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“Star Trek: la película” (1979)
Tras la luz verde por parte del estudio, a un film de gran presupuesto, se contrató a Allan Scott y Chris Bryant quienes acababan de tener dos éxitos consecutivos “Amenaza en la sombra” y “La escalera de caracol”. Redactaron un guión en que Kirk y compañía viajan a la prehistoria y toman el lugar de los Titanes, dando a los humanos el fuego. Todo el mundo quedó horrorizado. Este sólo sería el primero de los muchos problemas de producción que tuvo la película. Durante los primeros estados de la producción se trabajaba tanto en la serie como en la película, hasta que se encontró que el episodio piloto de la nueva serie “In thy image” podría ser esa historia que buscaban. La historia gira en torno a un satélite de exploración que fue enviado en el siglo XX desde la tierra, pero que desaparición en un agujero negro llegando a un planeta de máquinas vivas (este es el origen de los Borg, que tanto juego daría posteriormente en la saga) que vuelve a la tierra, habiendo tomando consciencia, buscando a su creador para darle toda la información requerida. Esta historia tiene un concepto similar al del episodio “The Changeling” en la temporada 2 y también a “2001: Una odisea en el Espacio”. Fue este hecho el que sedujo al director Robert Wise. Cuando se planteó hacer una gran película se barajaron grandes nombres del nuevo Hollywood: Francis Ford Coppola, George Lucas, Steven Spielberg, William Friedkin… Entre la lista de nombres que se propusieron tan sólo había un director de formación clásica, Robert Wise. R. Wise había empezado como editor en películas como “Ciudadano Kane” (1941) y tenía en su vitrina 2 Oscars por “Sonrisas y lágrimas” (1965) y “West side Story/ Pasión sin barreras” (1961) y otras 2 nominaciones más a mejor director. A su vez era director de dos grandes films de ciencia-ficción, “Ultimátum a la tierra” (1951) y “La amenaza de Andrómeda” (1971). Esto hacía de él, a priori, el director perfecto. En cuanto a los actores todos tenían contrato previo con Paramount para hacer la serie. Todos menos Leonard Nimoy. Estaba claro que sin su personaje icónico la película podría estrellarse en la taquilla, así que la contratación de Spock fue condición innegociable. Nimoy aceptó finalmente. Se suponía que sería para una única película, así que podría dar un final digno a su personaje y también por la admiración que sentía por Robert Wise. Se mantuvo el formato de “Phase II”, con Kirk, Deker, Illía y un Vulcaniano, pero esta vez un entregado Spock. Jerry Goldsmith fue el contratado para hacer la partitura del film. Curiosamente, fue quien dirigió la banda sonora que Alex North compuso para Stanley Kubrick de “2001: Una Odisea en el Espacio”, y que luego descartó sin avisarle… con lo que se presentó al estreno y, para vergüenza suya, vio cómo habían cambiado la totalidad de su obra por música clásica. De esta manera pudo resarcirse de aquel fracaso ya que, por mucho que todos alabaran su trabajo, casi nadie lo oyó. El director se comprometió a no sobrepasar los 130 minutos… sin tener un guión terminado.
Wise revisaba cada día el guión, William Shatner y Leonard Nimoy quedaban todas las tardes con el escritor para revisar lo que se rodaba al día siguiente, Gene Roddenberry revisaba estas revisiones y Robert Wise cada mañana entraba en cólera. Durante el rodaje los efectos especiales se retrasaron cada vez más, puesto que la cantidad de efectos era vertiginosa. Se contrató, entre otros, al director de efectos visuales de “2001”, que era conocido por su perfeccionismo… y por rodar lento. Esto hizo que durante el rodaje se contrataran cada vez más empresas de efectos especiales y que cada vez aumentara más el presupuesto. Finalmente en Diciembre de 1979 se estrena la película con un espacio tan corto de tiempo para los efectos visuales que no pudieron hacer montaje de estos plantando los planos de efectos tal y como llegaban. De hecho el último efecto llegó 8 días antes del estreno, lo que hizo que no pudiera haber ningún pase previo del film, ni pudiera hacerse un montaje definitivo. En el estreno el propio director llevaba la película bajo el brazo aún “caliente”. Afortunadamente la película fue un gran éxito. A pesar de sumar el presupuesto de la malograda serie y convertirse en una de las películas más caras de la historia del cine los números fueron bien. A los críticos le gustó, pero a los fans… no tanto. Tenemos un guión cercano a “2001: Una Odisea en el Espacio”, un director que veía posibilidades de hacer su propia “2001”, el director de efectos visuales de “2001” y el compositor/director de orquesta descartado de “2001”… es evidente que el resultado final tendría concomitancias con la obra