde la razón cuando ciencia y magia parecen itinerarios divergentes y confrontados. Como escribe con acierto el autor: “todos buscan su grial”. Y más en Roma, donde se dan la mano el poder político y el religioso en una red de intereses enmarañada.

   El matrimonio del monarca requiere una bula de dispensa emitida por el Papado. Ello da pie al envío a Roma de un negociador plenipotenciario y acostumbrado a las conspiraciones, que se finge procurador del Reino de Castilla con poderes para negociar y para comprar voluntades. Sin esa bula, Sancho IV condena a su descendencia a la ilegitimidad, lo que despertaría el ansia conquistadora de reinos cercanos como Aragón o Francia, y estaría sin el apoyo papal, esencial en los avances de la Reconquista. Los tramites de falsificación son muy complejos y exigen la complicidad de un buen número de personajes secundarios, unidos por el mismo afán de riqueza y por sus maniobras conspiratorias, lapidarios, alquimistas, frailes y copistas.

   El escritor madrileño alterna situaciones narrativas. Así mantiene el máximo interés del lector con la apertura de sendas que esperan el desenlace general, esa plaza común donde confluyen los personajes principales. Además, los lectores habituales percibirán claras conexiones con otra salida del autor, La maldición del rey sabio, protagonizada por Alfonso X, primogénito del rey Sancho IV. El alquimista del tiempo nos entrega una ficción muy bien construida, que captura el interés y dibuja con acierto el clima que sobrevuela el cierre de una etapa emotiva y contradictoria, religiosa y violencia. José Guadalajara no sólo propicia rellenar un hueco documental sino hace del pasado un tiempo verosímil, una respuesta viva para interpretar la historia con imaginación y talento.

Sobre José Luis Morante