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Director: Mark Waters
Guión: Richelle Mead, Daniel Waters
Reparto: Zoey Deutch, Lucy Fry, Danila Kozlovsky, Gabriel Byrne, Dominic Sherwood, Olga Kurylenko, Sarah Hyland, Cameron Monaghan, Joely Richardson
Duración: 104 minutos
Año: 2014
País: EE.UU, Reino Unido, Rumania
Música: Rolfe Kent
Fotografía: Tony Pierce-Roberts
Género: Acción, Comedia, Fantasía, Terror, Misterio
Productora: Angry Films, Kintop Pictures, Preger Entertainment, Reliance Entertainment
Distribuidora: eOne Films Spain
Dirigida por Mark Waters, es la adaptación del primero de los seis libros bestseller de la saga juvenil escrita por Richelle Mead. Así que, por un lado tenemos a un director con una filmografía poco atractiva, y por otro, un bestseller juvenil que arrastrará a sus seguidores a las salas incondicionalmente y a los que poco les importa quién esté detrás de la cámara. Pero independientemente de si se conocen los trabajos anteriores de Waters o si no se ha leído el libro en el que se basa, que la película se defina a través de una mezcla de cinco géneros distintos, es algo que, de entrada, chirría y mucho.
Rose (Zoey Deutch) y Lissa (Lucy Fry) son dos vampiresas adolescentes que pertenecen a dinastías diferentes. Rose es una guardiana Dhampir que debe proteger a Lissa, una princesa Moroi, de la amenaza de los violentos Strigoi. Ambas tienen que regresar a la Academia St. Vladimir y retomar las disciplinas que allí se imponen, tras un año viviendo escondidas.
No consigue nada de todo lo que quiere ser, ni siquiera consigue entretener, aunque tampoco cuenta con los mejores elementos para hacerlo: un casting defectuoso, un director que pasaba por allí y un guión indigerible. Quizá habría sido más acertado tachar todos esos géneros que pretende abarcar, dar un paso más y convertirse en una spoof movie, que es de lo que está más cerca. Puede que simplemente sea demasiado fiel a la novela, o que se tome demasiado en serio a sí misma, pero de cualquier forma el resultado es fallido.
En el plano artístico, ni actores ni director dan la talla. Las dos protagonistas,carecen de química (y recursos) para llevar el peso de la película, y el resto del reparto se limita a decir sus líneas. Esto no quiere decir que sean todos malos actores, pero sí que el director no hizo bien su trabajo con ellos. Aunque no sea fácil enfrentarse a unos personajes planos con unas líneas insufribles, se puede hacer mejor.
Técnicamente, la película está cerca de una TV Movie de sobremesa. La fotografía no está cuidada y los efectos especiales, las peleas más concretamente, son de risa. Contaba con un presupuesto de 30 millones de dólares, que se considera bajo, pero lo vuelvo a decir, se puede hacer mejor.
El guión parece un ejercicio de principiante y es explicativo en cantidades industriales. La voz en off sólo está puesta para explicar y describir, y los personajes están constantemente explicando lo que hacen y diciendo cómo son. Todo lo sabemos porque nos lo dicen, no porque lo veamos en pantalla. Y lo que pasa en pantalla es más bien poco, los minutos avanzan y la historia no se mueve. El segundo acto no existe, y el final se resuelve con una facilidad pasmosa y no hay signos de evolución por ninguna parte.
“Vampire Academy” son 104 minutos de nada, 104 minutos en los que quieres levantarte de la butaca y salir del cine. Una película no puede trabajar a expensas de su secuela, no puede ser una tomadura de pelo y esperar que te quedes con ganas de más.
Crítica: Verónica Ortego
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