Los hermanos Long

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Nos es muy fácil hablar de las cosas malas que suceden en el mundo porque, por desgracia, son demasiadas y ocurren a diario en mil ámbitos de la vida. Sin embargo, siempre se dice que no hay perder la esperanza en la humanidad. Todavía quedan casos de gente buena de verdad. Y todavía, existen personas en el mundo que a corta edad pueden darnos a los adultos una lección de amor fraternal, como es el caso de los hermanos Long.

Conner, siempre había soñado, como cualquier niño, con jugar con su hermano pequeño Cayden; practicar deportes juntos y demás cosas que se hacen entre hermanos. Sin embargo, cuando tenía 4 años, no entendía por qué su hermano no podía moverse hasta que sus padres le explicaron que cuando Cayden contaba con 4 meses de edad le fue diagnosticada una parálisis cerebral que le impediría moverse y hablar.

Según la madre: “Tras el dolor inicial de ver que tu hijo no podrá ser como los demás, llegas a la conclusión de que él no ha de vivir recluido en casa. Cayden puede hacer muchas cosas, solo es cuestión de voluntad.”

Así que, un buen día de la primavera de 2011, a raíz de leer un artículo sobre el Triatlón The Kids Nashville, Conner decidió participar con la condición de poder hacerlo junto a su hermano Cayden. Sus padres no supieron decirle que no, así que pidieron ayuda para poder realizar el sueño de su hijo mayor, consiguiendo un entrenador y el material necesario para que Cayden pudiese participar con él.

 

Team Long Brothers

En Junio de ese año, Conner de 9 años y Cayden de 7, compitieron en su primer triatlón. En las prueba de natación, Conner nadó arrastrando a su hermano, que iba dentro de una balsa atada a él. En la prueba de ciclismo, utilizó un transportín para llevar a Cayden enganchado a su bici. Su entrenador les seguía en moto, pero pudieron completarla sin problemas. Finalizaron la competición con la prueba de atletismo, en la cual Cayden iba en un carrito atado a su hermano Conner.

Llegaron los últimos a meta, con un tiempo de 43 minutos 10 segundos, pero poco les importó esto. Para Conner lo importante fue que pudo competir junto a su hermano, realizar su sueño de hacer deporte con él.

“Nunca correría solo, no sería justo para Cayden. Sin él no seríamos un equipo. Me siento bien sacándole de su mundo y que sienta que me ayuda a ganar una carrera.” Apunta Conner.

Los hermanos Long se han convertido en habituales de eventos deportivos para niños y son todo un ejemplo a seguir de amor fraternal, esfuerzo e ilusión.

Porque todos deberíamos escuchar al niño que llevamos dentro, dejarnos de ambiciones y egoísmos para abrazar nuestro lado más sencillo y humilde, ese que nos permite amar y compartir.

Simplemente, disfrutar y hacer feliz a otra persona que no puede valerse por sí misma.

Porque según Conner: “Algún día llegaremos a meta los primeros”. Y si eso no llega a suceder, tampoco pasará nada, porque habrá hecho feliz a su hermano Cayden, y él tendrá la satisfacción de haber cumplido sus sueños junto a su hermano y de haber construido cantidad de vivencias y recuerdos de una infancia feliz y unida. Esa, la verdadera meta de su vida, la habrán cumplido con creces.

Conner y Cayden tienen planes de seguir compitiendo y, cuando tengan la edad requerida, participar en grandes pruebas de triatlón, pero siempre según Conner con una condición:

“No sin mi hermano.”

 

Si queréis saber más cosas acerca  de estos dos hermanos, os dejamos el enlace a su página web 

¡Felices fiestas!

 

Redacción: Lydia Alfaro

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