GP de Alemania: el calor mató a la estrella de Mercedes.

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La Fórmula 1 llega a Nürburing, conocido antaño como El infierno verde. Este domingo hubo calor de infierno pero poco de verde. Llevábamos como mes y medio rajando del test secreto de Mercedes con Pirelli, que se suponía que les había permitido no sólo firmar poles sino ganar dos de tres carreras, cuando llegó el calor y tiró por tierra todo eso. Entre el viernes y el domingo, la temperatura del asfalto subió veinte grados y eso convirtió al W04 en un coche muy similar al que vimos en Barcelona en mayo. Por si fuera poco, el muro de Mercedes ya se autoinmoló el sábado dejando a Rosberg fuera de la Q3. Los seguidores españoles de Alonso, que suelen decir que el problema de Ferrari es que no tiene a Ross Brawn, parecen olvidar que Brawn sí está en Mercedes. Y Norbert Haugh. Y Niki Lauda. Y dos pilotos fantásticos. Y Mercedes sigue sin ir.

Ferrari había escogido una estrategia rara: tirar la pole – es decir, no la pole como primer puesto, sino el clasificar lo más arriba posible- y apostar por el duro en el primer stint con la esperanza de estirarlo y recuperar en pista con el buen ritmo que tenían el viernes. Recordemos lo de los veinte grados más de diferencia. Massa le ganó la partida a Alonso, que salía por el lado sucio y con duros. O lo que es lo mismo, en la salida, más que remontar muchos puestos, se trataba de no perder con los de detrás. Hablando de salida: o el sistema de salida de Mercedes es un desastre o no calientan los neumáticos en la vuelta de formación ni patrás. Tanto Vettel como Webber le comieron la tostada a Hamilton, Webber se la comió tanto que se fue de frenada y dejó a Vettel por delante. Massa pasaba bien a Ricciardo y los Lotus se mantenían. Fernando mantenía a distancia a los McLaren. Las primeras vueltas, que debían ser de tanteo, se animaban con el bloqueo del tren trasero de Massa, que, tras un trompo, quedaba fuera de carrera. En twiter empezaron a correr nombres de substitutos. En la vuelta 5 ya paraba DiResta, y Vettel en la séptima. Webber paraba en la novena, le fijaban mal la rueda trasera derecha que, al reincorporarse, salía despedida hasta impactar con un fotógrafo del pitlane –hombro dislocado y dos costillas rotas. Al acabar de arreglar el estropicio, Webber se reincorporaba en el puesto 21. En la décima paraba Raikonnen. En ese punto de la carrera, la diferencia la marcaba Rosberg: Vettel salía por delante de él y volaba, Hamilton y Kimi por detrás y se quedaban. Alonso paró en la decimotercera, mucho más pronto de lo esperado y un sorprendente Grosjean con blandas aún paraba después que él.

Rosberg entraba y Kimi superaba a Hamilton fácil, pero al ver llegar a Fernando, lo dio todo: de la vuelta 19 a la 23, cuando entró en boxes, le hizo perder seis segundos respecto a Kimi; todo un desastre pero en esas se le quema el motor al Marussia de Bianchi, que lo deja aparcado en neutral como manda el reglamento… en pendiente, con lo que el coche atraviesa la pista de culo rampa abajo y hace salir al safety car, en la 25. Los cuatro primeros, Vettel, Grosjean, Kimi y Alonso, entran a cambiar ruedas y empieza una carrera del todo diferente: incómoda para Vettel y muy abierta para Lotus, con dos pilotos con opción de victoria, mientras que Fernando seguía currándoselo como acostumbra: de hecho, es el minero de la fórmula uno, el tío que se curra la carrera como un animal. Vettel respondió muy bien al embite de Lotus y la partida fría de estrategia que se avecinaba. Se sabía que Fernando pondría blandas en el último stint, pero ¿Qué harían Grosjean y Raikonnen? Porque Mercedes ni estaba ni se le esperaba.

Lotus hizo entrar a Grosjean en la 40 y le puso duros. Vettel lo vio y copió: logró salir por delante, salvando mathcball. Desde el muro le dijeron que procurase cubrir posición… con Raikonnen! O sea, corro con este pegado al culo y tengo que fijarme en lo que está haciendo el otro tipo… De locos, pero esta vez Vettel se ganó el pan, más allá de que tenga un pepino. Alonso, de tapadillo, estiraba los duros para no tener que hacer muchas vueltas con los blandos. La victoria parecía imposible, el podio no y, la verdad, visto lo visto, ya era un milagro eso a esas alturas de la carrera. Vettel no se despegaba de Grosjean y no podía rodar como más le gusta. Su compi, el de la rueda, iba subiendo posiciones… de la 21 a la séptima, lo que no está mal y lo que habla de qué tipo de coche conduce, aprecio personal a Webber aparte.

En la cincuenta, Kimi y Fernando entraron a cambiar y empezó un sprint infernal de diez vueltas, en el que Alonso marcó la vuelta rápida y durante unas cinco vueltas, tanto él como Kimi eran los más rápidos de lejos. A Grosjean le dijeron sutilmente por radio en dos ocasiones que no frenara a Kimi y a la segunda lo dejó pasar al llegar a la chicane. Después, no se dejó pasar por Fernando y, de hecho, Grosjean fue el elemento desconocido en esta carrera, con un rendimiento muy superior al habitual y ganándose la cena, después de algunas últimas actuaciones discutibles. Alonso cuarto y al parecer con un problema en la bomba de aceite… y con la sensación de que, como el Ferrari no mejore pero ya, el mundial se volverá a escapar, pese a que Vettel aún está a tiro y que en el parón veraniego, muchas escuderías se plantearán si seguir evolucionando el coche de 2013 o pasar al de 2014. En Hungría parece que va a hacer calor, chicos de Mercedes.

 

Redacción: Jerónimo Fernández Duarte

 

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