de Kubrick. Robert Wise era un todoterreno que sabía lo que gustaba al público. Sabía encontrar el término medio entre el romance y la aventura, la ciencia-ficción y la filosofía, el clasicismo y la modernidad… (tráiler de la Star trek: la película de 1979) “Star Trek: la película” es una gran epopeya épica. Quizá demasiado para el mundo Trek. Nos narra la evolución del ser, no sólo el ser mecánico que quiere encontrar a Dios, algo muy humano por otra parte, sino también de un ser que cree que la perfección la encontrará huyendo de los sentimientos totalmente, de un capitán retirado que cree que volviendo a su antiguo puesto va a encontrar la felicidad de antaño o el del sacrificio por amor de la juventud. Son tantos los temas que toca que entre tanto efecto especial y personajes puede parecer abrumador. Estos temas enlazan con grandes clásicos de la ciencia-ficción, no sólo con “2001”, sino también con “Metrópolis” (1927) o “Blade Runner” (1982). Se equiparan a las nuevas formas de vida con el ser humano, buscando el sentido de la vida, para qué hemos sido creados, cuál es nuestro futuro, etc. Estamos muy cerca de un gran clásico. Pero eso no es lo que los trekkies buscaban. Robert Wise sabe poner la cámara en todo momento y nos regala bellísimas muestras de saber hacer, más allá de los efectos visuales. He de reconocer que el momento en que Kirk llega al Enterprise en lanzadera y vamos viendo lentamente la nave bajo los compases de Goldsmith me emocionó y aún me emociona. De hecho la sitúo entre los mejores momentos de la saga. Hay que indicar que la música original de Alexander Courage es mítica, pero la que compuso Goldsmith para este film es única. Será desde entonces el tema principal de la saga. Problemas de la película. Primeramente la morosidad del film. Un espectador de hoy día no resistiría ver sus larguísimos pasajes y su apuesta por la intelectualidad, menor que la de Kubrick, pero intelectualidad, en ocasiones, avasalladora. Por otro lado la falta de un villano que pueda hacer que los héroes demuestren su valía hace que el único espectáculo visible sea el de sus maravillosos y costosos efectos visuales. En el 79 dejaban boquiabiertos a todo el mundo. Hoy gracias a la evolución informática y la sobreexposición de los efectos por ordenador, ya nadie se sorprende por sus imágenes. Wise era desconocedor absoluto de la serie cuando se hizo cargo de la película y se nota. Aunque desarrolla con corrección a los personajes principales los secundarios quedan casi totalmente como figuración. La calidez serie B de la serie original está desdeñada en pos de un espectáculo cercano a Kubrick. Los fans por este motivo, quedaron un tanto decepcionados, ya que querían ver a su capitán siendo intrépido, no estar desnortado ante el tema central y filosófico del film.
“Star Trek” la película, como película es un 8. Para fans, un 6.
Reparto: William Shatner (Capitán James Tiberius Kirk), Leonard Nimoy (Spock), DeForest Kelley (Dr. Leonard “Bones” McCoy), Nichelle Nicols (Uhura), James Doohan (Montgomery Scott “Scotty”), George Takei (Ikkaru Sulu), Walter Koening (Pavel Chekov), Majel Barret (Dr. Christine Chapelle), Grace Lee Whitney (Janice Rand), Persis Khambata (Illia), Stephen Collins (Cap. Will Decker)
Director: Robert Wise
Guionista: Gene Roddenberry, Alan Dean Foster y Harold Livingston
Productor: Gene Roddenberry
Música: Jerry Goldsmith
Presupuesto (+ gastos de la serie “Phase II” no realizada):35 millones de dólares/ 112 millones ajustados a inflación en 2013
Taquilla: 82 millones de dólares en EEUU y 139 en todo el mundo/ 263 y 447 ajustados a 2013
“Star Trek II: la ira de Khan” (1982) Tras el triunfo económico de capítulo anterior era evidente que la maquinaria de Hollywood se iba a poner en marcha rápidamente. El problema surge de la actitud negativa de los fans. Están agradecidos por ver en pantalla grande a sus héroes, pero no terminan de identificarse con ellos. Paramount decide continuar la saga, pero temerosos del posible rechazo deciden reconducir la saga. Lo primero fue recortar el presupuesto de los 35 millones de la película anterior a 12. El recorte fue tal que se reusaron una gran cantidad de efectos del film anterior. Por otro lado quisieron contentar a los fans volviendo la vista a la saga. Retomaron al villano Khan, al que ya se había visto en un muy recordado episodio de la primero temporada. Gene Roddenberry, cada vez más descontento con el rumbo que estaba tomando la saga, no paraba de poner problemas al guión. Quería que la tripulación volviera a los 60 para evitar el atentado de Kennedy. Paramount confió entonces a Harve Bennet las riendas de la saga, porque estaba claro que había problemas para sacar adelante la película, relegando a Roddenberry a