La sombra apareció de la nada entre los callejones. El abrigo le cubría los pies de manera que parecía que se deslizaba sobre el húmedo pavimento, pero sus pasos resonaban de manera audible rompiendo el silencio de la noche.
Paró un instante para mirar hacia arriba y unas gotas le salpicaron en las mejillas. Pronto amanecería. Bajó la mirada y fijó la vista en la casa que tenía enfrente: ladrillo rojo y ventanales de celosía blanca ese arquitecto no debería haber muerto pensó mientras una sonrisa se le dibujaba en el rostro y lo tenía que haber matado yo. Apretó con más fuerza el cuchillo carnicero que portaba en la mano derecha y se limpió en la pernera del pantalón los rastros de sangre que empezaban a secarse. Se dirigió con paso firme hacia la casa hoy ha sido una buena noche.
A llegar al umbral de la puerta, acercó la mano sobre el pomo y lo giró suavemente hasta que hizo sonar un leve chasquido. Sabía que la dueña estaba sola y que nunca echaba la llave a la cerradura me lo está poniendo muy fácil. Cruzó la puerta y esperó pacientemente a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, solo unos minutos, lo suficiente para poder acercarse a las escaleras que le llevarían a los dormitorios de la primera planta sin hacer ruido.
Se disponía a subirlas cuando…se encendieron las luces del salón
– ¿Sabes qué hora es Norman? ¿A qué hora quedamos en que volverías?
-Eeeeh…Es que no llevo nunca reloj mamá, y…bueno…yo…
– ¡Siempre poniendo excusas, siempre poniendo excusas! ¡Igualito que su padre! ¿Es que no me escuchas cuando te hablo hijo?
-Yaaaa mamáaaa. Pero tenías mucho trabajo esta noche, había mucha gente disponible para matar…y a veces no se dejan…
-No sé a quién habrá salido este hijo mío… ¿No te enseñó tu padre a matar como dios manda? ¡A él nunca se le escapaba ninguno!
-Si mamáaa…pero eso era porque se los comía. Papá era zombi –mientras dice esto sube un tramo más de la escalera
-¡Para para! ¿Has visto como me estas poniendo la moqueta de sangre? ¡Quítate enseguida esos zapatos! ¡Aaaaargh! ¿Pero has visto como llevas la camisa? ¿Sabes tú lo que cuesta quitar las manchas de sangre seca? ¿Lo Sabes, eh, eh, eeeeeeh? ¡Me vas a matar de un disgusto!
-Joder mamá, que manera de rallar con las camisas…
-Claaaaro, ¡como tú no las tienes que lavar! Y yo venga hacer coladas para dejarte las camisas limpitas y planchaditas para que mates decentemente y que puedan decir tus victimas “me está matando este tipo sí, ¡pero coño, hay que ver lo bien arreglado que va!” ¡Tu padre sí que era elegante! Se estaba descomponiendo y olía a podrido, vale, pero hasta para eso tenía estilo ¡si hasta tengo que frotar las manchas antes de meterlas en la lavadora!
-Pero mamá, si yo…
– ¡Y encima traes la ropa empapada! ¿Se puede saber en dónde te has metido?
-Pu-pues…vengo de rematar a una chica que se estaba duchando en los apartamentos de la carretera a Villaverde y no te imaginas mamá lo que se retorcía la puñetera…no hacía más que chillar y poner las manos así tapándose la cara…¡si hasta arrancó la cortina! Y en la caída me arrastró y me ha puesto perdido…
-¡Ay, ay ay! ¡Que desastre de hijo, pero que desastre!
-Pero que pesada que estas últimamente mamá –termina de subir el último tramo de la escalera- y me voy a la cama, que mañana es Halloween y he quedado con los asesinos en serie del barrio para liarda parda esa noche
-Ya sabes que no me gustan esos amigos tuyos que te has echado Norman…parecen buena gente y no quisiera que te volvieras como ellos ¡incluso uno va a misa los domingos! Si es que me llevas por el camino de la amargura, sólo piensas en ti con lo que se ha sacrificado tu padre que en gloria esté ¿Cómo se le ocurre mordisquearle la cabeza a Fernando Alonso cuando llevaba el casco, y estaba dentro de su Ferrari a más de trescientos kilómetros por hora? si es que en eso habéis salido igual que el abuelo, que era otro imprudente…recuerdo aquella ocasión que…
-Si mamáaa….siiiii…. (Cuando pueda me independizo)
¡Como si pudiera!
Redacción: Miguel Soria López (Especial Halloween)
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