«Un invierno en la playa», escritores que viven.

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 Título: Un invierno en la playa 

Dirección y guión: Josh Boone 

Producción: Judy Cairo 

Reparto: Greg Kinnear, Jennifer Connelly, Lily Collins,

Logan Lerman, Nat Wolff, Liana Liberato, Kristen Bell 

Género: Drama, comedia romántica 

Paí­s: EEUU

Duración:  96′

Año: 2012

 

 

 

¡No hagáis caso del tráiler corto! ¡La peli no te hace reír cada diez segundos! De hecho, es mejor que los anuncios.

«Un invierno en la playa» pertenece a esa nueva hornada de cine independiente americano que es cómico sin ser comedia y es dramático sin desear etiquetarse como drama. Los personajes son introducidos por citas de sus diarios. El padre de familia (Greg Kinnear) siempre ha obligado a sus dos hijos, la promiscua y el fumeta, a mantener su hábitos de escritura de este modo. Ah, y también lleva dos años espiando a su ex-mujer (Jennifer Connelly). Lo extraño es que no les ves como una familia de neuróticos (que lo son), sino que esta presentación pausada, por turnos, de cada uno de ellos, te envuelve en un extraño encantamiento. Todos están conectados. Preocuparte o identificarte con uno de ellos implica interesarte por los demás. Aunque hubiera un solo personaje que te diera igual, los turnos de intervención son breves y nunca da tiempo a aburrirse. Lo más parecido a eso sería cuando, por prestar mucha atención, le ves las costuras a algún giro dramático. La mayoría de los críticos de cine tenemos alma de escritor; algunos hasta han hecho sus pinitos (yo, bonsáis). Estamos familiarizados con los mecanismos y «trucos» para que un guión sea redondo. Y el guión de esta película es redondo. Mucho. Tanto, que estoy seguro de que habrá quien tache «Un invierno en la playa» de predecible. Porque es un drama de manual, lo tiene todo. Y cuando echas en falta un elemento, te salta en la escena siguiente. Un ejemplo. No voy a destripar nada porque es lo que más se ve venir. Aparece la madre de un secundario muy enferma en cama, con un gotero. ¿Qué sucede con ella un par de secuencias después? Exacto. En el momento necesario.

 

 

No obstante, el reparto es excepcional. No ves actores, ves seres humanos. Aunque sus palabras sostengan una pelota narrativa invisible pero densa, y se la vayan pasando unos a otros cuando mejor conviene, eso no quita que sea un auténtico placer contemplar sus actuaciones. Más aún cuando esas risas prometidas en el tráiler se limitan a unos determinados momentos, pero de tan fino humor que valen como todas aquellas carcajadas.

El título original es «Writers«, pero en Estados Unidos se rebautizó a última hora como «Stuck in love«. Me suena raro decirlo, pero el señor que traduce los títulos de las películas (ver Macanudo Liniers) ha hecho un estupendo trabajo esta vez. No sólo desechó el ambiguo e incorrecto «El novelista» con el que se iba a estrenar hasta hace poco, sino que se arriesgó y puso un título que describe mejor aún el tono de la película. De haber copiado ese «Stuck in love«, ni siquiera hubiera querido verla. Este filme trata distintas formas de amor, pero ninguna de ellas es tan empalagosa. Más bien, sería la «Supersalidos» de los adultos sensibles. Por otra parte, si se hubiera titulado «Escritores», me imaginaría hora y media de personas escribiendo sobre una mesa. Vería más interesante mi propia vida, anotando en mi libreta los bosquejos de esta crítica, mientras me sostengo de cuclillas en un vagón de metro abarrotado. Además, la historia de un escritor cuyas novelas le han dado una casa de dos pisos delante de la playa, ¡en España suena a ciencia-ficción!

 

 

«Un invierno en la playa» nos refleja buscando experiencias, y no fantasías escritas para nuestros diarios. Como describe el hijo la novela «It» de su idolatrado Stephen King: «Da miedo, pero no es sólo de miedo. Es sobre todos los temas, y puede que al final llores un poquito.»

 

 

DeAPlaneta ofrece un par de muestras de escenas:

Y la música original que da el ambiente:

Redacción: Víctor Pintado

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