productor ejecutivo. Ya sólo faltaba un fleco. El reparto estaba encantado de volver… menos Shatner y Nimoy. El primero porque sentía que se le restaba protagonismo en la primera y quería más acción para Kirk. El segundo en un principio sólo iba a aparecer en la primera película, seguía reticente aun a pesar del buen resultado de la primera. Bennet contrató al escritor Nicholas Meyer, quien acababa de estrenar su estimable ópera prima “Los pasajeros del tiempo”. Contactaron con Nimoy, ofreciéndole una parte muy breve en esta parte, pero con un final espectacular: representar la muerte de Spock. El intérprete se interesó de inmediato y viendo apartado de Roddenberry, aceptó. Con un ajustadísimo tiempo de rodaje comenzó la producción, pero la cosa se complicó, porque se corrió el rumor de la muerte de Spock. Posteriormente se supo que fue el propio Roddenberry quien filtró el final viéndose fuera de la saga de su creación. Esto obligó a reescribir el guión por completo. Afortunadamente Meyer es un escritor muy productivo y el guión estuvo a tiempo. El golpe de efecto se tuvo que cambiar por completo. Se rodó una falsa muerte de Spock y la tripulación en el escenario invencible “Kovayashi maru”. De esta manera se confundía a los que habían oído la noticia de la muerte de Spock, haciéndoles creer que era parte del entrenamiento. La trama gira en torno a Khan, quien quiere vengarse del capitán Kirk por abandonarle en un planeta que poco después de su marcha, quedó estéril. Al llegar una nave de exploración, Khan y los supervivientes secuestran la nave y pretenden hacerse con el proyecto Génesis, que puede dar vida a ese planeta muerto, como se pretende, pero si se concentra, puede tener la potencia destructiva. Kirk deberá ingeniárselas para derrotar al letal Khan. Meyer dio rienda suelta a su gusto por las aventuras navales y abordó la cuestión como si una película clásica de piratas se tratase, presentando a Khan como un trasunto del capitán Ahab, de Moby Dick. En esta película descubrimos que Kirk tiene un hijo que en un principio le rechaza, pero luego descubrimos que es igual de osado que su padre. Esta historia, aunque interesante, está narrada con trazos muy gruesos y realmente no terminas a llegar a creer la historia. Estos datos son importantes, pero lo realmente destacable de esta entrega es el sacrificio final de Spock, quien para salvar a su tripulación se expone a una radiación letal. Aunque por las filtraciones sobre la muerte del personaje, durante el rodaje las oficinas de la productora se llenaron de cartas con amenazas de muerte, el éxito del film fue arrollador. Meyer hace un producto de serie B sin complejos. Entretenimiento de principio a fin, con un buen villano -un superlativo Ricardo Montalbán- y unos protagonistas capaces de de todo por derrotar al villano. Los clásicos secundarios están más definidos en esta película aunque quien realmente muestra una desarrollo es Spock, de quien presentan a una protegida, Saavik, que es la única incorporación a la famlia Trek de este tríptico que presentan la segunda, tercera y cuarta película, que se recuerda con interés. Centrándome en la película en sí, la tensión está presente en todo momento, lo cual demuestra que sus responsables han hecho bien su trabajo, pero visualmente es muy plana, ya que Meyer es un ilustrador, bueno, pero ilustrador. Sus imágenes nunca van más allá del guión, por otro lado, estimable. Los fans se volvieron locos. La respuesta fue increíblemente positiva y de hecho esta sigue siendo la película más valorada por los fans de la saga. Decía Meyer que las escenas adicionales que se rodaron para asegurarse un posible regreso de Spock se rodaron y pusieron en la película sin su consentimiento. Yo no termino de creerlo porque está todo muy bien estudiado y encajado. Un detalle curioso es que en España los traductores decidieron rebautizar a los villanos en este capítulo, pasando a llamarse Kinglons en lugar de Klingons.
Como película para mí no pasa del 6’5, pero para los fans es un 10.
Reparto: William Shatner (Capitán James Tiberius Kirk), Leonard Nimoy (Spock), DeForest Kelley (Dr. Leonard “Bones” McCoy), Nichelle Nicols (Uhura), James Doohan (Montgomery Scott “Scotty”), George Takei (Ikkaru Sulu), Walter Koening (Pavel Chekov), Kirstie Alley (Saavik), Ricardo Montalbán (Khan)
Director: Nicholas Meyer
Guionista: Gene Roddenberry (personajes originales), Nicholas Meyer, Harve Bennet y Jack B. Sowards
Productor: Harve Bennet
Música: James Horner
Presupuesto: 12 millones de dólares/ 31 millones ajustados a inflación en 2013
Taquilla: 79 millones de dólares en EEUU y 96 en todo el mundo/ 204 y 248 ajustados a 2013
Redacción: Juan Pablo Pérez Padial
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