LUNARES

            Los lunares son unos tumores benignos producidos por la proliferación de las células de la piel llamadas melanocitos, llamados así porque forman melanina, que es un pigmento de color […]
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            Los lunares son unos tumores benignos producidos por la proliferación de las células de la piel llamadas melanocitos, llamados así porque forman melanina, que es un pigmento de color marrón que le proporciona su color más o menos oscuro y la protege de los rayos solares, por lo que al exponerse a ellos se pone morena. Aparecen en cualquier zona de la piel, aislados o agrupados, pueden ser planos o algo abultados y de tamaño inferior a 6 milímetros, con la superficie lisa o rugosa. Su color es castaño claro u oscuro, y a veces, tiene algún pelo.

             No se conoce el motivo por qué salen, pero la mayoría de personas tienen por lo menos diez, que suelen aparecer durante la infancia y la adolescencia, aunque a veces están ya al nacer o salen en la edad avanzada.

             A pesar de ser tumores benignos, existe la posibilidad, poco frecuente, de que evolucionen hacia el melanoma, que es el cáncer de la piel. Esta complicación se facilita por la excesiva exposición a los rayos solares y el riesgo de padecerla es mayor en las personas de piel y ojos claros, que se queman fácilmente al tomar el sol y que tienen más de 20 lunares.

             Antes de convertirse en un posible melanoma, los lunares sufren unos cambios que permiten sospecharlo.

             Para recordarlos fácilmente y detectarlos, se recomienda fijarse en la regla de las letras A, B, C y D:

 A.- DE ASIMETRÍA (observar si cada mitad del lunar es distinta de la otra)

B.- DE BORDES (si se vuelve irregular y poco definido)

C.- DE COLOR, (si en el mismo lunar hay varias coloraciones o bien ennegrece mucho)

D.- DE DIÁMETRO ( si es mayor de 6 milímetros)

             Además también son sospechosos si se ulceran, sangran, se endurecen, se inflaman, tienen alrededor un halo pálido, pican o duelen; ante cualquier síntoma lo mejor es acudir al médico.

             No debe exponerse excesivamente al sol y usar siempre un filtro protector, todas las personas deberían examinarse periódicamente la piel para observar si los lunares que tienen han sufrido alguno de los cambios sospechosos y también si han aparecido otros. Si se nota en cualquier zona del cuerpo una vez bien examinado algún lunar con cualquiera de las señales sospechosas, ha y que tranquilizarse, pues no indica que ya se padezca un cáncer, pero se debe consultar sin falta al dermatólogo, que decidirá si hay que hacer alguna prueba o sólo someternos a una observación periódica.

 

 

 

 

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